jueves, 13 de septiembre de 2012

SI PUEDES


Porque yo soy el Señor tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: «No temas, yo te ayudaré» Isaías 41: 13, NVI

Los psicólogos han dividido a los seres humanos en muchas categorías, pero me gusta en particular la forma como lo hace el escritor William Barclay. En opinión de Barclay, la gente se puede dividir en dos grandes grupos:
1. Los que ante los desafíos dicen: «Es imposible».
2. Los que ante los mismos desafíos responden: «Vamos a intentarlo».
Como ejemplo, este autor menciona la orden que el Señor dio a los discípulos de predicar el evangelio «hasta en las partes más lejanas de la tierra» (Hech. 1:8).
¿Puedes imaginar lo que significaba para un puñado de discípulos, sin estudios, el desafío de cubrir toda la tierra con el mensaje de salvación? En realidad eran apenas unos centenares de creyentes (ver Hech. 1:15; 1 Cor. 15 6). Unos centenares, ¿para evangelizar a cuántos? ¡A todo el mundo conocido!
Ante semejante desafío, ¿cómo culpar a los que dijeron: «Esta tarea es imposible»? Pero los discípulos obedecieron la orden de su Señor de ir «a las gentes de todas las naciones» (Mat. 28:19). ¿Cuál fue el resultado? Que a través de los siglos, millones de personas han aceptado a Cristo como Salvador, incluyéndote a ti y a mí.
¿A qué clase perteneces tú? ¿A los que ante los desafíos dicen: «Es imposible» ? ¿O a los que responden: «Vamos a intentarlo» ?
Piensa por un momento en los desafíos que ahora mismo estás enfrentando. ¿Tienes problemas con tus mejores amigos o amigas? ¿Piensas que nunca te vas a casar porque nadie se fija en ti? ¿Estás luchando con un vicio que quiere esclavizarte? ¿Hay en tu vida algún pecado acariciado, que con el transcurso de los días se ha estado fortaleciendo? En tus estudios, ¿hay alguna materia que temes pueda arruinar tus aspiraciones de graduarte?
La lista puede ser interminable, pero cualquiera sea el desafío que ahora mismo estés enfrentando, no digas: «No puedo vencer». Tú y yo no somos de los que dicen: «Es imposible». Al contrario, pertenecemos al grupo de los que dicen: «A todo puedo hacerle frente, gracias a Cristo que me fortalece» (Fil. 4: 13).
Señor, decido ahora mismo entregarte mí vida. Sostenme con tu mano poderosa al enfrentar los desafíos de este día.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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