sábado, 14 de julio de 2012

NADA ES DEMASIADO DIFÍCIL PARA DIOS


«Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: "Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado"» (Mateo 9:22).

He oído que algunas personas hablaban de la fe como si se tratase de una excavadora capaz de empujar a Dios. Una vez escuché a un famoso curandero que decía: «Si se tiene fe, se le puede decir a Dios qué tiene que hacer».
Y en el otro extremo del espectro, ¿cuántas veces habremos oído decir: «Oramos y no sucedió nada; será que no teníamos suficiente fe»? ¿Es posible que unos tengan tanta fe y otros tan poca?
Luego leemos las palabras de Jesús: «De cierto os digo que si tenéis fe y no dudáis, [...] si a este monte le decís: "¡Quítate y arrójate al mar!", será hecho» (Mat. 21:21). ¿Cómo podríamos tener tanta fe?
Una historia nos ayuda a entender el significado de la fe. Se trata de una mujer durante doce largos años sufrió hemorragias.
Ella había ido a todos los médicos que había podido encontrar y ninguno había sido capaz de ayudarla. De hecho, gastó todo su dinero tratando de encontrar una solución.
Oyó que Jesús estaba en su pueblo, sanando a los enfermos, y se convenció de que él podía ayudarla. Había tanta gente alrededor del Señor que no podía acercarse. Pero pensó que, para sanarse, bastaría con tocar el borde de su manto. Seguramente se trataba de una persona tímida porque no quería que nadie supiese lo que iba a hacer.
Así que se acercó, tocó el manto de Jesús y, al instante, quedó curada. Estaba a punto de escabullirse entre la multitud cuando Jesús preguntó quién lo había tocado. Nerviosa, se adelantó y le contó todo lo que le había sucedido.
Jesús dijo: «Tu fe te ha sanado» (Mar. 5:34, NVI). Pero la fe no la había sanado, sino Jesús. Entonces, ¿qué quiso decir cuando dijo que su fe la había sanado? Quería decir que su fe en él trajo su curación. Si hubiera tenido fe en una pata de conejo o un amuleto de la suerte, no habría sido sanada.
La fe es creer que no hay límites para lo que Dios puede hacer.  Basado en Marcos 5: 25-34

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill

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