viernes, 19 de octubre de 2012

CONTRA VIENTO Y MAREA


Y Noé hizo todo tal como Dios se lo había ordenado. Génesis 6:22

Hace tiempo leí en la Revista adventista, edición española, un artículo titulado «Las trece cosas que aprendí del Arca de Noé» (noviembre de 2003, p. 11). A continuación menciono, ligeramente adaptadas, las cinco que me llamaron la atención.

  1. Tienes que prepararte para el futuro. No estaba lloviendo cuando Noé comenzó a construir el Arca.
  2. No te desanimes si a tu edad no has llevado a cabo ningún proyecto grande. Noé tenía seiscientos años cuando terminó de construir el Arca.
  3. Cada vez que te propongas hacer algo para Dios, seguramente aparecerán los criticones y los burladores. No les hagas caso. Simplemente continúa con la obra que Dios te ha encomendado.
  4. Si sientes que tu progreso en la vida es lento, recuerda que las tortugas también entraron al arca, al igual que los caballos. No es la rapidez lo que más importa, sino completar lo que uno comienza.
  5. Cuando lleguen las tormentas, es mejor estar dentro del arca con la compañía de Dios, que dentro del Titanic sin la protección de Dios.

A propósito, he dejado para el final lo que más me gusta de este relato. ¿Has notado que de Noé, al igual que de Enoc, se dice que caminó con Dios (ver Gen. 6:9)? Ese «caminar con Dios» se debió a que Noé «hizo todo tal como Dios se lo había ordenado» (Gen. 6:22). Esto es muy fácil de decir pero, ¿te imaginas lo que significó para Noé obedecer la orden de construir un gigantesco barco cuando no había llovido sobre la tierra, sin haber visto uno, y para que navegara en un océano que tampoco había visto? ¡Y todo esto durante ciento veinte años!
Y precisamente por obedecer a Dios «contra viento y marea», Noé se ganó un puesto en el Salón de la Fama de los fieles. Nada pudieron contra él los criticones. Tampoco los burladores. Ni la larga espera (¡un contrato de 120 años!).
Al igual que Noé, tú también puedes ingresar al Salón de la Fama de los fieles. Lo lograrás obedeciendo a Dios en todo, comenzando con las cosas pequeñas de cada día. Al ser fiel en lo poco, llegarás a ser fiel en lo mucho, porque Dios bendecirá tus esfuerzos.

Dicho esto, entonces, ¡manos a la obra! ¡Construye por la gloria de Dios!
Ayúdeme, Señor, a obedecerte en todo, comenzando hoy mismo.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

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