¡Ay del que edifica su casa sin justicia y sus salas sin equidad, sirviéndose de su prójimo de balde, sin darle el salario de su trabajo. (Jeremías 22:13)
¿Te has debatido alguna vez entre lo que crees que es justo y lo que sabes que es correcto? Así se encontraba Alicia, incapaz de tomar una decisión. Con el timón en las manos, trataba de controlar su débil embarcación mientras las olas de la libertad de elección intentaban estrellarla contra la roca de su conciencia. Había sido durante muchos años una fiel cristiana pero sus conocidos, que gozaban de una posición económica mejor que la suya, le susurraban a veces palabras que la hacían dudar: «A tu familia le falta chispa, sagacidad, inteligencia». Su esposo, un hombre cariñoso, leal y cristiano, era honrado, pero ¿valía la pena seguir viviendo así?
La mente de Alicia se debatía en un combate feroz. Por una parte sabía lo que Dios demandaba de ella, pero ahora que tenía la oportunidad de traer un poco de «justicia» y prosperidad material a su familia, sentía que los principios divinos eran solo un concepto más en su manera de ver la vida y que había llegado el momento de que eso cambiara. Después de todo, no parecía haber tenido mucha recompensa por haberse mantenido siempre fiel a ellos.
¿Has tenido que tomar decisiones similares? En ocasiones no resulta tan difícil saber qué es lo correcto, como tomar la decisión de hacerlo. Alicia vio la oportunidad que tenía del mismo modo que una niña observa una hermosa muñeca a través de la vidriera: con deseo de obtenerla. Nadie notaría lo que estaba haciendo, y si se descubría, ella no sería la acusada. Apenas había riesgo, pero el cielo entero observaba la decisión de Alicia. También lo hacían las huestes del mal. ¿Quién triunfaría?
Constantemente tenemos que enfrentarnos al dilema de tener que elegir. ¿Qué es bueno o malo en medio de una generación que tiene los conceptos distorsionados? Finalmente Alicia salió vencedora. No sabía si Dios recompensaría su elección, pero el cielo ganó. Nunca dejes que tus decisiones glorifiquen al enemigo y avergüencen al cielo. Dios pronto hará justicia. Espera pacientemente en él.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
¿Te has debatido alguna vez entre lo que crees que es justo y lo que sabes que es correcto? Así se encontraba Alicia, incapaz de tomar una decisión. Con el timón en las manos, trataba de controlar su débil embarcación mientras las olas de la libertad de elección intentaban estrellarla contra la roca de su conciencia. Había sido durante muchos años una fiel cristiana pero sus conocidos, que gozaban de una posición económica mejor que la suya, le susurraban a veces palabras que la hacían dudar: «A tu familia le falta chispa, sagacidad, inteligencia». Su esposo, un hombre cariñoso, leal y cristiano, era honrado, pero ¿valía la pena seguir viviendo así?
La mente de Alicia se debatía en un combate feroz. Por una parte sabía lo que Dios demandaba de ella, pero ahora que tenía la oportunidad de traer un poco de «justicia» y prosperidad material a su familia, sentía que los principios divinos eran solo un concepto más en su manera de ver la vida y que había llegado el momento de que eso cambiara. Después de todo, no parecía haber tenido mucha recompensa por haberse mantenido siempre fiel a ellos.
¿Has tenido que tomar decisiones similares? En ocasiones no resulta tan difícil saber qué es lo correcto, como tomar la decisión de hacerlo. Alicia vio la oportunidad que tenía del mismo modo que una niña observa una hermosa muñeca a través de la vidriera: con deseo de obtenerla. Nadie notaría lo que estaba haciendo, y si se descubría, ella no sería la acusada. Apenas había riesgo, pero el cielo entero observaba la decisión de Alicia. También lo hacían las huestes del mal. ¿Quién triunfaría?
Constantemente tenemos que enfrentarnos al dilema de tener que elegir. ¿Qué es bueno o malo en medio de una generación que tiene los conceptos distorsionados? Finalmente Alicia salió vencedora. No sabía si Dios recompensaría su elección, pero el cielo ganó. Nunca dejes que tus decisiones glorifiquen al enemigo y avergüencen al cielo. Dios pronto hará justicia. Espera pacientemente en él.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera