viernes, 12 de octubre de 2012

NO DUDANDO NADA


Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra. (Santiago 1:6).

He aquí un secreto para alcanzar lo que pedimos: no dudar. La duda nos impide prepararnos para recibir lo que estamos pidiendo y además interrumpe la conexión que debemos tener con el cielo. El Señor Jesús amonestó a los discípulos a no dudar y a aceptar que las promesas se pueden hacer realidad a través de una fe viva. Por esta razón los estimulaba a no dudar: «¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?» (Mat. 14:31). Esas palabras se escapaban de un alma que sentía el dolor de ver el fracaso de sus seguidores.
Jesús se acerca hoy de la misma manera a nuestras vidas y nos hace varias preguntas: ¿Por qué dudamos? ¿Acaso no hemos presenciado innumerables milagros, y disfrutado a la vez de sus consecuencias gloriosas? ¿Por qué perdemos la fe cuando se presenta el momento de la prueba?
«Respondiendo Jesús, les dijo: "De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, no solo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte le decís: ¡Quítate y arrójate al mar!', os será hecho"» (Mat. 21: 21). Cuando Jesús pronunció estas palabras, sus discípulos, asombrados al ver cómo se había secado la higuera, no captaban la dimensión real de lo que la fe puede efectuar y de lo que la duda puede impedir. Aunque Jesús hablaba en forma figurada al decir que podríamos mover una montaña y echarla en el mar, nos estaba diciendo que mediante una fe poderosa, podremos manejar cualquier situación difícil.
¡Creamos en las promesas del Señor! No dudemos, sino actuemos más bien de la misma forma que Abraham, quien «creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes» (Rom. 4:18). Participemos de todas las promesas ofrecidas por el Padre y, al igual que Abraham, seamos fortalecidas en el Señor.
«Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios» (Rom. 4: 20).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Lidia de Pastor

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