viernes, 14 de junio de 2013

LOS PRINCIPIOS EN LOS NEGOCIOS

Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Marcos 8:36, 37.

El lugar de los seguidores de Cristo consiste en reconocer su dependencia de Dios en todo y en aplicar los principios de su fe en todas las relaciones de la vida, incluyendo las transacciones comerciales. De otra manera no pueden representar correctamente la religión de Cristo. Y debieran ser tan honestos con Dios como con otros. ¿Puede alguien ser deshonesto con Dios? Lea la respuesta del profeta: "¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado" (Mal. 3:8).
Los diezmos y las ofrendas pertenecen a Dios. Los medios en nuestra posesión debieran ser considerados un legado sagrado, para ser utilizados para la gloria del Dador. La negación propia es la condición de la salvación. La caridad que no busca lo suyo es el fruto del amor desinteresado que caracterizó la vida de nuestro Redentor. Quienes por amor a Cristo se niegan a sí mismos, encontrarán la felicidad que los egoístas buscan en vano, pero los que hacen de sus propios placeres e intereses egoístas el objeto supremo de la vida, perderán la felicidad que creen que disfrutan.
El apóstol Pablo tiene algo que aportar al tema de dar sistemáticamente: "En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado" (1 Cor. 16:1,2).
La regla de Dios para la dadivosidad, según la expresa la Palabra de Dios, no excluye a nadie, y no ejerce una presión pesada sobre nadie. Afecta ligeramente a los pobres, y los ricos en realidad no la sienten...
Al igual que en las balanzas del santuario se estiman las ofrendas según el espíritu de amor y sacrificio que las motivan, las promesas se cumplirán tan ciertamente para el hombre o mujer pobre que tiene poco que ofrecer pero lo ofrece liberalmente, como para los ricos que dan mayormente de su abundancia...
El reino de Cristo debe superar todo otro interés... [Dios] alimenta al gorrión y viste al lirio; ¿se ocupará menos de las necesidades de sus hijos?— Bible Echo (Australia), 9 de diciembre de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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