Lugar: Corea del Sur
Palabra de Dios: Mateo 5:11, 12
Hace muchos años, soldados enemigos ocuparon la tierra. Dijeron que todos en la escuela, incluyendo los profesores, debían inclinarse y adorar en el santuario de la reina del sol. El señor Lee, maestro en una escuela cristiana, no sabía que hacer. El creía en el único Dios verdadero, y no quería adorar al sol. Pero ¿que le harían, si se negaba?
Luego de pensarlo, el señor Lee decidió que el único camino era obedecer lo que los soldados enemigos habían ordenado. A las horas señaladas, se unía a la gente que estaba adorando al sol. «Sólo hago como que lo adoro», se decía a sí mismo.
Cuando su madre se enteró de que había transigido, se sintió chasqueada.
—Se fiel a Dios —le dijo—. El cuidara de ti. Finalmente, el señor Lee decidió hacer lo correcto. —Señor, por favor, perdóname —oró a Dios—. Y ayúdame a ser fiel a ti.
Aunque el señor Lee se sintió más feliz cuando dejó de adorar en el santuario, los soldados enemigos no lo estaban.
¿Se está negando a hacer lo que se le ordenó? —lo interrogaron.
Entonces, lo arrojaron a la prisión y lo hicieron trabajar durante muchas horas cada día.
El señor Lee sufrió mucho por su decisión de ser fiel a Dios, pero nunca se arrepintió de ello. Mantenía en mente la promesa bíblica: «Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y Llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes».
¿Estás dispuesto a comprometerte a adorar a Dios no importa lo que suceda? ¿Incluso si eres perseguido? ¿Aunque otros te insultaré? Se fiel a Dios, y el estará contigo a cada paso del camino.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson