sábado, 27 de febrero de 2016

UNA VOZ DESDE EL FUEGO

Dios temible en la gran congregación de los santos, y formidable sobre todos cuantos están alrededor de él. Salmo 89:7.

Un día Moisés estaba arreando su rebaño en el lado oeste del desierto, hacia el monte Horeb, que es también conocido como monte Sinaí. De pronto, algo a la distancia llamó su atención. De una zarza surgía fuego, que hacía arder el tronco, subía por todas las ramas y lamía las hojas. Mientras Moisés se paró ahí mirando y preguntándose cómo habría comenzado el fuego, se le ocurrió que pasaba algo realmente raro. Tan seca como todo lo que estaba allí en el desierto, la zarza debería haberse quemado por completo en unos pocos minutos. En lugar de ello, se mantenía ardiendo y ardiendo.
“Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema” (Exodo 3:3).
Mientras caminaba hacia el fuego, una voz lo llamó de en medio de la zarza que ardía: “¡Moisés! ¡Moisés!”
“Heme aquí”, respondió Moisés, no muy seguro de lo que estaba pasando.
“No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es” (vers. 5).
Moisés se quitó las sandalias. Si se preguntaba quién estaba hablando, su duda pronto sería respondida. De nuevo, la voz vino desde la zarza que ardía: “Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob” (vers. 6).
Cuando oyó esto, Moisés cubrió su rostro, porque tenía temor de mirar a Dios. La sola presencia del Señor había hecho santo el suelo que Moisés pisaba, y conociendo la pureza de Dios y su grandeza, Moisés tuvo miedo de mirar la zarza ardiente que Dios usó para manifestarse.
Cualquiera que vea la majestad del Creador del universo es siempre humilde y cuidadoso en su presencia.
Una persona que es reverente no viene a la iglesia y actúa como si estuviera en un partido de fútbol o yendo a una fiesta, “En el nombre de Jesús podemos acercarnos a él con confianza, pero no debemos hacerlo con la osadía de la presunción, como si el Señor estuviese al mismo nivel que nosotros… A Dios lo debe reverenciar grandemente; todo el que verdaderamente reconozca su presencia se inclinará humildemente ante él” (Patriarcas y profetas, p. 256).

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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