viernes, 8 de marzo de 2013

DOCTOR PAYASO


Lugar: Sri Lanka 
Palabra de Dios: Proverbios 17:22.

¿Qué está haciendo ese hombre larguirucho de cabello azul brillante en el hospital? Parece un payaso, y sostiene en su mano un pescado muerto. ¡Parece fuera de lugar, con toda esa gente enferma! Los guardias de seguridad deben pensar eso también, porque lo están persiguiendo. ¡Oh, no! se dirige derecho hacia el ala de los niños.
Pero, esperen, ¡hay más payasos! Uno de ellos está montado en un monociclo y hace malabares con naranjas en el pasillo. Alguien vestido como un guacamayo está soplando y haciendo burbujas por todas partes. Y esos otros tres payasos están haciendo un show de títeres. Los guardias de seguridad se dan cuenta de lo que está sucediendo, y abandonan la persecución.
Quizás hayas oído hablar del hombre alto de cabello azul brillante. Su nombre es doctor Hunter "Patch" Adams. Y él cree que la risa es la mejor medicina. Ha viajado de país en país, desparramando amor y risas. Ha estado en Afganistán, Camboya y varios países de África. También, fue a Sri Lanka para alegrar a los sobrevivientes del tsunami.
Junto con él, hay un equipo de treinta payasos. A ellos les gusta hacer reír a la gente. A los niños les encanta especialmente observarlos. Y los hace sentir mejor. Como dice el libro de Proverbios: "Gran remedio es el corazón alegre, pero el ánimo decaído seca los huesos".
El doctor Adams y sus payasos están haciendo su parte para alegrar a personas que no se sienten muy bien. ¿No sería lindo si nosotros hiciéramos lo mismo? Por ejemplo, ¿hay alguien en tu curso que no parece estar muy alegre últimamente? ¿Algún miembro de tu familia está triste? ¿Conoces a alguien enfermo, internado en el hospital? Piensa en maneras de alegrarlos e ilumina su día.

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

MUJERES LLENAS DE VALENTÍA


Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!
Proverbios 31:10

Cada día al ir al trabajo me encuentro con ella. Mientras yo voy cómodamente sentada en mi automóvil, ella empuja con esfuerzo un carrito en el que lleva costales de naranjas, que exprimirá y venderá como jugo en una esquina de la ciudad. Es una mujer de baja estatura, y detrás del carrito se ve frágil e indefensa, pero, ¿lo será realmente? Camina con pasos cortos, pero a la vez firmes y decididos. Aunque de cuando en cuando se seca el sudor de la frente, nunca se detiene hasta que llega a su destino, que es la esquina donde trabajará esa jornada. Ahí permanece estoicamente bajo el sol ardiente o la lluvia, hasta que el último gajo de naranja se ha convertido enjugo.
Observarla cada día ha sido como una escuela para mí. Esa diminuta mujer me ha enseñado una gran lección: la vida es una lucha en la que hay que saber lidiar con fuerza y determinación. Muchas veces la he imaginado regresando a su casa. Seguramente la esperan sus hijos con ansias y ella apresura el paso, pues piensa en la alegría que dará a su familia, ya que uno de los costales no lleva naranjas, sino alimentos que serán un festín para todos.
Ella no celebra el Día Internacional de la Mujer con discursos y regalos. Posiblemente incluso desconozca la existencia de ese día. No pelea por sus derechos con pancartas y consignas; se los gana con el sudor de su frente y la fuerza de sus músculos.
Las mujeres valientes no son aquellas que ven la vida como una injusticia. No son las que se quejan de su suerte a cada paso que dan. Tampoco son grandes las que luchan contra los varones, haciéndolos responsables de todas sus desgracias. Las mujeres valientes son las que asumen sus responsabilidades, las que viven con dignidad y saben que las cosas buenas no caen del cielo, sino que hay que luchar para conseguirlas. Son las que persiguen sus propios sueños y no los ajenos.
Amiga, ponte al frente de tu vida. Recuerda que la vida en esta tierra es pasajera. La recompensa final vendrá de la mano de Dios, cuando hayas cumplido con los deberes que tienes por delante.

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL EJEMPLO DE CALEB


Mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que Moisés me envió. Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces (Josué 14:11).

¡Cuánto de cierto hay en las palabras de Caleb! Y qué difícil es mantener un buen ánimo en la vejez. El problema es que muchos jóvenes parecen bastante desanimados en el momento más productivo de su paso por este mundo. ¿Los has oído hablar en un tono notablemente derrotista? Se supone que en este momento de sus vidas debieran estar llenos de vigor y espíritu de lucha para enfrentar todo tipo de desafíos.
Durante su juventud, Caleb se enfrentó a uno de los momentos más difíciles de su vida. Formó parte de los doce espías que fueron a reconocer la tierra de Canaán que era sumamente atractiva para vivir. El problema eran sus habitantes, incluyendo algunos gigantes que no parecían dispuestos a cederles sus tierras. Entonces, diez de los espías se desalentaron y dieron un informe pesimista a los hijos de Israel. El ánimo del pueblo se desplomó. Pero entonces, el joven Caleb los exhortó a confiar en la promesa divina y tomar la tierra que Dios les había otorgado. Sus palabras fueron muy importantes para combatir el negativismo de sus compañeros.
Muchas personas creen que cuando han llegado a la vejez se les ha terminado la vida. Es posible que tú tengas algunos familiares que ya han entrado en esta etapa. Pero lo interesante es que varios personajes de la Biblia tuvieron sus mejores momentos de la vida después de los sesenta años. Este fue el caso de Abraham, cuyos grandes éxitos se registran en la última etapa de su vida.
Caleb fue un hombre que mantuvo un espíritu de lucha durante la vejez. No se dejó gobernar por el pesimismo en ningún momento. Su energía nunca lo abandonó. Su actitud no dependía de su edad. Eso significa que es muy importante mantener un buen estado de ánimo a lo largo de nuestra existencia.
Esta mañana quiero invitarte a no sucumbir ante el pesimismo. Eso es muy fácil y no requiere grandes esfuerzos. En realidad, la mayoría de los jóvenes optan por este camino. Lo que sí vale la pena es ser como Caleb, quien estuvo dispuesto a asumir una actitud positiva cuando el resto de sus compañeros se había infectado de fatalismo. Eso sí es digno de reconocimiento.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

CONFIEMOS EN LA PALABRA, NO EN LOS SENTIMIENTOS


La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros. Colosenses 3:16.

La Palabra de Dios es el fundamento de nuestra fe, y por lo tanto es por la Palabra de Dios que podemos obtener evidencia de nuestra condición ante Dios. No hemos de hacer de nuestros sentimientos una prueba por la cual discernir si gozamos del favor de Dios o no, ya sea que los consideremos animadores o no. Tan pronto como comenzamos a contemplar los sentimientos, estamos en terreno peligroso. Si nos sentimos gozosos, confiamos en que estamos en una condición favorable, pero cuando viene un cambio, como sucederá, porque las circunstancias se presentarán de manera que los sentimientos de depresión den tristeza al corazón, naturalmente nos inclinaremos a dudar que Dios nos haya aceptado...
Satanás no tardará en presentarle al alma arrepentida sugestiones y dificultades para debilitar la fe y destruir el valor. Él tiene múltiples tentaciones que puede enviar como tropas a la mente, una tras otra, pero los cristianos no deben concentrarse en sus emociones ni ceder a sus sentimientos, o pronto albergarán al invitado maligno, la duda, y se enredarán en las perplejidades del desánimo...
No exalte sus sentimientos ni sea influido por ellos, ya sea que fueren buenos, malos, tristes o alegres... La Palabra de Dios es la que tiene que ser su seguridad... Hay una guerra en la que cada alma que desea la corona de la vida debe enfrascarse. Pulgada tras pulgada el vencedor debe pelear la buena batalla de la fe, utilizando las armas de la Palabra de Dios. Debemos enfrentar al enemigo con un "escrito está"...
Cuando el enemigo comienza a apartar la mente de Jesús, a descartar su misericordia, su amor, su toda suficiencia, no le dedique tiempo precioso a la consideración de sus sentimientos, sino corra hacia la Palabra. En las Escrituras, Cristo se presenta como Aquel por quien Dios hizo los mundos. Él es la luz del mundo, y al estudiar la Palabra, nosotros, los que buscamos la luz, encontramos iluminación celestial...
¿Qué esperamos conseguir con el anhelo de que todo el mundo se convierta a Jesús al creer en su amor perdonador, cuando nosotros mismos no creemos en su amor ni encontramos reposo en su gracia? ¿Cómo podemos de alguna manera llevar a otros a una certeza completa, a una fe simple, como de niño en nuestro Padre celestial, cuando medimos y juzgamos nuestro amor por él basados en nuestros sentimientos?— Signs of the Times, 3 de diciembre de 1894.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White