sábado, 1 de junio de 2013

TORMENTA REPENTINA

Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne. Génesis 9:13,15

Lugar: Océano Alemania

Mis amigos y yo nos subimos al teleférico, para ascender a una de las montañas de los Alpes alemanes. Era uno de los viajes más largos en teleférico que había hecho alguna vez, unos veinte minutos de viaje. Mientras miraba hacia abajo, vi el pueblo que acabábamos de dejar cada vez más y más pequeño. Parecía como si las majestuosas montañas que lo rodeaban se lo hubieran tragado. Aunque las montañas se veían cubiertas de vegetación verde, había parches de nieve en algunas de las cumbres.

Cuando llegamos finalmente a la cima, el sol brillaba con fuerza.

Saliendo del teleférico, admiramos el hermoso escenario. También, sacamos un montón de fotos. Repentinamente el tiempo cambió. El sol desapareció detrás de las nubes. El viento aumentó su fuerza, y comenzaron a caer algunas gotas de lluvia.

Corrimos de vuelta hasta el edificio, listos para bajar.

-Lo lamento, el teleférico no funciona cuando hay tormenta –nos informó el operador.

Así que, tuvimos que quedamos allí hasta que pasó la tormenta.

Pero, estoy contenta porque nos hayamos quedado allí arriba, porque no me hubiese querido perder lo que vimos después. Cuando el sol asomó detrás de las nubes, un arco iris doble se extendió por el cielo debajo de nosotros. Realmente, estábamos parados por encima del arco iris.

Me pregunto cómo se sintió Noé cuando vio el primer arco iris.

¡Debió haber sido maravilloso! Y, para completar la escena, era una señal de Dios. Dios le dijo: “He colocado mi arco iris en las nubes, el cual servirá como señal de mi pacto con la tierra”. “…Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio para destruir a todos los mortales”.

¡Qué promesa! Y el arco iris nos sigue recordando las palabras de Dios.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

CUIDEMOS AL QUE NOS CUIDA

Acuérdense de sus dirigentes, que les comunicaron la Palabra de Dios. Consideren cuál fue el resultado de su estilo de vida, e imiten su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. Hebreos 13:7-8.

En una ocasión, nuestro pastor nos pidió que oráramos por él y por su familia al despedirse, tras concluir una visita que nos había hecho. Aquello me pareció un tanto inusual. ¿No se supone que son los pastores los que oran por sus feligreses?

¿No son las ovejas las que necesitan el cuidado y la atención especial del pastor?

Tal vez esa fue la primera vez que me dediqué a reflexionar respecto a este asunto. Los pastores no solamente necesitan que los apoyemos en los proyectos de la iglesia para que progrese, sino que también necesitan ser ministrados y apoyados por la gente de su entorno. Esto es algo que también debería preocuparnos e interesarnos a nosotros los corderos.

Las familias de los pastores constituyen en muchos casos el blanco favorito de Satanás. Dañar y destruir la misión sacerdotal del pastor en la iglesia y en su hogar parecerían ser objetivos importantes para el enemigo. ¿Los dejaremos desprotegidos?

También pueden llegar enfermedades, lágrimas y dolor al hogar de un pastor.

Nadie es inmune a estos males de la vida. Y puesto que es así, los miembros de la familia del pastor necesitan un cuidado, consuelo y atención especiales. El apóstol Pablo, como ministro del Señor, expresó su necesidad de compañerismo y consuelo cuando le escribió a Timoteo, haciéndole una súplica personal: “Haz todo lo posible para venir a verme cuanto antes” (2 Tim. 4:9). Por eso, hagamos también nosotros todo lo posible.

Seamos una fuente de paz y de bendición para la familia del pastor de nuestra iglesia. No aumentemos sus cargas mediante una actitud de hostilidad o indiferencia ante sus necesidades. No les exijamos que sean perfectos, así como nosotros no somos perfectos. Mostrémosles con palabras y actos que apreciamos su ministerio.

Brindémosles nuestra amistad y compañía; muchos de ellos necesitan un brazo de apoyo en su vida personal y espiritual.

Amiga, te invito a que esta mañana, cuando eleves tus oraciones pidiendo el cuidado de Dios para ti y para tu familia, intercedas también por el pastor de tu iglesia y por su familia. No solamente te invito a que hagas esto, sino a que les confirmes tu aprecio incondicional mediante palabras de aceptación y actos de amor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL PRECIO DEL DISCIPULADO

Ni antes ni después de Josías hubo otro rey que, como él, se volviera al Señor de todo corazón, con toda el alma y con todas sus fuerzas, siguiendo en todo la ley de Moisés (2 Reyes 23:25).

Jesús pagó el precio de nuestra salvación. Y también el precio de nuestra propiedad, nuestro hogar, en el cielo. No podemos pagar el precio infinito de nuestra salvación, pero si podemos pagar el de nuestra aceptación. Como a veces se ha dicho: “La salvación es gratuita, pero el discipulado es costoso”. Esto significa que debemos tomar la cruz y seguir el ejemplo que Cristo nos dio de abnegación y amante obediencia a la ley de Dios.

A la luz del inminente día del juicio final, es preciso que enfrentemos seriamente el problema de que nos falta una plena consagración a Cristo. Alguien ha establecido este contraste entre los himnos que cantamos y la convicción de nuestros corazones.

Cantamos…

– “Dulce oración”, pero nos contentamos con orar unos pocos minutos.
– “Firmes y adelante”, pero nos quedamos esperando que el Señor nos empuje.
– “Lluvias de gracia”, pero no vamos a la iglesia cuando llueve.
– “Sagrado es el amor”, pero estamos dispuestos a dejar la iglesia cuando sentimos que alguien nos ofende.
– “Yo quiero trabajar por el Señor”, pero desaparecemos cuando hay que hacer algo en la obra de Dios.
– “Grato es contar la historia”, pero jamás hablamos de eso a nuestros amigos, familiares y compañeros de trabajo.
– “Tuyo soy, Jesús”, pero apenas le entregamos una pequeña parte de nuestro ser.
– “Fuente de la vida eterna”, pero nos aferramos a nuestros “pecadillos” una y otra vez.

De alguna manera nos parecemos al niño que estaba junto a un barril de manzanas en una frutería mientras que una de sus manos se aferraba firmemente a una de ellas.

Jovencito -le dijo el dueño ¿qué haces? ¿Quieres robarme una manzana?
No, señor -le respondió él- Estoy haciendo mucha fuerza para no robarla.
Tenemos que sacar la mano del barril de manzanas para ponerla de lleno en el de Jesús.

¿Ya comprendiste el precio del discipulado? El reavivamiento y la reforma deben darnos una nueva vida espiritual para ser verdaderos cristianos al servicio de Dios. Sigue el ejemplo del rey Josías. Él supo hacer del Señor el centro de su vida durante su juventud. Se entregó de todo corazón al servicio del Cielo. Y disfrutó de abundantes bendiciones. ¡Tú también puedes ser como él!.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

JESÚS ES DIOS

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14.

Cristo vino al mundo para revelar el carácter del Padre y para redimir a la raza caída. El Redentor del mundo era igual con Dios. Su autoridad era como la autoridad de Dios. Declaró que no había existido separado del Padre. La autoridad con la cual él hablaba y hacía milagros era expresamente suya, y sin embargo nos asegura que él y el Padre son uno...
Jesús ejerció como legislador la autoridad de Dios; sus órdenes y decisiones estaban respaldadas por la Soberanía del trono eterno. La gloria del Padre se revelaba en el Hijo; Cristo manifestó el carácter del Padre. Estaba tan perfectamente relacionado con Dios... que el que había visto al Hijo había visto al Padre. Su voz era como la voz de Dios...
Cristo fue juzgado erróneamente por los judíos porque no se concentraba constantemente en la ley escrita en las tablas de piedra. Invitaba a hombres y mujeres a aprender de él, porque él era una representación viva de la ley de Dios... Él sabía que nadie podía señalar un defecto en su carácter o conducta. ¡Cuánto poder le otorgó a sus instrucciones su pureza intachable, cuánta fuerza a sus reproches, cuánta autoridad a sus mandatos! La verdad nunca languideció en sus labios, nunca perdió su carácter sagrado, porque era ilustrada en el carácter divino' de su Defensor...
Cuando Jesús hablaba, no era con incertidumbre vacilante, con repetición de palabras y figuras comunes. La verdad salía de sus labios revestida en representaciones nuevas e interesantes que le daban la frescura de una nueva revelación. Su voz nunca fue entonada en una clave antinatural, y sus palabras eran expresadas con un fervor y una seguridad apropiados a su importancia y las consecuencias tremendas de recibirlas o rechazarlas. Cuando alguien se oponía a sus doctrinas, las defendía con un celo y una certidumbre tan grandes que sus oyentes recibían la impresión de que él habría muerto, si hubiera sido necesario, para sostener la autoridad de sus enseñanzas.
Jesús era la luz del mundo. Vino de Dios con un mensaje de esperanza y salvación a los descendientes caídos de Adán. Si los hombres y mujeres solo lo recibían como su Salvador personal, él prometía restaurar en ellos la imagen de Dios y redimir a todos los que se habían perdido por el pecado. Les presentaba la verdad sin entretejerle una fibra de error.— Review and Herald, 7 de enero de 1890; parcialmente en Comentario Bíblico Adventista, tomo 7a, p. 260.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

viernes, 31 de mayo de 2013

HUMPHREY, LA BALLENA

Lugar: Océano Pacífico 
Palabra de Dios: Deuteronomio 31:8

Humphrey, una ballena jorobada de 40 toneladas, estaba yendo en sentido equivocado. Las demás ballenas habían doblado hacia la recha, rumbo a Hawái, como se suponía que harían, mientras que Humphrey había seguido derecho hacia California.

—Hemos avistado una ballena —informó la Guardia Costera en octubre de 1985—. Se dirige hacia San Francisco.
La Guardia Costera, junto con otros dueños de barco curiosos, siguió a la ballena mientras pasaba debajo del puente Golden Gate y entraba en la Bahía de San Francisco.

Durante los siguientes 25 días, Humphrey peregrinó por los angostos canales. El agua era tan poco profunda en algunos lugares que se podía ver el lomo de la ballena sobresaliendo del agua. Los expertos en ballenas sabían que Humphrey no podía sobrevivir por mucho tiempo en agua poco profunda; pero la ballena parecía perdida e in-capaz de encontrar su camino de regreso al océano.

Como las ballenas jorobadas del Pacífico se contaban entre las especies en peligro de, extinción en ese momento, los expertos decidieron que debían ayudar a Humphrey. Pero ¿cómo podrían mover un animal de 40 toneladas? En lugar de tratar de forzarlo a moverse, los expertos decidieron persuadirlo a volver a su hogar. Le pasaron grabaciones, debajo del agua, del canto de las ballenas, y eventualmente lograron sacarlo de los canales angostos, y lo llevaron más allá de los puentes, hacia aguas abiertas.

Eso me recuerda lo que Dios hace cuando nos ve perdidos en el pecado y dando vueltas sin rumbo: no nos deja allí. En lugar de ello, trata de persuadirnos para que volvamos a la seguridad. Si elegimos seguir su dirección, él nos guiará por el camino correcto. “El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes”. En algún lugar del mundo

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

¡HASTA EL LÍMITE!

Al de carácter firme lo guardarás en perfecta paz, porque en ti confía. Confíen en el Señor para siempre, porque el Señor es una Roca eterna. Isaías 26:3-4.

Los problemas nunca se detendrán, pero su magnitud la defines tú. Un mismo problema puede ser considerado como de “tamaño gigante” por algunos y “de tamaño miniatura” por otros.

¿Por qué algunas personas llevan las cargas de la vida sin llegar al agotamiento psicológico y espiritual, y otras en cambio caen fácilmente presa del desánimo y la angustia? ¿En qué radica la diferencia?

Con frecuencia oigo decir: “Estoy al límite”. Cuando esto es así, se pierde el control de los pensamientos y de los actos; quedamos a merced de los impulsos, hacemos y decimos cosas que nunca deseamos.

Muchos aseguran que la capacidad de resistencia es una cuestión de temperamento y que, frente a esto, no hay nada que hacer. Sin embargo, la fuerza interior no solo tiene que ver con eso, sino también con los recursos generados para enfrentar las crisis de la vida. Cuando, aunada a nuestras capacidades internas, sumamos la fe en Dios y en sus promesas, podemos estar seguras de que los problemas se verán en la dimensión correcta.

La promesa de Dios se cumplirá en ti de acuerdo a la medida de tu fe. En las Sagradas Escrituras leemos: “Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará” (Sal. 37:5).

Dejar actuar a Dios en nuestros problemas significa reconocer que él tiene mil soluciones donde nosotras no encontramos ni una sola. Quiere decir también que ni tan siquiera uno de nuestros problemas le resulta ajeno; recuerda que cuando estuvo en esta tierra fue “tentado en todo de la misma manera que nosotros” (Heb. 4:15). Por último, dejar actuar a Dios es tener la seguridad de que el resultado siempre nos conducirá al cumplimiento del plan de Dios para nuestra vida.

Si hoy te sientes al límite a causa de los problemas que enfrentas, no busques soluciones, busca a Dios y él te dará la que más te convenga. Que tu petición esta mañana sea: “Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen a tu monte santo, que me lleven al lugar donde tú habitas” (Sal. 43:3).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL TÚNEL DE EZEQUÍAS

Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo (Mateo 5:16).

Cuando el monarca asirio Senaquerib invadió el reino de Judá, en el siglo VIII a.C., el rey Ezequías y el pueblo decidieron tapar la fuente de Gihón para evitar que los asirios encontraran agua mientras sitiaban la ciudad. Después de esto Ezequías mandó hacer un túnel para llevar el agua por debajo de una colina desde la fuente hasta el estanque de Siloé, que se encontraba dentro de las murallas (2 Rey. 20:20; 2 Crón. 32:30). Fue una verdadera hazaña tecnológica para Ezequías y la nación de Judá.

Los túneles siguen siendo muy importantes en la actualidad. El túnel más largo es el acueducto de Delaware. Tiene 137 kilómetros de largo y provee la mitad del agua que utiliza Nueva York (casi cinco millones de metros cúbicos al día). Lo más increíble del túnel de Ezequías, sin embargo, es que fue cavado en la roca, tiene 538 metros de longitud y no fue cavado en línea recta. De hecho tiene forma de “S”. (Si lo hubieran hecho en línea recta el túnel tendría solo 323 metros de largo). ¿Cómo lo lograron sin tener las ventajas de la tecnología contemporánea? No lo sabemos con certeza. Lo cierto es que el arquitecto del túnel dejó para la posteridad una placa, que todavía se puede leer en el Museo de Estambul, para celebrar la hazaña y explicar cómo los dos equipos se encontraron.

Hace poco tuve la oportunidad de caminar por este túnel. Fue una experiencia muy especial. Entré en el túnel junto con mi esposa y un grupo de amigos con quienes viajaba.

Yo no llevaba una lámpara así que tenía que confiar en la luz y dirección que me brindaban mis amigos. El agua me llegaba por encima de las rodillas y, con excepción de las lámparas de mis compañeros, estaba en total oscuridad. No pude evitar pensar que la vida puede ser así. Muchas personas quedarían en completa oscuridad si no fuera por la luz que sus amigos que viajan con ellas les brindan. Yo creo que aquellos que tenemos luz, asumimos una responsabilidad muy importante hacia los que no la tienen. No hace falta que sea una luz potente. No importa cuán profunda sea la oscuridad, la luz, por débil que sea, penetra las tinieblas. Tu ejemplo, tus palabras y tus actitudes pueden ser una fuente de luz que marque la diferencia para tus amigos. ¿Ahora brillas?.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

HAY TRABAJO PARA TODOS

Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Romanos 14:12.

Dios le ha dado a cada uno su obra. No ha dejado los intereses espirituales de la iglesia enteramente en las manos del ministro. No es para el bien del ministro, ni para el bien de los miembros individuales de la iglesia, que el ministro se encargue exclusivamente de la herencia del Señor. Cada miembro de la iglesia tiene una parte que ejercer para que el cuerpo sea preservado en una condición saludable. Todos somos miembros del mismo cuerpo, y cada miembro debe desempeñar su parte para el beneficio de todos los demás. No todos los miembros tienen el mismo deber. Al igual que los miembros de nuestro cuerpo natural son dirigidos por la cabeza, como miembros del cuerpo espiritual hemos de someternos a la dirección de Cristo, la cabeza viviente de la iglesia...
El ministro y los miembros de iglesia han de unirse como una persona en su labor por la edificación y la prosperidad de la iglesia. Todo aquel que es un soldado verdadero en el ejército del Señor será un obrero ferviente, sincero y eficiente, esforzándose para avanzar los intereses del reino de Cristo...
Muchos miembros de la iglesia han sido privados de la experiencia que debieron haber tenido, porque predominaba la idea de que el ministro debe hacer todo el trabajo y llevar toda la carga. O se apilaron cargas sobre el ministro, o este asumió deberes que debieron haber sido cumplidos por los miembros de la iglesia. Los ministros deben relacionarse en confianza con los funcionarios y miembros de la iglesia, y enseñarles cómo trabajar para el Maestro. Así el ministro no tendrá que hacer todo el trabajo, y a la vez la iglesia recibirá mayor beneficio que si él se esforzara por hacerlo todo y librara a los miembros de la iglesia de cumplir la parte que el Señor designó que cumplieran...
La carga del trabajo de la iglesia debiera distribuirse entre sus miembros individuales, de manera que cada uno pueda convertirse en un obrero inteligente para Dios. Generalmente, hay demasiada fuerza inactiva en nuestras iglesias... Muchos tienen manos y corazones dispuestos, pero se los desanima respecto de colocar sus energías en el trabajo... La sabiduría para adaptarnos a situaciones peculiares, la fuerza para actuar en tiempo de emergencia, se adquieren al emplear los talentos que el Señor nos ha dado, y al obtener experiencia por medio de la obra personal.— Review and Herald, 9 de julio de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White