sábado, 23 de marzo de 2013

LA PUERTA DE ISTAR


Lugar: Alemania 
Palabra de Dios: Daniel 4:29,30,37.

Cualquiera que entrara en la antigua ciudad de Babilonia se habría sentido impresionado. El camino principal de entrada a la ciudad, llamado Camino de las Procesiones, tenía unos ochocientos metros ¨de longitud. Estaba pavimentado con piedras y ladrillos, y a sus costados tenía más de cien leones de ladrillo vidriado. La principal puerta de entrada, llamada Puerta de Istar, era otra cosa digna de verse. Tenía unos doce metros de alto, y sus cimientos tenían más de doce metros de profundidad. Estaba recubierta de azulejos azules, y decorada con hileras de casi seiscientos dragones y toros, de ladrillos vidriados bellamente coloreados.
Aunque el clima y la gente destruyeron la puerta a lo largo de los siglos, los arqueólogos la reconstruyeron usando ladrillos encontrados en el lugar. Podemos ver la puerta reconstruida en el Museo de Pérgamo, en Berlín, Alemania. La inscripción en la puerta lleva el nombre del rey Nabucodonosor.
Con una puerta como esa, el resto de la ciudad debió haber sido asombroso, también. No nos sorprende que el rey Nabucodonosor se sintiera orgulloso. La Biblia nos cuenta que mientras Nabucodonosor "daba un paseo por la terraza del palacio real de Babilonia, exclamó: '¡Miren la gran Babilonia que he construido como capital del reino! ¡la he construido con mi gran poder, para mi propia honra!
Pero, Nabucodonosor tenía una lección que aprender: necesitaba saber que había un Dios en el cielo que era mucho mayor todavía; que Dios era quien lo había bendecido. Daniel 4 registra la historia de cómo el rey llegó a parecer una bestia salvaje y cómo vivió de esa manera durante siete años.
Al final de ese tiempo, él dijo: "Yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios". El rey Nabucodonosor aprendió la lección: Dios es poderoso y majestuoso. Solamente él es digno de nuestra más grande alabanza.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

NO TIRES DE LA PALANCA


Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, Efesios 2:4-6.

Hace algunos años asistí a un programa para psicoterapeutas con el fin de conocer algunas estrategias y métodos que ayuden a los pacientes a librarse de sus traumas, conflictos internos y malos recuerdos. Hubo uno que me impresionó, no tanto por su efectividad, sino por la simpleza con que algunos estudiosos de la mente humana piensan que los seres humanos nos podemos deshacer de las cargas psicológicas y espirituales.
El método se resume más o menos así: el paciente es inducido por su terapeuta a escribir en una hoja de papel todos sus miedos, traumas, conflictos y errores. En seguida se lo invita a romper el escrito en pedazos muy pequeñitos y, acto seguido, el paciente, acompañado por su terapeuta, va al baño, deposita los pedacitos de papel en el inodoro y tira con decisión de la palanca, diciendo con vehemencia y determinación la siguiente frase: «En este momento me deshago de todo lo que está impidiendo mi desarrollo personal».
El problema del pecado no puede ser resuelto halando la palanca del inodoro. No basta con tener una firme determinación. Así no es como vamos a olvidar el pasado que nos atormenta. El pecado de la humanidad requirió el más alto sacrificio. Dios envió a su Hijo a morir por la humanidad.
El daño que el pecado causa en un ser humano lo lleva a la muerte, y solo la sangre de Jesucristo es capaz de salvarlo de una muerte eterna. La sentencia es clara: «La paga del pecado es muerte» (Rom. 6:23). Y es nada más por el gran amor del Padre y el sacrifico del Hijo como podemos librarnos de sus consecuencias: «La dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor» (Rom. 6: 23).
Hoy deseo que recuerdes que tu seguridad, sanidad y salvación vienen del cielo, y no del cuarto de baño de tu casa. Haciendo a un lado todas las metodologías de sanación mental y sus diversas técnicas para asegurar tu bienestar, Dios es quien está detrás de los resultados positivos que obtienes en tu vida. Agradezcamos a él su gran sacrificio y démosle el mérito, que bien merecido lo tiene.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EINSTEN OTRA VEZ

Queridos hermanos, no crean a cualquiera que pretenda estar inspirado por el Espíritu, sino sométanlo a prueba para ver si es de Dios, porque han salido por el mundo muchos falsos profetas (1 Juan 4:1).

Los hombres de ciencia, artistas y deportistas brillantes han dejado anécdotas en diversos ámbitos de sus vidas. En ocasiones, no es posible comprobar la veracidad de tales historias, pero muchas de ellas se han transformado en verdaderas marcas de identidad de sus célebres protagonistas. Albert Einstein, que ha llegado a considerarse uno de los hombres más inteligentes de la historia, protagonizó o se le han atribuido muchas anécdotas geniales.
A pesar de que no empezó a hablar hasta cumplidos los tres años, cuando alcanzó poco más de veinte ya era reconocido por su teoría de la relatividad. Pronto se hizo famoso. Por lo mismo, con frecuencia lo invitaban diversas universidades para dictar conferencias.
Sus biógrafos afirman que no le agradaba conducir automóviles, a pesar de que los vehículos siempre le resultaron muy cómodos para desplazarse. Por lo mismo, se vio obligado a contratar a un chofer. Se cuenta que tras años de viajar juntos, Einstein le comentó un día lo monótono que le resultaba repetir lo mismo una y otra vez en cada disertación. «Si quiere —le dijo el chofer—, lo puedo sustituir a usted por una noche. He oído sus conceptos tantas veces que los podría recitar palabra por palabra».
Einstein aceptó el desafío y, antes de llegar al siguiente lugar, intercambiaron sus vestimentas y el científico se sentó al volante del vehículo. Llegaron al lugar previsto, donde se llevaría a cabo la conferencia y, como ninguno de los académicos presentes conocía a Einstein, nadie se percató del engaño.
El chofer expuso la misma conferencia que había escuchado tantas veces a su jefe. Al final de la exposición, sin embargo, un destacado profesor del público le hizo una pregunta. El chofer no tenía la menor idea de la respuesta; sin embargo, en un golpe de inspiración replicó: «Me extraña, profesor, la pregunta que usted me hace. Es tan sencilla que dejaré que mi chofer, que se encuentra sentado al fondo de la sala, se la responda».
Muy probablemente la anécdota sea apócrifa. Por lo menos suena sospechosa. Pero qué bien ilustra lo que quiero decirte: «Siempre prueba a los espíritus». No aceptes nada sin comprobar.
Estremece pensar en esto: ¿Cuántas veces habrá hablado un falso profeta, o el mismo Satanás, en los pulpitos de las iglesias? Buen tema para reflexionar y someter a prueba a todos los maestros religiosos.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

TESORO ESCONDIDO


El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Juan 5:24.

Los dichos de Cristo han de ser valorados no meramente según la medida de nuestro entendimiento; han de ser considerados teniendo en cuenta la importancia que Cristo mismo les otorgó. Él tomó las antiguas verdades, que él mismo originó, y las colocó ante sus oyentes bajo la propia luz del cielo. ¡Y cuan diferente fue su representación! ¡Qué derrame de significado y luz y espiritualidad trajo su explicación!...
Los ricos tesoros de la verdad, abiertos ante el pueblo, los atrajo y encantó. Guardaban un marcado contraste con la exposición sin espíritu y sin vida de las Escrituras del Antiguo Testamento por los rabinos. Y los milagros que Jesús obró mantenían constantemente ante sus oyentes el honor y la gloria de Dios. Él les parecía un mensajero directo del cielo, porque no hablaba únicamente a sus oídos, sino a su corazón. Al presentarse con humildad, a la vez que con dignidad y majestad, como uno nacido para mandar, un poder lo acompañaba; los corazones se derretían de ternura. Se creaba un deseo ferviente de estar en su presencia, de escuchar la voz de Aquel que hablaba verdad con tal solemne melodía...
Cada milagro obrado por Cristo convencía a algunos de su verdadero carácter. Si alguien en las ocupaciones comunes de la vida hubiera hecho las mismas obras que hizo Cristo, todos hubieran declarado que tal persona obraba por el poder de Dios. Pero había quienes no recibieron la luz del cielo, y se afianzaron con mayor determinación contra esta evidencia...
No era la ausencia del honor, las riquezas y las glorias externas lo que causó que los judíos rechazaran a Jesús. El Sol de Justicia, que brillaba entre las tinieblas espirituales con rayos tan distintivos, reveló el contraste entre el pecado y la santidad, la pureza y la contaminación, y tal luz no era bienvenida entre ellos...
Las enseñanzas de Cristo, en precepto y ejemplo, eran la siembra de la semilla que luego sería cultivada por sus discípulos. El testimonio de estos pescadores habría de ser tenido como la autoridad superior por todas las naciones del mundo.— Review and Herald, 12 de julio de 1898.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

viernes, 22 de marzo de 2013

COPOS DE NIEVE


Lugar: Puerto Rico 
Palabra de Dios: Salmo 34:8

Jaita estaba sentada en su escritorio, observando un documental de las cuatro estaciones. Habiendo vivido en Puerto Rico toda su vida, era difícil imaginar las hojas cambiando de color y los árboles desnudos. Y ¿copos de nieve cayendo del cielo? Solamente había oído hablar de ello, y lo había visto en fotos.
Mientras el narrador comentaba lo singular que era cada copo de nieve, Anita se preguntaba cómo sería caminar en la nieve. ¿Cuán fría sería? ¿Qué sensación te daría? La pantalla mostraba a un grupo de niños que jugaban en la nieve. Parecían divertirse mucho bajando una colina en trineo o haciendo un muñeco de nieve, o con una "guerra de bolas de nieve".
Unos años más tarde, Anita vio nieve por primera vez cuando se mudó a los Estados Unidos para estudiar en la universidad. Aunque tuvo muchas experiencias nuevas en sus primeros meses allí, la más bella fue en diciembre, cuando cayó la primera nevada.
Anita se detuvo en la vereda, mirando la pequeña capa de blanco que lo cubría todo. No se dio cuenta del grupo de alumnos que pasó corriendo por al lado de ella. Apenas sentía el frío mientras miraba hacia arriba, contemplando cómo caían del cielo los copos blancos. En lugar de eso, sacó la lengua para atrapar la nieve y dejar que se derritiera.
Esa fue una experiencia que Anita nunca olvidaría. Aunque había oído hablar de la nieve, había leído acerca de ella y hasta había visto videos de ella, sentir la nieve por sí misma fue una experiencia totalmente nueva.
Hay una diferencia entre aprender acerca de algo y experimentarlo por uno mismo. Esa es la razón por la cual la Biblia nos anima: "Prueben y vean que el Señor es bueno" No creas en lo que otro dice, experimenta a Dios por ti mismo como tu Salvador y tu amigo.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LA TECLA MÁS USADA


«Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.» Y cuando estos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado. Hebreos 10:17-18

En la década de los setenta escribí mi primera tesis, requisito indispensable para hacer válida la licenciatura que cursaba. Aún recuerdo la tortura de escribir más de cien páginas en aquellas ruidosas y aparatosas máquinas mecánicas. Siendo que una tesis no debía llevar ninguna corrección, un error cometido en una página significaba escribir nuevamente toda la página, porque no habla ninguna manera de corregir; faltaban teclas a las que hoy nos hemos acostumbrado.
Gracias al avance de la tecnología, mi segunda tesis la pude escribir en una computadora, que tenía la tecla más maravillosa de todas: «Suprimir». Con apenas darle un pequeño golpecito, reaccionaba y deshacía automáticamente todos los errores. «¡Qué maravilla!», pensé después de tantos desvelos en mi primer trabajo, pues ahora, con una simple tecla, podía superar el temor a echar a perder todo mi esfuerzo.
A veces pienso que alguien debería inventar una tecla «suprimir» para que, al pulsarla, automáticamente se borraran todos los errores de nuestra vida... pero no puede ser así. Los errores y pecados cometidos quedan registrados en nuestra mente y nuestro corazón, dejando en algunas personas marcas imposibles de borrar.
La buena noticia es que los errores de nuestra vida pueden ser borrados y arrojados a lo profundo de la mar, pero esa no es obra nuestra; no basta con pulsar los botones de nuestra mente con una buena psicoterapia. Es la obra del Espíritu Santo en la mente y el corazón de los hombres y las mujeres que acuden a Dios en busca de perdón. Y es tu privilegio en este día.
Eso no significa que por el hecho de que Dios te permita corregir tus errores, puedas actuar con descuido y equivocarte a diestra y siniestra. Sé consciente de ello y, si vives atormentada tratando de borrar tus errores e intentado reescribir las páginas de tu vida, vuélvete hacia Dios; no es tan difícil. Tienes un manual para conducirte al Señor: la Santa Biblia.
Deja que el Señor toque, pulse, y haga sensible tu alma para que, llena de arrepentimiento, puedas participar del «Programa celestial de restauración». La tecla «suprimir» de Dios nos dice: «Yo les perdonaré sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados» (Heb. 8:12).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL PRIVILEGIO DE OLVIDAR



Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados (Isaías 43:25).


Ayer te conté de Kim Peek, una persona que tenía la capacidad extraordinaria de recordar con precisión todo lo que leía y memorizó durante su vida alrededor de doce mil libros. Hace algún tiempo pregunté a un grupo de estudiantes universitarios si les gustaría tener una memoria perfecta como la de Kim Peek. Me imagino que él no pasaba la vergüenza de olvidar el nombre de una persona y no tenía que pasar horas preparándose para un examen de historia. Uno de los estudiantes me respondió, sin embargo, que no le gustaría. Su respuesta me sorprendió, pero creo que tenía razón.
La asombrosa memoria de Kim Peek no fue siempre fácil de sobrellevar para sus padres. Desde joven, Kim había memorizado una gran cantidad de obras musicales y también las de Shakespeare. El problema es que era muy estricto con todo lo que escuchaba. Los padres comentaron que tuvieron que dejar de ir a conciertos y al teatro, porque si uno de los músicos o de los actores se equivocaba, Kim se ponía de pie y corregía al actor en plena acción, o gritaba: «¡Un momento! El trombón tocó mal una nota».
La capacidad de olvidar las cosas negativas del pasado es también una bendición. En muchas ocasiones nuestra memoria es fuente de dolor y vergüenza. Cada vez que recordamos el mal que nos hicieron o la burla a la que fuimos sometidos, volvemos a sentir dolor y vergüenza. En otras ocasiones, quisiéramos que todos olvidaran los errores graves que hemos cometido. El problema es que así como no podemos recordar todo lo que queremos, tampoco podemos borrar de nuestra memoria, o la de otros, todo lo que deseamos.
Dios nos ha hecho, sin embargo, dos promesas maravillosas. La primera es que él ha decidido borrar de su memoria todos nuestros pecados y rebeliones. ¡Admirable! Podemos ser perfectos ante su mirada. La segunda promesa es que en la tierra nueva que creará, Dios ha prometido borrar de la memoria del universo las cosas pasadas (Isaías 65:17). Esto significa que no sufriremos dolor o vergüenza por nuestro pasado. ¿Por qué no le pides a Jesús que empiece en este mismo momento y borre tus pecados de su memoria y te prepare para que vivas en ese mundo donde el pasado ya no será recordado? Así comenzarás a disfrutar las maravillas del mundo venidero.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

DIOS REVELADO EN LA NATURALEZA Y EN JESÚS


Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas. Romanos 1:20.

Las obras creadas de Dios son una historia pictórica de ministerio. El sol hace su obra prefijada en ministrar a toda la naturaleza animada e inanimada. Causa que los árboles crezcan y rindan sus bendiciones en frutos. Causa que la vegetación florezca para el beneficio de todos. La luna también tiene su misión. Produce luz en la noche para nuestra felicidad, y las estrellas también se forman en los cielos para ministrar a favor del regocijo del mundo. Ninguno de nosotros puede entender plenamente la función de estos vigilantes nocturnos, pero todos tienen su obra de ministerio.
Las aguas profundas también tienen su lugar en el gran plan de Dios. Las montañas y las rocas son tema de la meditación, y contienen lecciones para el estudiante. Todo en la naturaleza, la flor más humilde y la hierba que alfombra la tierra con su cobertura verde, proclama la bondad y el amor de Dios hacia nosotros...
Sus pensamientos y obras están tan conectados entre sí que podemos leer en la naturaleza el gran amor de Dios por un mundo caído. El universo contiene una gran obra de arte de la sabiduría infinita en la diversidad innumerable de sus grandes obras, que en su incomparable variedad forman un todo perfecto.
Cuando se las investiga de cerca, las innumerables providencias de Dios en el mundo natural muestran estar conectadas unas con otras, y al trazar estos eslabones en la cadena de la providencia, somos llevados a familiarizarnos más con el gran Centro. Esta es una verdad digna de estudio cuidadoso. Jesucristo es la única gran Unidad; él posee los atributos que armonizan todas las diversidades. Y él, el Don sobre todo don, fue dado a nuestro mundo para dar expresión a la mente y el carácter de Dios, para que todo ser inteligente que desea pueda ver a Dios en la revelación de su Hijo.
Todas estas cosas fueron dadas por Dios a la familia humana... ¿Ha pensado usted en las obras creadas de Dios como preparadas por sus manos para ministrar a favor de la felicidad de la familia humana?...
Hay una recompensa preciosa que aguarda a los que son fieles en su ministerio. Tendrán un hogar en las mansiones que Cristo ha ido a preparar para los que lo aman y esperan su aparición.— Youth´s Instructor, 19 de agosto de 1897.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White