viernes, 1 de enero de 2016

OLVIDA LO QUE QUEDA ATRÁS

El modo de dar una vez en el clavo es dar cien veces en la herradura. “No tengas miedo; solamente cree” (Luc. 8:50).

“No exagero cuando digo que he formulado tres mil teorías respecto a la luz eléctrica, todas razonables y aparentemente ciertas, pero mis experimentos demostraron que solo dos eran correctas”. Con estas palabras reconocía Edison que el éxito depende, en la mayoría de los casos, de haber fracasado previamente no una, ni dos, sino hasta dos mil novecientas noventa y ocho veces.
Y tú, ¿en qué aspecto de tu vida sigues estancada en el ensayo y el error? ¿Cuántas resoluciones de año nuevo son simples recuerdos en tus viejos diarios? ¿Cuántas veces has intentado algo sin lograrlo? ¿Has llegado a la conclusión de que has fracasado y tienes ganas de abandonar?
Es natural sentir miedo al fracaso, pero lo cierto es que el miedo es el mayor fracaso. Imagina a Edison coleccionando fracasos de diez en diez, de cien en cien y de mil en mil… sin embargo, no se paralizó por el miedo. Al contrario, siguió intentándolo hasta que alcanzó su meta. ¿Cuál fue la clave de su éxito? Que mantuvo su mente fija en el objetivo hasta que inventó la bombilla moderna.
El miedo al fracaso puede presentarse en cualquier ámbito de la vida: matrimonial, profesional, social, espiritual… pero es este último el que más
atención requiere, si es que tenemos como meta la vida eterna. Al igual que Edison, el apóstol Pablo
nos da la clave del éxito en la carrera cristiana: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil. 3:12-14, NVI).
Es posible que no hayamos alcanzado todavía esa impecabilidad que anhelamos; que no seamos “perfectas” como nos hemos propuesto una y mil veces para terminar fallando de nuevo, y que nos sintamos atrapadas en las redes del mismo error repetido una y otra vez… Pero una cosa podemos hacer en este comienzo de nuevo año: olvidando lo que queda atrás, centrémonos en lo que tenemos delante, prosigamos a la meta y, como le sucedió a Edison, una luz se encenderá también para nosotras.

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz

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