El Señor Todopoderoso está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob. Salmos 46:11.
¿Para qué queremos un ejército? Así salió David para la batalla, «en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel» (1 Samuel 17: 45).
¿Pero nosotros? ¿Un ejército? ¿Contra quién habríamos de ir con esa consigna? ¿Cuál es la finalidad de un ejército? Vivimos tiempos de inseguridad en nuestros hogares, en nuestras instituciones sociales, en nuestras ciudades y nuestra nación. Los sistemas de seguridad han aumentado en todo sentido, incluso para nuestro equipo de cómputo.
Los ciudadanos reclamamos al gobierno un el ejército que proteja la integridad del país. Y cuando las fuerzas armadas se dirigen a alguna región, nos damos cuenta que los programas de seguridad van en serio. Desde el punto de vista sicológico también oímos hablar de la necesidad del ser humano de buscar refugios. Utiliza el trabajo, la diversión, los deportes extremos, los últimos avances tecnológicos y otros «escondites». Pero al final, nos damos cuenta que ninguno de estos «refugios» llena el vacío en el alma.
El ser humano necesita sentirse amparado y fortalecido debido a que su entorno social está lleno de temor y angustia. El mundo es un lugar inhóspito para el desarrollo de las gracias espirituales. Además, nos hallamos en medio del fragor de un verdadero combate entre Cristo y Satanás. Necesitamos un refugio para protegernos de los ataques del enemigo. Sus armas están dirigidas para minar nuestra fe. Nos ataca con las balas del desaliento, la angustia, el miedo.
El texto de hoy nos lleva a nuestro Padre celestial. Nos invita a acercarnos con fe. Necesitamos dedicar más tiempo a la oración ferviente, abrir nuestro corazón a Dios para que nos dé fortaleza ante las batallas de la vida. Refugiados... Son personas que viven arrinconadas en su propio país o que son protegidas en otro país. ¿No es así con los hijos de Dios en este mundo? Cuando sientas la necesidad de protección para tu alma agobiada, recuerda que tu Padre celestial es el Refugio perfecto. Bajo sus alas estarás seguro.
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
¿Para qué queremos un ejército? Así salió David para la batalla, «en el nombre del Señor Todopoderoso, el Dios de los ejércitos de Israel» (1 Samuel 17: 45).
¿Pero nosotros? ¿Un ejército? ¿Contra quién habríamos de ir con esa consigna? ¿Cuál es la finalidad de un ejército? Vivimos tiempos de inseguridad en nuestros hogares, en nuestras instituciones sociales, en nuestras ciudades y nuestra nación. Los sistemas de seguridad han aumentado en todo sentido, incluso para nuestro equipo de cómputo.
Los ciudadanos reclamamos al gobierno un el ejército que proteja la integridad del país. Y cuando las fuerzas armadas se dirigen a alguna región, nos damos cuenta que los programas de seguridad van en serio. Desde el punto de vista sicológico también oímos hablar de la necesidad del ser humano de buscar refugios. Utiliza el trabajo, la diversión, los deportes extremos, los últimos avances tecnológicos y otros «escondites». Pero al final, nos damos cuenta que ninguno de estos «refugios» llena el vacío en el alma.
El ser humano necesita sentirse amparado y fortalecido debido a que su entorno social está lleno de temor y angustia. El mundo es un lugar inhóspito para el desarrollo de las gracias espirituales. Además, nos hallamos en medio del fragor de un verdadero combate entre Cristo y Satanás. Necesitamos un refugio para protegernos de los ataques del enemigo. Sus armas están dirigidas para minar nuestra fe. Nos ataca con las balas del desaliento, la angustia, el miedo.
El texto de hoy nos lleva a nuestro Padre celestial. Nos invita a acercarnos con fe. Necesitamos dedicar más tiempo a la oración ferviente, abrir nuestro corazón a Dios para que nos dé fortaleza ante las batallas de la vida. Refugiados... Son personas que viven arrinconadas en su propio país o que son protegidas en otro país. ¿No es así con los hijos de Dios en este mundo? Cuando sientas la necesidad de protección para tu alma agobiada, recuerda que tu Padre celestial es el Refugio perfecto. Bajo sus alas estarás seguro.
«Aquel que triunfó sobre el adversario [...] comprende el poder de Satanás [...] y lo ha vencido en nuestro favor». MJ 48.
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna