lunes, 29 de febrero de 2016

Y SI NO ME CREEN

Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaran, las piedras clamarían. Lucas 19:40.

Moisés amaba al Dios de sus padres Abraham, Isaac y Jacob, pero había una pregunta que seguía dando vueltas en su cabeza:
¿Qué pasaría si ellos no creyeran?
El quería salvar a su pueblo, liberarlo de la esclavitud de Egipto, pero esa poderosa nación lo hacía dudar.
Dios tenía que ofrecerle la seguridad a Moisés para que él sea su mensajero. Entonces, le dio dos señales más.
En aquel tiempo, la lepra era considerada una enfermedad terminal, sin pocas esperanzas para el enfermo. Los médicos aplicaban diferentes tratamientos, pero cuando la enfermedad avanzaba en el cuerpo, les pedían que vivieran fuera de las ciudades. Esta enfermedad era común en todas las naciones y lugares. Pero aquel que se curaba, realmente experimentaba un milagro del cielo. No existía un remedio o tratamiento para esta vergonzosa enfermedad.
El gran YO SOY, consciente de todas las dolencias humanas, le indicó la primera señal a Moisés por medio de una acción, y le dijo: “Mete ahora tu mano en tu seno”.
Moisés lo hizo así y cuando la sacó, su mano estaba leprosa como la nieve. Seguramente, Moisés, asustado al ver su piel, quedó horrorizado. Sin embargo, el Señor le dio la segunda señal y acción. Y le dijo: “Vuelve a meter tu mano en tu seno”.
El volvió a meter su mano en su pecho; y al sacarla, estaba completamente restaurada. ¡Qué gran alivio habrá sentido Moisés con la restauración total de su mano!
Pero… ¿qué significaba todo esto para Moisés? La primera señal mostraba que él era el hombre a quien el Señor había llamado para ser el dirigente de su pueblo. Y la segunda señal fue para dejar en claro que, como mensajero de Dios, se le concedía el poder necesario para ejecutar la tarea.
Dios nos llama a todos de diferentes formas y con distintas señales para realizar una tarea específica. ¿Qué esperas para hacer la tarea que te ha encomendado?
Pasaron miles de años, y el autor del libro de Hebreos, en el capítulo 11:27, registra una actitud de este gran patriarca que tuvo mucha fe: “porque se sostuvo como viendo al Invisible”.
Para colaborar con Jesús, no necesitamos que aparezcan muchas señales, solo tenemos que creer en él. Sino, recuerda, las piedras lo harán.
Nota del editor: Esta meditación fue escrita por Stella M. Romero de Aranda.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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