jueves, 11 de febrero de 2016

DIOS SABE ESCRIBIR

Materiales: Papel y lápiz

«Cuando el Señor dejó de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le entregó dos tablas de piedra con la ley escrita por el dedo mismo de Dios». Éxodo 31:18

[Tome un lápiz y un papel y escriba las cosas que quiere que su hijo haga en el día].
Mira lo que escribieron tus papis en el papel. ¿Sabes lo que dice? ¿Puedes leerlo? Si no sabes, mamá te ayudará.
Ahí están escritas las tareas o mandatos que papi y mami quieren que hagas durante el día. Como recoger tus juguetes, hacer las tareas de la escuela, o guardar tu ropa limpia. Si obedeces los harás felices, y tú también estarás contento.
Dios también nos ha dejado tareas o mandatos. Él los escribió con su propio dedo. Sí, amiguito, Dios sabe escribir y entregó esos Diez Mandamientos a Moisés.
Así como papi y mami dejan escrito los mensajes para que no los olvides, Dios escribió los Diez Mandamientos para que los recordemos y podamos vivir en paz con él y con los demás.

Oremos: Querido Dios, gracias por darnos tus Mandamientos. Ayúdame a cumplirlos.

Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco
#ViveYCreceSanamente  #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaPreescolares #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

HAGAMOS PAPEL

Tu Oración: Querido Dios, ayúdame a cuidar de los árboles.

Versículo para hoy: “Los árboles del Señor están bien regados, los cedros del Líbano que él plantó”. Salmos 104:16.

Ayudar a cuidar el planeta que Dios creó es tarea de todos: niños, niñas, jóvenes, adutos y ancianos, porque es el lugar donde vivimos. Recuerda cómo Dios creó los árboles grandes y pequeños. De ellos obtenemos varios productos, como el papel. Por eso, es muy importante no desperdiciarlo. Cuando ya no utilices las hojas de tus cuadernos, puedes guardarlas para volver a hacer papel. Eso se llama “reciclar”. ¿Quieres saber cómo hacer?

Un poquito de ciencia
Primero tienes que recolectar papel ya usado o cajas de cartón. Con tus dedos o con tijeras de punta redonda, recorta el papel que reúnas en pequeños pedazos. No es necesario que sean todos iguales.

Después, deja remojando todos los trozos en un recipiente con mucha agua durante dos horas. Luego, toma porciones del papel remojado y, con ayuda de tu mamá, ponías en el vaso de la licuadora. Añadan mucha agua. Que tu mamá licué todo durante un minuto. Hecho esto, coloca trozos del papel licuado sobre una superficie plana y, con ayuda de mamá, aplánalos con un rodillo. Puedes darle la forma que desees.
Cuando esté bien delgado, déjalo secar. Con una espátula de cocina puedes evitar que se pegue. Ya seco, verás que el papel endureció y está listo para usarse. Después, decóralo como quieras. Puedes usarlo para hacer una libretita o escribir notas. Reciclar papel ayuda a salvar muchos árboles que Dios creó para nuestro beneficio.

Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch
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POR UNA TÚNICA

Pero los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. Isaías 57:20.

