martes, 10 de noviembre de 2009

LA CÁRCEL DEL MIEDO

El Señor está conmigo; no tengo miedo. ¿Qué me puede hacer el hombre? Salmo 118:6.

En la Columbia Británica, las autoridades decidieron sustituir la vieja prisión de Fort Alcan. Había estado en servicio durante centenares de años, pero se necesitaban unas instalaciones nuevas.
Cuando la nueva prisión estuvo terminada, los reclusos fueron trasladados al nuevo edificio y se los puso a trabajar en el derribo de la vieja estructura. Entonces encontraron algo que los dejó atónitos.
Los muros de la vieja prisión no estaban hechos con acero, como todos pensaban. Estaban hechos de papel y arcilla pintados para que tuvieran el aspecto del acero. Las puertas de las celdas eran de acero, así como los barrotes de cinco centímetros de las ventanas. Pero las paredes eran solo arcilla y papel. Si los prisioneros hubiesen golpeado la pared con una silla, podrían haber roto la pared. Pero el aspecto de los muros los convenció de que la fuga era imposible.
Algunas personas están prisioneras de sus miedos. Temen probar cosas nuevas porque podrían ponerse en evidencia.
Hay niños que son tímidos, tan vergonzosos, que se sientan en un rincón mientras los demás se divierten. Si pudiesen derribar el muro de su sentido del ridículo, podrían tener amigos y disfrutar muchas más de la vida.
Hay jóvenes a los que les encantaría volver a la universidad y prepararse para una nueva carrera. Pero tienen miedo de suspender y que la gente los ridiculice por ello.
Hay gente de todas las edades que querría hablar a los demás de Jesús. Pero temen el rechazo. Alguien podría hacer broma de ellos o enfurecerse. Por eso se quedan sentados y dejan pasar las oportunidades de dar testimonio.
¿Hay algo que te impida afrontar un desafío que merece la pena? No permitas que los muros de la inseguridad te tengan atrapado. Apártalos de tu camino y aprovecha la libertad.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

NO TE RINDAS

Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 1 Corintios 15:57

Durante la Segunda Guerra Mundial, las palabras de Winston Churchill inspiraron al pueblo británico a creer en la victoria. Observemos lo que dijo aquel gran político, militar e historiador.
«Ustedes preguntarán cual es nuestra política. Es hacer guerra por mar, tierra y aire, con todo nuestro poder y toda la fuerza que Dios pueda darnos […]. Ustedes preguntaran cual es nuestro blanco. Puedo responderles con una sola palabra: ¡Victoria! […] A toda costa, ¡victoria! A pesar de todo el terror, ¡victoria! Sin embargo, por largo y duro que pueda ser el camino, sin victoria no hay superviviente.
Debemos ir hasta el final, debemos pelear en Francia, debemos pelear en los mares y en los océanos, debemos pelear con confianza sea el costo, debemos pelear en las playas, debemos pelear en los lugares de aterrizaje, debemos pelear en el campo y en las playas, debemos pelear en las alturas, pero nunca, nunca, nunca, debemos rendirnos».
Hay momentos en la vida del cristiano en los que la batalla es tan difícil que parecería que rendirse es la única salida que nos queda. En tales momentos de zozobra, nos sentimos tentados a decir: «No puedo más. No puedo seguir en la iglesia», «No puedo más con este matrimonio», «No puedo más con esta tentación», «No puedo más con esta situación económica». Y casi estamos dispuestos a arrojar la toalla, con un patético «Me rindo».
Sin embargo, los hijos de Dios nunca deben rendirse. Después de todo, están en el lado ganador. Están con Jesús, quien nunca ha perdido una sola batalla. El apóstol Pablo afirma por experiencia propia que en Cristo no hay derrotas, solo victorias. El aposto de los gentiles fue perseguido, azotado, apedreado, encarcelado y amenazado de muerte, padeció hambre, sed, frio y desnudez, pero nunca se rindió. Sabía muy bien que en el diccionario cristiano no existen las palabras “derrota” ni “rendirse”, porque Cristo es la victoria del creyente.
Recuerda que no importa cuán malas pueden parecer las cosas hoy. La Palabra de Dios te dice: «Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará, ni te desamparará; no temas ni te intimides» (Deuteronomio 31:8). No te rindas.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

lunes, 9 de noviembre de 2009

UN TOQUE GENTIL

Porque donde hay envidias y rivalidades, también hay confusión y toda clase de acciones malvadas (Santiago 3:16).

