jueves, 26 de abril de 2012

HABLANDO DE LA LENGUA


«Estarás a salvo del latigazo de la lengua, y no temerás cuando venga la destrucción» (Job 5:21).

Si fueras minúsculo y pudieras entrar (con tus botas en miniatura) en la boca abierta de alguien y pararte sobre su lengua, estarías asombrado y tal vez un poco asustado. Serías agitado hacia arriba y hacia abajo y lanzado hacia adelante y hacia atrás a medida que la persona hablara. 
¿Qué quería decir Elifaz, el amigo de Job, cuando dijo que Dios lo protegería del latigazo de la lengua? Creo que lo que quena decir es que hay gente que usa su lengua para «azotara a otros. Dicen cosas de cierta manera que suenan malintencionadas y horribles. Si alguna vez has «azotado» a alguien con tu lengua, sabes el daño que esto puede causar
Dios quiere que uses tu lengua para decir cosas buenas y agradables. Haz algo: busca a alguien en este momento que esté cerca de ti y dile algo cordial. ¿Ya lo has hecho? ¿Te sentiste bien haciéndolo? Nuestra lengua puede ser muy dañina si la usamos para dar «latigazos». Usa tu lengua para decir palabras de amor y fíjate cómo esta puede hacer que los demás sonrían.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

LIBÉRATE DE LOS MALOS HÁBITOS


Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme» (Mateo 19:21).

¿Te gustaría ser perfecta? Esla es una de mis metas, pero si analizo mi vida me doy cuenta de que me falta mucho para llegar a la perfección. Hay algo en mi interior que anhela lograrlo y que a la vez se resiste a ello con mucha fuerza.
Recuerdo al joven rico que buscó a Jesús para hacerle una pregunta: «Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?» (Mat. 19:16). Aquel joven y nosotras tenemos mucho en común: ansiamos la perfección, creyendo que se necesita hacer mucho para alcanzarla. Por esa razón procuramos comer sanamente y poner en práctica determinados principios de salud. Pero una vez lo hemos hecho, sigue faltándonos algo. ¿Qué nos falla?
Recientemente recibí una encuesta sobre alimentación. Al terminar de leerla, reflexioné respecto a la importancia de seguir los principios de salud que como adventistas del séptimo día predicamos. Considero que actualmente tenemos muchos conocimientos sobre la buena alimentación pero, ¿los ponemos en práctica?
Creo que es importante que reflexionemos sobre las ideas del siguiente párrafo: «Muchos violan las leyes de la salud por ignorancia, y necesitan instrucción. Pero la mayoría sabe cosas mejores que las que practica. Necesitan comprender cuán importante es que rijan su vida por sus conocimientos» (Consejos sobre la alimentación, cap. 1, p  576, §759).
El principal problema es que tenemos muchas costumbres y hábitos fuertemente arraigados que resultan difíciles de erradicar para llevar un estilo de vida correcto. Cada una de nosotras conoce cuáles son los hábitos cuestionables que practica. Tal vez comer entre comidas, no hacer ejercicio, no beber suficiente agua, no descansar adecuadamente, o no ser temperantes.  Al mismo tiempo, sabemos qué hacer para corregir dichos defectos.
Mi querida hermana, ya es hora de que pongamos en práctica los conocimientos que Dios nos ha dado respecto a los principios de salud y de que abandonemos los malos hábitos que nos perjudican.
Escuchemos a Jesús y sigámoslo. Únicamente así lograremos la perfección.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Perla Edith Sánchez

LOS OJOS DEL ENTRENADOR


El Señor dice: «Mis ojos están puestos en ti». Salmo 32:8.

Cuando un periodista preguntó a los jugadores de fútbol americano Green Bay Packers la razón de su éxito, uno de ellos respondió: «No jugamos para las masas que están en las bancas o los millones que ven el juego por televisión. No nos preocupa, mayormente, lo que dicen los medios de comunicación. Jugamos con un solo objetivo en mente: los ojos del entrenador. Cuando revisamos la filmación el lunes por la mañana, queremos estar seguros de que Vince Lombardi haya quedado satisfecho».
¿Por qué tuvieron tanto éxito los Green Bay Packers?. Porque en el campo de juego, lo único que les importaba eran los ojos del entrenador, no los de la multitud.
Y tú ¿qué dices? Al enfrentar los desafíos del mundo, ¿qué te preocupa más? ¿A quién quieres agradar? ¿Te atreverás a vivir de tal modo que puedas agradar al Entrenador celestial, el Señor Jesucristo? ¿O simplemente formarás parte del montón, para quienes únicamente cuenta el aplauso del público en las gradas?
Mientras Jesucristo estuvo entre nosotros, vivió solo para agradar al Padre. Dijo: «Porque yo no he venido del cielo para hacer mi propia voluntad, sino para hacer la voluntad de mi Padre, que me ha enviado» (Juan 6:38). Nada hizo para complacer al populacho, y nada lo desvió del sendero del deber, ni siquiera la sombra de la cruz.
¿Copiarás el Modelo? Dios no quiere que imitemos «las costumbres de este mundo»; por el contrario, espera que seamos «personas nuevas, diferentes, de novedosa frescura en cuanto a conducta y pensamiento» (Rom. 12:2, versión Lo más importante es el amor). Y mientras así vivas, su promesa para ti es: «Te haré entender, te enseñaré el camino en que debes andar, sobre ti fijaré mis ojos» (Sal.32:8,NRV2000).
¿Qué te promete el Señor? Según nuestro versiculo para hoy, él te ha prometido:
1. Sabiduría para distinguir el bien del mal: «Te haré entender».
2. Dirección, pues te enseñará «el camino en que debes andar», y
3. Protección, pues sobre ti fijará sus ojos. ¿A quién te propones complacer hoy, al "Entrenador celestial, Cristo el Señor, o la multitud?
Señor, concédeme hoy tu sabiduría, de modo que viva solo para complacerte a ti

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

UN ANIVERSARIO


«Santificad mis sábados, sean por señal entre mi y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová, vuestro Dios» (Ezequiel 20:20).

Resuelva este acertijo: ¿Cuándo es el cumpleaños de la madre de Adán? Respuesta: La madre de Adán es la tierra (ver Gen. 2:7). Todos los sábados celebramos el cumpleaños de la tierra. Pensar en el sábado como un cumpleaños es agradable, pero no acabo de sentirme cómodo con la idea. Deje que se lo explique. Mi cumpleaños es el de una sola persona: yo. En mi cumpleaños, ¿dónde está el centro de atención? Soy yo. Digámoslo claro, en mi cumpleaños yo soy el homenajeado.
Por otra parte, yo prefiero ver el sábado como un aniversario de boda. Los aniversarios de boda no tienen que ver con el yo sino con el nosotros. El sábado no tiene que ver solo conmigo, sino con nosotros: Dios y yo. Solo celebran aniversarios de boda las personas casadas. El sábado es para personas comprometidas. Según las Escrituras, el séptimo día es una señal entre Dios y quienes lo sirven (Éxo. 31:13). Por tanto, si alguien no sirve a Dios o no considera a Jesús como su Señor, el sábado no le incumbe. A veces suponemos que, si predicamos el sábado en todo el mundo, terminaremos la misión de Dios en la tierra.  No, el mundo no necesita el sábado. Necesita a Jesús. Las bendiciones del sábado llegan después de que la persona se ha comprometido con Jesús; igual que sucede con un aniversario de boda, que se celebra después del matrimonio.
Pero los aniversarios de boda se producen solo una vez al año. Dios sabía que necesitamos tiempo de calidad con él más de una vez al año. Por eso nos dio un «aniversario» cada siete días. Durante seis días trabajamos duro, pero el séptimo tenemos libertad para descansar (Exo. 20:8-11).
Jesús quiere que dejemos a un lado las cosas de la semana que nos han fatigado y estresado para que podamos descansar en él.
En cierta ocasión, el conductor de un carro de heno, de camino al mercado, adelantó a un anciano que llevaba a cuestas una pesada carga. Se compadeció de él y lo invitó a subir al vehículo. Agradecido, el anciano aceptó y subió a la parte de atrás. Después de unos minutos, el conductor se volvió para ver cómo estaba el hombre. Para su sorpresa, descubrió que el anciano todavía se debatía bajo la pesada carga porque no se la había quitado de los hombros. El sábado es un momento para quitar las cargas de los hombros.  Basado en Mateo 12:8

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill