«Un soplo me rozó la cara y la piel se me erizó» (Job 4:15).
En nuestra aventura de hoy hablaremos del miedo. ¿Alguna vez has estado tan asustado que tu piel se haya erizado? Yo sí, y según el versículo de hoy parece que Job también estaba asustado.
Muchas cosas pasan en tu cuerpo cuando tienes miedo. Tu corazón late más rápidamente, tu piel se eriza, puedes sacar fuerzas de donde no las tienes y hasta puedes correr más rápido de lo normal.
A la mayoría de nosotros no nos gusta sentir miedo, pero hay algunas cosas de las cuales deberíamos sentirlo. La Biblia dice que debemos huir de la idolatría (1 Corintios 10: 14); de las pasiones de la juventud (2 Timoteo 2: 22); y del amor al dinero (1 Timoteo 6: 10,11).
Como ves, Dios quiere que tengamos miedo del mal. Él sabe que si tratamos de vencer a Satanás por nuestros propios medios, fallaremos. Pero si corremos hacia los brazos de Jesús estaremos protegidos.
Cuando estamos a salvo con Jesús nuestro corazón comienza a latir lentamente y nuestra piel regresa a su normalidad. Jesús es nuestro gran protector. Deja que él cuide hoy de ti.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush