sábado, 25 de enero de 2020

UNA BODA PROHIBIDA

“Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia” (Oseas 2:19).

Nazneen era una jovencita de solo catorce años cuando fue prometida a Aasir, quien tenía dieciocho años. Aunque los dos jóvenes no pasaban mucho tiempo juntos, ambos albergaban sueños maravillosos de matrimonio dichoso, rodeados de hijos en un ambiente feliz y con un futuro venturoso. A pesar de su juventud, Nazneen era capaz de amar de corazón a su prometido. Aasir era bondadoso y apuesto con un trabajo decente y con toda probabilidad de ser un excelente marido. Y todo podría haber sido así a no ser por lo que ocurrió una noche. A las dos de la madrugada entraron ladrones en la casa de Nazneen. Amordazaron a sus padres, se apropiaron de todo objeto de valor y encontraron a Nazneen y a sus dos hermanas pequeñas asustadas en el dormitorio. Los malhechores tomaron a la chica mayor con intenciones de violarla. Como Nazneen sabía la trágica consecuencia de tal acto, agarró un cuchillo y a gritos les dijo que, como siguieran en su intento, ella se quitaría la vida. Los ladrones se amedrantaron y huyeron con el botín sin deshonrar a la muchacha. Cuando Aasir y su familia supieron del suceso, dijeron que la joven estaba ya “usada” y no era digna de casarse con Aasir. La boda nunca se celebró.
Aasir y su familia no repudiaron a la joven por haber sido violada, sino por haber sido objeto de un intento fallido de violación. La virginidad es una condición de altísima estima en muchas sociedades y culturas del presente y del pasado. Lo era también en el pueblo de Israel. Si se descubría que una recién casada no era virgen y había evidencia de su culpabilidad, debía ser apedreada (Deut. 22:13-21).
El libro de Oseas muestra abiertamente, para que lo entienda bien cualquier defensor de la virginidad y de la fidelidad, que el Dios del universo está dispuesto a casarse con un pueblo adúltero, una vez se haya arrepentido. Está dispuesto a perdonar transgresiones que algunos pueblos castigan con la muerte para recuperar el honor de la familia.
La actitud de Dios presentada en el libro de Oseas desmonta cualquier forma violenta de restaurar el honor y perdona a la mujer errada: su pueblo escogido. Por supuesto que Dios aplica el justo castigo (Ose. 2:13), pero luego la seduce, la lleva al desierto, habla a su corazón (vers. 14) y se casa con ella (vers. 19). ¡Qué hermosa lección de amor y perdón para que la apliquemos a nuestras costumbres y tradiciones!

DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020

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