No cabe duda que conforme pasa el tiempo, las cosas cambian. Sobre todo la tecnología está muy avanzada. Ahora queremos las cosas más rápido, no las terminamos de procesar mentalmente y ya hay algo nuevo para aprender, o para utilizar o para agregar a lo que tenemos. Esto hace que nos volvamos más exigentes. Aunado a eso queremos todo bien hecho, anhelamos lo correcto, lo justo, lo que debe ser y al estar preocupadas en exigir no nos damos cuenta de que junto con el paso del tiempo y el avance de la tecnología, también en nosotras se producen cambios.
¿Debemos cambiar? ¿Por qué debemos cambiar? ¿Hay cosas que no deben cambiar? ¿Son buenos los cambios? ¿Debemos exigir? ¿Te gusta exigir a los demás pero a ti no? Tenemos creencias religiosas que nos motivan a aprender, desear cambiar e implementar algunas modificaciones en nuestras vidas. Pero no nos damos cuenta que eso nos vuelve más exigentes, aunque no necesariamente con nosotras mismas, sino con los demás.
Siempre encontramos algo en quienes nos rodean; aunque pudiera ser verdad, en relación a lo que se le señala, no es necesario que se comente. Lo que realmente necesitan esas personas, como nosotras mismas, es un toque gentil. Una palmada, un saludo, un abrazo, una sonrisa, unas palabras de aceptación. Una aceptación que irradie gentileza, paciencia. Un toque de gentileza que no quiera cambiar a la persona, solo que en un lenguaje especial le diga: «Te acepto tal como eres y te tendré paciencia, ve tu y haz lo mismo con otras». Gracias Dios Padre, por haber enviado a Jesús, para darnos tu toque de gentileza en un lenguaje conocido para nosotras.

Lourdes Lozano Gazga
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

EL TESORO ESCONDIDO

No me hagas rico ni pobre. Proverbios 30:8.

En 1880, un médico alemán que trabajaba en Perú recibió el recado de que lo necesitaban en una familia que vivía en la montañas. La esposa de uno de los indios peruanos estaba muy enferma y se temía por su vida.
El Dr. Kart Weiner fue llevado a la aldea de la mujer y allí usó todo su conocimiento medico para salvar su vida. Tan pronto como se estabilizó, el médico emprendió viaje de regreso al valle. El agradecido esposo le sirvió de guía a través de los pasos más difíciles.
Cuando llegaron a un estrecho saliente, el indio se aportó del camino. El Dr. Weiner lo siguió. Entraron en una abertura de la pared rocosa y cuando estuvieron de pie, el doctor miró a su alrededor lleno de asombro.
-¿Dónde estamos? –preguntó-. ¿En una mina de plata?
-Sí –respondió el indio-. En pago por haber salvado a mi esposa, llévese tanta plata como pueda.
El doctor tomó un pedazo de mena de plata y, presa de la curiosidad, preguntó:
-¿E la aldea saben de la existencia de esta mina?
-No –respondió el indio-. La riqueza solo trae problemas. Quiero que mi gente sea feliz. Usted no podrá encontrar otra vez esta mina, por eso sé que con usted mi secreto está seguro.
Hasta el momento, la mina nunca ha sido encontrada. Pero el pedazo de mena del doctor está expuesto en el Museo Natural de Viene, en Austria.
El indio era un hombre sabio. Es agradable tener dinero suficiente para pagar las facturas, pero la riqueza no trae la felicidad. La felicidad es una actitud, no una cuenta de ahorros.
No busques la manera de hacerte rico. Busca las oportunidades de disfrutar lo que ya tienes.

Tomado de la Matutina el Viaje Increíble.

LOS TRES ELEMENTOS DE LA ORACIÓN

Perseverad en la oración velando en ella con acción de gracias. Colosenses 4:2

La vida de oración de Jesús fue extraordinaria. Daniel oraba tres veces al día. El apóstol Pablo, según lo expresa él mismo, lo hacía sin cesar. A la luz de estos gigantes, ¿cómo evalúas el estado actual de tu vida de oración? ¿Oras regularmente? ¿Sientes que tus oraciones son escuchadas, atendidas y respondidas por Dios? Si tu respuesta te apena, no te desanimes si te sientes poco satisfecho con el tiempo que dedicas a buscar compañerismo e intimidad con tu Padre celestial.
Muchos cristianos están luchando por mejorar su vida de oración. Algunos se frustran por los pobres resultados obtenidos. La Biblia ofrece algunos consejos que enriquecerán tu vida de oración si los tienes en cuenta.
 Consagrarte a una vida de oración. «Perseverando en la oración, velando en ella con acción de gracias» (Col. 4:2). Según el consejo divino, debes orar sin cesar y con el interés de ver resultados. Aparata tiempo para escuchar al Padre celestial, así como para hablar con él, expresándole con toda confianza los deseos de tu corazón, e incluso aquellos cosas por las cuales no te siente bien, por mucho que tales cosas parezcan una queja. Si el descanso de la noche no fue bueno, dile: «Señor, me siento malhumorado, pues no tuve una buena noche».
 Vigilia la frecuencia y la calidad de tu oración. ¿Oras en todo tiempo? ¿Tienes comunión con tu Padre mientras realizas tus tareas diarias? ¿Verificas diariamente tu programa de oración? ¿Incluyes en tus oraciones a los que predican el evangelio? ¿Oras por los que todavía no conocen a Jesús?
Satanás desea distraerte de la oración, desea desviar tu mente y mantener tu corazón sumido en problemas. Si advertimos estas cosas, podemos contrarrestarlas concentrando nuestra atención en nuestro deber, que consiste en comunicarnos con Dios.
 Ora con espíritu de gratitud. El apóstol Pablo aconseja: «La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándonos y exhortándonos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y canticos espirituales».
Hoy tienes muchas cosas por las cuales dar las gracias al Señor. Dáselas por escucharte, por su fidelidad y por las respuestas que dará a tus oraciones.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

domingo, 8 de noviembre de 2009

¿QUÉ ES SABIDURÍA?

El que es sabio atesora el conocimiento, pero la boca del necio es un peligro inminente (Proverbios 10:14).
Le doy gracias a Dios porque me dio la oportunidad de trabajar para él en el ministerio de la educación. Como maestra he tenido muchas experiencias, unas buenas, otras no tan buenas. Esta mañana quiero compartir una de ellas con el objetivo de que si eres madre de un estudiante, le pidas a Dios sabiduría para guiarlo. En cierta ocasión vina a platicar conmigo un padre de familia, su solicitud era que le ayudara a su hijo aumentándole un punto en su calificación mensual: el muchacho había reprobado el mes. El padre pedía un punto para que en la boleta apareciera la nota mínima aprobatoria.
Prometí ayudar al muchacho siempre y cuando él cooperara, pero le aseguré que no le regalaría calificaciones; el padre insistió en varias ocasiones y el director de la escuela tuvo que intervenir en la situación. La incomodidad de los padres de mi alumno era muy manifiesta, pero yo dejé las cosas en las manos de Dios, pues solamente él sabe que mi decisión de no subir ese punto no era de mala voluntad, sino que la vida me ha enseñado que los alumnos deben ser capaces de superarse con honestidad.
Mucha gente confunde la bondad con la deshonestidad. A veces, en el afán de ser «bondadosas» con los demás, por ejemplo los alumnos, podemos dejarles enseñanzas equivocadas que la vida les vas a cobrar tarde o temprano. Es ahí donde debemos aprender a tomar la decisión correcta en cuanto al futuro de aquellos que están en nuestras manos, ya sean hijos o alumnos.
Ruego a Dios que cada uno de tus hijos pueda tener presente que Dios es la fuente de sabiduría, y que a ti te fortalezca para comprender la manera en que puedas ayudarlos positivamente. Nuestro Dios no nos da puntos, sino que su gracia nos cubre; eso sí, nos pide que seamos obedientes a su Ley y sobre todo que le amemos. ¡Dios te bendiga en este día! Pues nuestra esperanza es estar con él por la eternidad.

Nora Ortega de Caamal
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su Amor.

UNA BROMA PESADA NADA ÚTIL

El que es prudente actúa con inteligencia, pero el necio hace gala de su necedad. Proverbios 13: 16
Unos golpes en la puerta interrumpieron la clase de historia del Sr. Colffe. —Tiene una llamada telefónica en secretaria —dijo una voz desde el pasillo. «Justo a tiempo», pensó Mark mientras observaba a su profesor que salía del aula. Mark metió la mano en el pupitre y sacó su goma elástica.
Después arrancó algunas hojas de su cuaderno. Las envolvió hasta formar una preciosa y enorme bola de papel. Con las manos escondidas dentro del pupitre, deslizó la goma elástica por los dedos y puso la bola de papel en posición.
Se dio la vuelta y apuntó el proyectil a la cabeza de Rick.
—¡En, Rick! —dijo.
Rick levantó la mirada al tiempo que Mark soltaba la bola de papel.
—¡Eeeeeeeeeeeeh! —gritó Rick mientras caía al suelo.
Elsa Coffee regresó corriendo al aula.
—¿Qué pasa? —preguntó.
—No quería hacerle daño —se lamentó Mark—. Solo era una broma. No quería darle en el ojo.
—¿En el ojo?
El Sr. Coffee se agachó junto a Rick.
—No te preocupes, Rick. Ahora mismo llamo a tus papas.
Al cabo de poco la mamá de Rick entró en el aula. El Sr. Coffee ayudó-a Rick mientras se ponía de pie y lo acompañó al automóvil.
El resto de la mañana Mark estuvo cabizbajo, deseoso de poder desaparecer. Los otros alumnos lo miraron con desaprobación. Estaban hartos de sus bromas pesadas.
Justo antes del almuerzo, Rick regresó a la clase, Un gran parche le cubría el ojo derecho. Todos esperaban que Elsa Coffee diera una clase sobre los peligros de gastar bromas a las personas. Pero no lo hizo. No tenía que hacerlo. El ojo de Rick hablaba por sí solo.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

LO MEJOR ESTÁ POR VENIR

Jesús les dijo: «Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron hasta arriba». Juan 2:7

Jesús llegó a las bodas de Caná cuando los huéspedes tenían escasez de vino. La necesidad del momento ofrecía una gran oportunidad para que Jesús exhibiera su poder a través de un milagro. Podía actuar de una manera que la atención de los presentes se concentrara en él. Un buen momento y una gran oportunidad para hacer publicidad. Sin embargo, en lugar de ofrecer un gran espectáculo al convertir agua natural en un vino fino y especial, Jesús realizo su primer milagro de una manera inadvertida, quieta y silenciosa, tan discreta que no obtuvo ningún crédito por lo que hizo. En medio de la algarabía de la fiesta, Jesús llamó a unos criados y les dijo: «Llenad estas tinajas de agua» (Juan 2:7). Cuando llevaron las jarras al coordinador de la fiesta, este probó el vino y felicitó al novio por su generosidad. Solo los criados supieron en un primer momento la realidad de lo acontecido. Esta historia nos ofrece dos grandes lecciones:

En primer lugar, Dios desea que confiemos en él, aun cuando no entendamos sus caminos. Jesús no dijo: «Llenen estas tinajas con agua y la convertiré en un vino mas delicioso que el que tienen». Simplemente dio una orden. Los criados obedecieron y solo más tarde que descubrieron lo que Jesús había hecho. Frecuentemente, esperamos que Dios revele de antemano su voluntad; queremos ver la manera en que actúa o entender cada acción que toma. Pero lo único que Dios no dice es: «Confía en mí».
La segunda lección es que Dios tiene una parte que hacer y nosotros otra. «Llenen las jarras con agua», dijo Jesús. Decía a los siervos: «Tengan fe». Con una sola palabra pudo haber hecho que el vino apareciera, pero ordenó que llenaran las tinajas.
Quizá hoy estas enfrentando un problema cuya causa desconoces, y tampoco sabes la manera en que Dios trabaja para resolverlo. Pero Dios te ordena que te mantengas en una actitud de fe, de confianza, aunque no sepas que es lo que vendrá después. Tal vez Dios te pide que rompas una relación con alguien que crees que será tu futuro conyugue, o que cambies de actividad o aceptes trasladarte a otra población, o que inicies conversaciones con un incrédulo. Dios te pide que avances por fe.
El mensaje sobresaliente para ti en este primer milagro realizado por Jesús es: «Lo mejor está por venir», y eso es lo que dice a todos aquellos que han puesto su confianza en él. Él sabe lo que sucederá, cuál será el alimente para el día de mañana o que sufrimiento vendrá; pero el cristiano sabe que ahí no acaba todo. Habla hoy de tu final feliz. Cree que lo mejor está por venir.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.