martes, 23 de febrero de 2016

UNA ELECCIÓN TERMINANTE

Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado. Hebreos 71:24,25.

Satanás había planeado deshacerse de cualquier posible líder del pueblo de Dios destruyendo a todos los bebés hebreos varones, pero Dios desbarató su malvado plan. Ahora, a pesar de los planes del diablo, Moisés estaba en el palacio, yendo a la escuela para recibir la preparación gubernamental y militar más alta posible.
El diablo se vio derrotado en un aspecto, pero estaba decidido a intentar más fuerte. Como Moisés estaba en la línea del trono para convertirse en rey algún día, Satanás formuló un nuevo plan. Las leyes egipcias dejaban en claro que quienquiera que ocupara el trono debía ser introducido en los misterios de la religión nacional. Los sacerdotes se encargarían de la enseñanza. Pero, Jocabed se les había adelantado. Moisés fue un estudiante excepcional. Estudiaba y respondía todas las preguntas, y nunca parecía cansarse, pero simplemente no se inclinaría ni adoraría a esos ídolos sin sentido. Aprobaría todos sus exámenes, pero no pasaría sus requerimientos de adoración. “¡Nunca serás rey, entonces!”, gritaban los sacerdotes.
Sin conmoverse por las amenazas, Moisés razonaba con sus maestros. Les mostraba cuán inútiles eran sus dioses y les señalaba al gran Dios creador del cielo.
Moisés se estaba convirtiendo rápidamente en un líder prometedor para los egipcios. Se vestía como ellos, hablaba su idioma fluidamente, entendía todas sus costumbres, su religión y su gobierno. Lideraba sus ejércitos. En inteligencia, ninguno se acercaba a Moisés. Era el mejor filósofo, poeta, historiador, líder gubernamental y general del ejército que el mundo haya visto alguna vez.
Sin embargo, Moisés tenía que hacer una elección. Por un lado, frente a él estaban las halagadoras promesas de gobernar a una nación poderosa; por el otro, podía responder al llamado de Dios para liderar a una masa de esclavos, desde sus chozas de barro, a través de adversidades y pruebas, a un país que nunca había visto antes. Después de pensarlo cuidadosamente, decidió quedarse con el pueblo de Dios. ¿Por qué? Moisés sabía qué iba a hacer finalmente el Rey del universo con el pecado. Moisés veía más allá de los placeres transitorios, al momento cuando Dios traería a su pueblo a las glorias de una Nueva Tierra.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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