«Lo guardó [a Jacob] [. . .] como un águila que agita el nido y revolotea sobre sus polluelos, que despliega su plumaje y los lleva sobre sus alas» (Deuteronomio 32:10,II, NVI).
Un día vi la cosa más asombrosa del mundo. Estaba caminando al aire libre, y de repente vi un águila en su nido. El águila estaba haciendo algo con sus patas. A los pocos minutos, vi que el águila había empujado a su polluelo hacia el borde del nido. Entonces, con una patadita, ¡la mamá lo lanzó fuera del nido!
De repente, la mamá águila se lanzó volando del nido directo hacia el pequeñín en caída libre. «Apúrate — dije — . ¡Salva a tu bebé!». La mamá águila pasó justo por debajo del polluelo, extendió sus alas y este cayó exactamente encima de ella. Resulta ser que así es como los pequeños bebés águila aprenden a volar
A veces nosotros también necesitamos aprender algunas lecciones. Muchas veces estas lecciones pueden darnos miedo, pero si confiamos en Jesús, sabremos que él siempre cuidará de nosotros como el águila cuida de su polluelo. No siempre nos va a gustar la manera en que Dios nos enseña algunas cosas, pero si prestamos atención y confiamos en él, al poco tiempo estaremos volando seguros por la vida.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush