«Los corros corren con furia por las calles, van de un lado a otro de las plazas, son como antorchas encendidas, pasan como relámpagos» (Nahúm 2:4).
¡Corre! Se acerca una tormenta. Mira esas nubes oscuras. Está comenzando a llover ¿Has visto el destello de ese rayo y has oído ese trueno? Los rayos son realmente poderosos y peligrosos, así que debemos protegernos. ¿Sabes cómo puedes protegerte de los rayos? Hay varias maneras, pero una de las más importantes es entrar a una casa o edificio lo más rápido que puedas. También es importante salirse del agua, secarse y alejarse del área si es posible. ¡No te quedes donde estén cayendo rayos!
En este mundo Satanás nos está lanzando dardos constantemente, pero Dios es nuestro protector Algunas personas creen que no necesitan la protección de Dios. Ellos creen que son lo suficientemente fuertes como para soportar los ataques de Satanás. Pero tú no creas eso, porque Satanás es un enemigo poderoso. Nosotros necesitamos correr a los brazos de Dios para salimos de la tormenta. Él es el único lugar seguro. No nos quedemos donde caen rayos. Corramos hacia la casa de Dios y allí estaremos seguros.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush