viernes, 28 de septiembre de 2012

PEDIR DE MANERA ADECUADA


Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. (Romanos 8:26).

Siempre me ha llamado la atención este texto. Anteriormente yo creía que debía redactar bien mis oraciones a Dios, pero el problema era que no prestaba atención al contexto.
«Pedir» es un verbo que significa «suplicar» o «implorar». La acción de pedir implica que alguien espera recibir. Pedir es un acto sencillo que realizamos a diario. Podemos decirles a nuestros hijos o esposo, a una amiga o a un empleado que hagan algo por nosotras en un momento determinado. Esa acción en sí misma requerirá que quien atiende a la petición ejecute un acto para que alguien sea beneficiado.
En Romanos 8: 24-27 leemos: «Porque en esperanza fuimos salvos; pero la esperanza que se ve, no es esperanza; ya que lo que alguno ve, ¿para qué esperarlo? Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos. De igual manera, el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Pero el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos».
Pedir parecería ser algo sencillo, pero únicamente Dios sabe lo que en realidad necesitamos. Desde el momento en que nuestra vida se inicia, hasta el día en que Dios nos llame al descanso o nos permita ver a Jesús, todo un proceso se lleva a cabo. El mismo es realizado por el Espíritu, quien de muchas maneras nos ayuda en nuestras debilidades y aún más, intercede por nosotras con gemidos indecibles. ¿Qué más podríamos desear si Dios, a lo largo de nuestras vidas, está pendiente de nosotras? Él conoce todo lo que necesitamos. No desconfiemos. Dejemos que haga su obra en nosotras.
Señor, ayúdame y enséñame a confiar en ti, entendiendo que hacer tu voluntad ha de ser mi delicia.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Bileidys Angélica Chirinos 

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