martes, 7 de julio de 2009

ÁNGELES VIGILANTES

Pero que se alegren todos los que en tí buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiende tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre (Salmo 5: 11).

Había disfrutado de un viaje espléndido con mis tíos y abuelitos. Ellos deseaban llevarme a conocer el mar como regalo de graduación; íbamos contentos, disfrutábamos del paisaje, cuando sorpresivamente una camioneta nos embistió de frente. Entre vagas imágenes posteriores al accidente, recuerdo haber visto a mi abuelo arrodillado a la orilla de la carretera, agradeciéndole a Dios por su cuidado y por habernos salvado la vida. Debido a las lesiones recibidas, mi tía, mi abuela y yo permanecimos in­ternadas mientras mi tío y el abuelo realizaban los trámites necesarios. Esa noche, mientras recibíamos el sábado en nuestra habitación, alguien tocó a la puerta. Era un médico de bata blanca, muy joven. Le preguntamos su nombre y nos dijo: «Llámenme Tanny». Sacó de su bolsillo una pequeña Biblia y leyó pasajes de cómo el Señor envía ángeles para cuidar y proteger a sus hijos. Mi abuelo insistía en saber por qué nos había pasado eso si estábamos tan felices gozando juntos de esas vacaciones. Tanny le contestó que no se cuestionara más, que mejor pensara en la nueva oportunidad que Dios nos brindaba al conservarnos la vida. Estuvimos ahí una larga semana y cada mañana Tanny llegaba y nos leía un texto, oraba con nosotros y se iba. Finalmente mi tío nos dijo que nos trasladaríamos a otra ciudad para que mi tía recibiera atención médica especializada. Compré unas tarjetas de agradecimiento para las personas que habían estado con nosotros en tan difícil situación y, por supuesto, compré una para Tanny. Sin embargo, al llegar a la central de enfermeras y preguntar por él, una doctora me dijo: «Aquí no hay ningún doctor Tanny, no hay internos en esta clínica, pues no hay capacidad para eso». Jamás lo volvimos a ver, pero desde entonces no tengo duda de que los ángeles de Dios siempre están ahí prestos, vigilantes, para brindarnos su ayuda y apoyo espiritual como lo hizo Tanny con nosotros. Amiga, te invito a confiar más en Dios, él te ha dado un ángel que siempre viaja a tu lado. No sabes en qué momento se presentará ante ti con su rostro apacible, con deseos de animarte. Puede tener un nombre peculiar, como el de Tanny.

Verónica De Santiago Licón
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor

BUENAS NOTICIAS PARA TODO EL MUNDO

Pero ¿cómo van a invocarlo, si no han creído en él? ¿Y cómo van a creer en él, si no han oído hablar de él? ¿Y cómo van a oír, si no hay quien les anuncie el mensaje? romanos 10: 14

Hace muchos años, un viejo lobo de mar inglés se metió en una pelea mientras, su barco estaba amarrado en Savannah, Georgia. Él y algunos de sus amigos, fueron arrestados y llevados al calabozo de la ciudad. La mayoría de la gente que va a la cárcel puede quedar de nuevo en libertad pagando una fianza. Esto quiere decir que entregan una cierta cantidad de dinero como garantía de que cuando llegue la fecha del juicio estarán ahí para enfrentarse al juez. Si se presentan a la audiencia, se les devuelve el dinero. Si no, lo pierden y tienen problemas aún mayores. Bien, el viejo lobo de mar no tenía dinero suficiente para pagar la fianza; así que tuvo que permanecer arrestado mientras se hacían las gestiones necesarias para liberal lo Pero, mientras estaba en la cárcel, enfermó y murió. Durante la investigación que siguió a su muerte, las autoridades descubrieron que el viejo era el heredero de una pequeña fortuna. Una tía lejana de Inglaterra le habia dejado en herencia varios millones de dólares. Pero los abogados que administraban sus, propiedades habían sido incapaces de encontrar al marino y darle la buena noticia de la herencia. Por eso el marino murió sin saber que había recibido un regalo. Muchas personas desconocen el inapreciable regalo de la vida eterna que les hizo Jesús. Presuponemos que todos conocen a Jesús. Pero hay gente a tu alrededor que ni siquiera han escuchado su nombre. Pídele a Jesús que te use para llevar buenas noticias de salvación a los que no las han escuchado. Haz que sepan que son herederos del reino de Dios y que la salvación es suya, si la piden.

Tomado de la Matutina El viaje Increible.

ATACA CUANDO LAS DEFENSAS PAREZCAN DEBILITARSE

Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre. Y vino el tentador, y le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». Mateo 4:2,3

El enemigo sabe perfectamente cuáles son los momentos cuando las defensas del cristiano son más débiles o en que tiene las mayores probabilidades de vencerlo. No vino para tentar a Jesús en su primer día de ayuno; vino después de que el Señor ya llevaba cuarenta días sin probar alimento. Lo atacó cuando el hambre era más intensa. En el momento de mayor necesidad le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan».

Es probable que, cuando Satanás mencionó la palabra 'pan', los ojos de nuestro Señor vieran en aquellas piedras algo parecido al delicioso pan que su madre horneaba en Nazaret. No olvidemos que él era como nosotros. El hambre era real, y la tentación, muy fuerte. Una fuerte tentación para Jesús era que él podía convertir cualquiera de aquellas piedras redondas en un verdadero pan. Solamente se necesitaba la orden de Jesús para que aquellas piedras se convirtieran en aquello que más deseaba.
No obstante, aunque tenía el poder de hacerlo, no quiso ejercerlo, porque habría sido dudar de Dios, hacer algo en beneficio propio y probablemente aceptar la autoridad de Satanás. Para nosotros no habría sido una tentación, pero para Jesús sí lo fue. Jesús no cedió, por muchas razones. Una de ellas era que su misión consistía en derrotar a Satanás donde Adán había fracasado: la satisfacción del apetito.
Sí, el enemigo sabe cuándo es el mejor momento para atacarnos. Hace propuestas apetecibles para que aceptemos sus insinuaciones. Precisamente cuando tienes un salario que no te alcanza para cubrir los gastos, te ofrece un gran empleo, pero tienes que trabajar los sábados. Cuando los lazos conyugales comienzan a debilitarse, aparece alguien que te presenta atrayentes insinuaciones. Cuando el presupuesto no alcanza para cubrir los gastos de la educación cristiana de tus hijos, te susurra al oído: «Usa los diezmos. Tus hijos son más importantes que las necesidades de la iglesia». Incluso te recuerda versículos como «El que no provee para los suyos, es peor que un infiel y ha negado la fe». En el momento de un accidente, o de un diagnostico médico que te informa de una enfermedad terminal, se presenta para destruir tu fe y tu confianza en Dios.
Cuando sientas que tus defensas se debilitan, ataca valerosamente poniéndose bajo las alas de tu Defensor. Decide hoy mantenerte firme junto a Jesús. Pídele que te ayude a vencer tus apetitos, tus deseos y cualquier oferta que el maligno te ofrezca.

Tomado de la matutina Siempre Gozosos