Realmente no había paz genuina en el hogar de Israel. Sus hijos habían crecido con madres celosas que constantemente estaban peleando.
Lo único rescatable en su vida era José. No solo era el primogénito de su verdadero amor, Raquel, sino también había en este niño una belleza extraña que era superior a la de los otros hijos. “Escuchaba las enseñanzas de su padre y se deleitaba en obedecer a Dios” (Patriarcas y profetas, p. 209).
Cuando José tenía 17 años, su padre le regaló una túnica de colores brillantes y mangas largas, que llegaba hasta sus pies. Era muy cara, como las que usaban las personas de alto rango. José desfiló alrededor con ojos centelleantes.
Pero los rostros de los diez hermanos mayores de José no reflejaban felicidad ni orgullo. Estaban enojados y celosos. Incluso antes de que el imprudente y arbitrario padre le regalara la túnica, estaban molestos con José. Era obvio que su padre lo prefería y sospechaban que, si las cosas seguían de esa manera, pasaría por alto a los hijos mayores y le daría la primogenitura a él. Y no solo eso, estaban resentidos con José porque era un muy buen hijo.
Con frecuencia, cuando cometían alguna travesura, era José quien gentilmente les hablaba sobre sus malos hábitos. No podía soportar verlos pecar contra Dios y lastimarse, así que, cuando sus hermanos no lo escuchaban, se volvía a su padre, esperando que su autoridad corrigiera sus malos caminos. Cuando eran descubiertos, siempre hablaban con Israel como si realmente estuvieran arrepentidos. Admitían que habían hecho algo malo, pero en el fondo odiaban a José por exponerlos.
No fue muy inteligente de parte de Israel mostrar tal parcialidad al darle a José una nueva túnica. Solo enardeció más a sus hijos mayores. Astutamente, enmascararon sus sentimientos reales, pero más allá de las sonrisas falsas y las cabezas que asentían, sus corazones estaban agitándose como una tormenta marítima. Ansiaban una manera de vengarse de José.
Tenían el mismo sentimiento qne Caín tuvo hacia so hermano Abel. Siempre ha sido lo mismo desde que el pecado comenzó. Estos sentimientos infelices y miserables, inspirados por Satanás, siempre mantienen triste al malvado. No conoce la paz porque no conoce a Dios.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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LOS TRES HERMANOS

La religión pura y sin mancha delante de Dios nuestro Padre es esta: atender a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones (Santiago 1:27).

Los tres hermanos africanos casi habían terminado la cena.
-Estoy lleno -dijo el menor, y empujó el alimento que le sobraba en el plato del hermano del medio.
Con una mirada agradecida, el de diez años continuó comiendo hasta que también se sintió lleno. Levantándose, descargó sus sobras en el plato de su hermano mayor, de doce años de edad, quien siguió comiendo. Cuando toda la comida se había terminado, el hermano mayor miró hacia arriba, con una sonrisa satisfecha. Dejando su plato para lavarlo, se reunió a jugar con sus hermanos.
-Todos los días veo estudiantes de nuestra escuela tirando comida -dijo el Sr. Torres al auditorio repleto de estudiantes-. Cuando veo que pasa esto, pienso en estos tres hermanos y en cómo ellos se aseguraban de compartir lo que tenían.
Los alumnos se mantenían en silencio, mientras miraban en la pantalla una fotografía de los tres hermanos comiendo.
-¿Cuántos de ustedes tienen doce años? -continuó el Sr. Torres. Un grupo de manos se levantó-, A los doce años de edad, el hermano mayor es la cabeza del hogar. Los padres de los niños fallecieron, y no tienen parientes que los puedan cuidar. El orfanato más cercano no tiene lugar. Después de la escuela, estos niños comían su única comida diaria, que les proveían algunas personas caritativas. Luego se van a su casa, una pequeña choza de barro con unas colchonetas en el suelo.
-Podemos ayudar a estos chicos -dijo con una sonrisa el señor Torres-. Podemos ayudar a proporcionarles comida e, incluso, algunos útiles escolares. ¿Les gustaría hacer esto?

¿Y AHORA?
¿Cómo puedes encontrar y ayudar a personas como los niños de esta historia?

SPLASH:
En Sudáfrica, el país más austral del continente africano, actualmente fallecen más personas que las que nacen cada año.

Tomado de: Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler
#IntensamenteEjercitaTuCerebro #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaAdolescentes #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

¿CONFIAR O NO CONFIAR? HE AHÍ LA CUESTIÓN

Nada hace el Señor sin antes revelar sus designios a sus siervos los profetas. Amós

“Elíseo regresó a Guilgal y se encontró con que en esos días había mucha hambre en el país. Por tanto, se reunió con la comunidad de profetas y le ordenó a su criado: ‘Pon esa olla grande en el fogón y prepara un guisado […]’. Uno de ellos salió al campo para recoger hierbas; allí encontró una planta silvestre y arrancó varias frutas hasta llenar su manto. Al regresar, las cortó en pedazos y las echó en el guisado sin saber qué eran. Sirvieron el guisado, pero cuando los hombres empezaron a comerlo, gritaron: ‘¡Hombre de Dios, esto es veneno!’ Así que no pudieron comer. Entonces Eliseo ordenó: ‘Tráiganme harina’. Y luego de echar la harina en la olla, dijo: ‘Sírvanle a la gente para que coma’ ” (2 Reyes 4:38-41, NV1).
Imagínate la escena. Corren tiempos de crisis y apenas tienes qué comer. Un día te encuentras a una mesa con muchos comensales, y de pronto varias personas comienzan a gritar: “¡La comida está envenenada!” Por muy desesperada que estuvieras, seguro que pondrías cuchillo a tu garganta. Pero entonces, alguien echa un poquito de harina en la olla y dice: “Ya pueden comer”. ¿Qué harías? ¿Comerías? Creo que dependería del nivel de confianza que tuvieras en esa persona.
La pregunta a la que estoy apuntando es esta: ¿Qué nivel de confianza tienes en los profetas del Señor? Aquellos hombres confiaron en Eliseo y obedecieron sin dudar porque lo conocían. Habían sido testigos de sus milagros, sabían que era un profeta, el único profeta bíblico al que alguien llama “santo hombre de Dios” (2 Rey. 4:9, NVI).
Dios nos ha hablado por medio de sus profetas (Heb. 1:1; 2 Ped. 1:21). A lo largo del Antiguo Testamento, el principio queda claro: “Confíen en el Señor, su Dios, y se sentirán seguros; confíen en sus profetas, y todo les saldrá bien” (2 Crón. 20:20); e igual de claro queda que el Nuevo Testamento reconoce la validez del don profético (ver 1 Cor. 12:28; Efe. 4:11). Dios quiere que conozcamos sus planes para nosotros, especialmente en estos tiempos que corren, y esos planes nos han sido revelados a través de los profetas de todas las épocas. ¿Estudiaremos esos mensajes para conocer mejor al mensajero? ¿Creeremos en sus advertencias y pondremos en práctica los principios que enseñan?

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
#AnteTodoCristiana #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaMujeres #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

UNA FÁBRICA DE ÍDOLOS

“Queridos hijos, apártense de los ídolos” (1 Juan 5:21, NVI).

Uno de los libros más interesantes y divertidos que he leído lleva un título muy irreverente, que seguramente captará tu atención: Cartas del diablo a su sobrino. Con el humor y el sentido común que lo caracteriza, el autor de esta obra, C. S. Lewis, hace alusión a una serie de cartas que Escrutopo, un demonio con mucha experiencia, le envía al joven demonio Orugario, para enseñarle a tentar y derrotar a los más jovencitos. Según Escrutopo, todo tentador debe saber que los seres humanos son “esclavos de lo ordinario”. ¿Será cierto? Bueno, fíjate que nosotros somos esclavos de cosas tan comunes y pasajeras como la comida, Internet, los deportes, la música, los juegos de video o la moda.
A fin de confirmar lo que ha dicho, Escrutopo cuenta su experiencia con un individuo que no creía en Dios. Un día el ateo comenzó a leer un libro que presentaba pruebas irrefutables de la existencia de Dios, lo cual hizo que el hombre comenzara a dudar de su ateísmo. Entonces el experimentado demonio trazó un plan para impedir que su súbdito siguiera leyendo el libro. ¿Qué hizo el demonio? Creó las condiciones precisas para que el hombre dejara de leer en ese instante y saliera a buscar comida. Y lo logró. El hombre no siguió leyendo y continuó atrapado en las garras demoníacas de Escrutopo. Ese señor era esclavo de la comida. ¿No te recuerda esto a la experiencia de Esaú, que cambió la bendición de Dios por un plato de lentejas? (ver Génesis 25:31-33).
¿Y tú? ¿Eres esclavo de algo tan común como un plato de comida? Satanás no planificará tu destrucción enviándote una legión de demonios que hieden a azufre. Su plan es sencillo: mantenerte atado a los (dolos ordinarios que tu propio corazón ha ma- nufacturado. Calvino, uno de los padres de la Reforma, dijo acertadamente que “el corazón humano es una fábrica de ídolos”.
Considero oportuno que durante este día pongamos en práctica el consejo de Juan: “Queridos hijos, apártense de los ídolos” (1 Juan 5:21, NVI). ¿Cómo lo harás tú? Te recuerdo que para vencer esos pequeños ídolos ordinarios necesitas la ayuda de un poder extraordinario: el Espíritu Santo. ¿Te gustaría recibir ese poder?

Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
#VisitaMiMuro #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaJovenes #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian #venEspírituSanto

UNA CABEZA DE PLAYA, NO UNA FRONTERA

“El rey Darío firmó este decreto […]: ‘Que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel. Porque él es el Dios vivo, y permanece para siempre. Su reino jamás será destruido, y su dominio jamás tendrá fin’ Daniel 6:25, 26, NVI

Es un joven exiliado matriculado en una universidad gentil, lejos, muy lejos de casa. Y, nada más matricularse en este internado, tiene que elegir: ¿Sigo a la mayoría en esta ciudad universitaria o sigo a Dios? No siempre es una elección fácil, según he observado en mis años en una ciudad universitaria. Pero Daniel adopta la decisión acertada: Honraré al Dios de mis antepasados y obedeceré los mandatos del Deuteronomio para los elegidos, y no contaminaré mi cuerpo comiendo lo que comen ni bebiendo lo que beben en esta universidad. Soy elegido, y elijo vivir como han de vivir los elegidos (ver Dan. 1).
Y el resto es historia: la historia de cómo, partiendo de una elección aparentemente intrascendente de ser fiel a lo que algunos considerarían un detalle menor de la voluntad de Dios, la vida de Daniel fue catapultada a la prominencia política y nacional, hasta que por fin se convierte en el consejero de más confianza de tres monarcas gentiles, que abarcaron dos imperios globales.
Más allá del obvio reconocimiento de que Dios bendice a los que lo honran, ¿qué acontece en este ascenso meteórico a la influencia y la posición para el joven exiliado? A Daniel le ocurrió lo que a Salomón: Dios no está interesado en hinchar el orgullo de un joven, pero está apasionadamente comprometido con bendecir a un joven que está dispuesto a cumplir la misión del cielo: Alcanzar todo un mundo con el ofrecimiento de salvación divina. Y, a diferencia de Salomón, Daniel nunca titubea en toda su vida, ganándose así las humildes confesiones de dos de los tres reyes gentiles en el sentido de que el Dios de Daniel, el Dios de Israel (el elegido), es verdaderamente el gobernante supremo del cosmos. ¡Vuelve a leer la asombrosa confesión de té del rey gentil Darío en nuestro texto de hoy!
Me gusta la forma en que Derek Kidner, en su comentario sobre Salmos, describió en una ocasión la misión de Israel como elegido de Dios: “Su nacioncita era su cabeza de playa, no su frontera”. Israel nunca fue suscitado para que encajonara las bendiciones sobrenaturales de Dios dentro de sus propias fronteras. Antes bien, los elegidos siempre han sido llamados a convertirse en una cabeza de playa divina en un mundo que sigue viviendo detrás de las líneas enemigas. Han de ser una cabeza de playa para Dios, logrando la atención y después ganándose el corazón de los encumbrados y de los humildes, todo en aras de la misión apasionada del Amor.

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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