lunes, 22 de febrero de 2016

EL JUICIO DE ADOLF HITLER

“La justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él, porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Romanos 3:22-24

¿Qué significa “todos […] son justificados”? Sería como si Adolf Hitler hubiera sobrevivido y hubiese sido llevado a juicio, en el que, en la mañana en que se iba a dictar la sentencia final, el juez se dirigiese así al tribunal: “Señoras y señores del jurado, los últimos días vengo reflexionando largo y tendido en el veredicto de ustedes sobre el acusado. Sé que han hallado a Adolf Hitler culpable de atroces crímenes contra la humanidad. Y estoy de acuerdo: verdaderamente, es culpable. Pero ahora, en la fase de dictar la sentencia, he adoptado una decisión judicial. Voy a absolver al Sr. Hitler de su delito. Voy a anular la sentencia de muerte contra él”.
Nada más pronunciar esas palabras, el tribunal se electriza con furiosa algarabía. El juez da porrazos con su mazo para imponer el silencio en la sala. “Sé lo que están pensando y lo que dicen. También yo estoy comprometido con el respeto a la ley y el mantenimiento de la justicia. Y, por ello, he decidido que al perdonar a Adolf Hitler y declararlo “no culpable”, yo mismo pagaré la pena. Yo renuncio a mi vida en su lugar”. Y, tras una larga pausa: “Se levanta la sesión”.
¿Te puedes imaginar el furor, los titulares, la protesta global si eso hubiese ocurrido? El titular habría exclamado: “Juez absuelve a Hitler y ofrece su propia vida para la ejecución”.
Y, no obstante, por extraño que suene para nuestra jurisprudencia contemporánea, “justificar” en el contexto del Nuevo Testamento significa hacer precisamente eso. “Todos […] son justificados [indultados, absueltos, declarados ya no culpables] gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús”. Por la muerte de Cristo, se ha retirado la acusación que pesaba contra todos; efectivamente, contra toda la raza humana.
Es el contundente pronunciamiento del evangelio eterno. Todos los pecadores están acusados merecidamente, pero todos también han sido absueltos inmerecidamente. Todos han sido acusados, y todos han sido absueltos “por su gracia”. En el Calvario el Juez llevó la sentencia de muerte por toda la raza humana. Puede justificarnos a todos, porque pagó el castigo de todos. ¡Maravillosa gracia, verdaderamente!

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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