sábado, 9 de marzo de 2013

PERSONA VIP INSTANTÁNEA


Lugar: Inglaterra
Palabra de Dios: Gálatas 4:7

Tener un título junto a tu nombre significaba que ocupabas un lugar especial en la sociedad británica, especialmente en siglos pasados. Imagina ser conocido como Lord o Lady fulana de tal. Suena bien, ¿no os cierto? O podrías haber tenido el título de vizconde, barón o conde. Un título antes de tu nombre significaba que eras alguien importante y que tu familia, en la mayoría de los casos, tenía dinero. El titulo pasaba de una generación a la siguiente, por lo que si nacías en una familia noble eras bastante afortunado.
Hace poco, algunas personas decidieron vender esos títulos por Internet. Aparecieron sitios de la Red asegurando que cualquiera puede llegar a formar parte de la nobleza británica simplemente comprando una pequeña porción de una propiedad. "Mejore su estilo de vida con un título. Adquiera un nivel VIP (persona muy importante) instantáneamente", dicen. Hasta te envían un certificado del título.
Pero, esos certificados no tienen validez. El hecho es que no puedes convertirte en alguien importante simplemente comprando un título por Internet. Aun si pagaras mucho dinero, no puedes automáticamente convertirte en vizconde o conde. Decir que eres el lord fulano o lady tal y tal no significaría nada.
Pero, aunque nadie se dirija a nosotros con el título Lord o Lady o aunque nunca heredemos una gran propiedad familiar, tenemos reservadas cosas mejores todavía. Dios quiere adoptarnos como sus hijos. La Biblia asegura: "Así que ya no eres esclavo sino hijo; y como eres hijo, Dios te ha hecho también heredero".
¿Tu nuevo título? Hijo de Dios. ¡Eso es ser noble! Adquieres instantáneamente un nivel más que VIP. Y, como heredero de Dios, tu herencia será más grande que cualquier cosa que puedas imaginar aquí, en la tierra. Así que olvida intentar comprar tu lugar en la alta sociedad. En lugar de eso, reclama las promesas de Dios, y tendrás el mejor título que alguna vez puedas desear.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

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