miércoles, 17 de octubre de 2012

ALABEMOS A NUESTRO DIOS


Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:33).

Mi familia y yo disfrutamos la bendición de vivir en un lugar muy tranquilo. En cierta época del año, temprano en la mañana y al atardecer, se reúne en las copas de los árboles un gran número de aves que con sus cantos alegran el lugar y también nuestros corazones. Cuando los observo me vienen a la mente las palabras del Señor Jesús: «Mirad las aves del cielo que no siembran ni siegan, ni juntan en graneros; y vuestro padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?» (Mat. 6:26).
Me siento agradecida al confirmar una y otra vez que nuestro amante Dios nunca nos deja solas ni nos abandona. En su Palabra podemos encontrar la guía exacta para vencer, incluso en las mayores pruebas que la vida nos presente: depender de Dios. La íntima relación que demostró Jesús con su Padre fue vital en su gran misión para salvarnos a ti y a mí.
«Pero, ¿cómo lograrlo?», nos preguntamos. Las Sagradas Escrituras nos muestran el ejemplo práctico que nos dejó nuestro Señor Jesucristo: «En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios» (Luc. 6:12). Ahí tenemos la clave del éxito, ese hermoso ejemplo debe formar parte de nuestro diario vivir.
«Todos estos instrumentos de Dios en la naturaleza reciben la intimación de ofrendar su tributo de alabanza al Altísimo. Y, ¿quién entre las criaturas de Dios guardará silencio cuando cada estrella en su órbita, cada brisa que acaricia la tierra, y cada nube que oscurece el firmamento, cada lluvia pasajera y cada rayo de sol tributan alabanzas al Dios que reina en los cielos?» (Cada día con Dios, p. 158).
Te invito a que alabes hoy al Señor antes de iniciar tus actividades, al igual que los pajarillos de nuestro relato. Inicia tu día cantando y experimentarás el gozo de alabar al único que lo merece. Asimismo dobla tus rodillas y consagra tu vida al Señor, porque al estar en sus manos se cumplirá su propósito en nosotras.
¡Que nuestra prioridad cada día sea hacer la voluntad de Dios! ¡Feliz día!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Alicia Cordero de Hernández

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