Luego de que los japoneses hundieran su barco al sur de las Filipinas, Dick Antrim fue tomado prisionero y llevado a un campamento de guerra. Los japoneses lo consideraban un cobarde, como considerarían a cualquier soldado que no luchara hasta la muerte. Pero esa opinión estaba a punto de cambiar.
Comenzó cuando un teniente estadounidense no hizo el gesto de reverencia cuando pasó un guardia japonés. El guardia montó en cólera y, con su bastón, le atizó varios golpes rápidos y duros. El teniente colapsó en el suelo, donde siguieron llegándole los golpes.
Dick no podía permitir que eso continuara. Atreviéndose a intervenir, le pidió al guardia que mostrara misericordia. Con un inglés elemental, apenas suficiente como para ser entendido, y muchos gestos, trató de convencer al guardia de que ya era suficiente. Pero el guardia insistió en que el castigo del teniente serían cincuenta latigazos con una soga gruesa.
Cientos de prisioneros observaban atentamente la escena. Otros guardias se acercaron. Para ellos, el teniente de la Armada estadounidense era culpable. Se le ordenó a Dick que diera un paso atrás.
Cuando la soga golpeó al hombre, se abrieron grandes heridas en su espalda, de las cuales corría la sangre. Luego de quince latigazos, quedó inconsciente. Tres guardias más se acercaron corriendo para patear el cuerpo inmóvil.
-Suficiente! -exclamó Dick, y se hizo un profundo silencio en todo el campamento-.
¡Yo recibiré el resto!
Tanto los prisioneros como los guardias quedaron atónitos.
Dick tuvo que repetir su ofrecimiento.
-Si debe haber cincuenta latigazos, yo recibiré el resto por él.
Se elevó una aclamación de entre las filas de prisioneros. El castigo terminó, y se llevaron al teniente a la enfermería.
Por este acto de valor, Dick recibió la mayor condecoración militar de los Estados Unidos, la Medalla de Honor. Sin un arma, sin esperanza alguna de supervivencia, había ofrecido su vida a cambio de la vida de su amigo.
La Biblia nos habla de alguien que hizo lo mismo por ti y por mí. Quizá sepas en quién estoy pensando. Kim
«Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas» (Juan 10:11).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
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Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.