jueves, 8 de septiembre de 2011

UNA DECISIÓN CORRECTA

Escogeos hoy a quien sirváis. (Josué 24:15)

«Mi sueño es que estudies Derecho». Solo por complacer a su abuela, aquel joven había decidido matricularse en la facultad de Derecho de la Universidad de Helsinki y graduarse con honores. Pero había algo que lo cautivaba mucho más que las leyes: la música. En una ocasión se sentía tan cansado de estudiar aquellos tediosos libros que los apartó a un lado y perdió uno de ellos. Poco después recibió la visita de su tío quien, al encontrar el libro, le preguntó: «¿Hay algo que te robe el interés por las leyes?». El joven le confesó que el sueño de su vida era ser un buen músico. Entonces el tío colocó en las manos de Jean Sibelius el violín que lo acompañaría día y noche. En el Himnario adventista se encuentra el himno «Cristo Señor», fragmento de una obra escrita por este músico titulada «Finlandia».
A veces nos sucede como a Sibelius y dejamos de entregamos a Dios porque otras personas tienen sueños diferentes para nuestras vidas. Recuerdo que a una de mis compañeras de clase le gustaba mucho mi iglesia, pero no la dejaban ir conmigo porque su mamá tenía planes muy distintos para ella. «Quiero que sea maestra, abogada, o médica», le decía aquella mujer a mi mamá cuando supo que yo invitaba a su hija a la iglesia. «Tu hija no podrá estudiar si sigue siendo adventista», añadía, y efectivamente yo no pude estudiar la carrera que quería por causa de mi fe, pero me siento feliz porque Dios cumple su propósito en mí, y esa, querida hermana, es la mejor carrera que podemos hacer en la vida.
¿Te sientes frustrada porque has perdido oportunidades por seguir a Cristo? Escoge hoy a quién quieres servir. Jesús nos advirtió que sus seguidores padecerían tribulación, pero también dijo que el que deje cosas materiales por seguirlo, recibirá cien veces más aquí en la tierra y al final la vida eterna. ¿Cuál es tu decisión? Escoge a quién vas a servir y hazlo con todo tu corazón, porque Dios te recompensará y podrás escuchar las palabras: «No temas, yo he vencido al mundo y estaré contigo siempre».
Escoger a Cristo es la carrera que proporciona mayor remuneración.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

¿ES LO MISMO ORAR QUE REZAR?

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. Mateo 6:7.

Quienes tenemos contacto permanente con personas de otras religiones, algunas veces usamos palabras que no son bíblicas, ni pertenecen al hablar religioso adventista, pero que son necesarias para que nos entiendan y para que esas personas puedan acercarse al Dios de la Biblia. Por esta razón, muchos se han confundido y han llegado a pensar que "orar" y "rezar" hacen alusión al mismo acto. Sin embargo, como veremos hoy, existen grandes diferencias.
Si bien no existe una definición bíblica sobre la oración, las oraciones que registran las Escrituras nos muestran que "orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo" (El camino a Cristo, p. 92). Orar es conversar con Dios; y a través de esa charla, presentarle toda nuestra vida para que su voluntad nos dirija. En esa conversación le contaremos a Dios nuestros planes futuros para que los prospere, le hablaremos de nuestras preocupaciones, le diremos nuestras necesidades para que él las satisfaga, y le agradeceremos por todo lo lindo que cada día nos permite vivir.
El rezo es diferente. Es repetir una oración de memoria escrita por otro. Existen diferentes oraciones que se dicen como rezo, y no todas están dirigidas al Dios del cielo, pero lo más triste es que algunos de estos rezos están relacionados con la disciplina y las penitencias. No se los dice por amor a Dios o con el deseo de comunicarse con él, sino que se los repite por una "obligación religiosa".
A todo esto, lo más importante es lo que la Palabra de Dios dice de la oración y el rezo. ¿Qué diría un papá, si su hijo le repitiera diez veces lo mismo todos los días? ¿No crees que se aburriría? Estoy seguro que sí, y hasta le diría con cariño: "Hijo, eso ya me lo has contado, ¿qué te parece si hablamos de otro tema?" A esta altura, quizá reflexiones: "Todo esto es verdad, pero los adventistas no rezamos, siempre oramos". Pero debo decirte que eso no siempre es así. Hay oraciones que se dicen antes de comer, o antes de dormir, y que cada día son exactamente iguales. Esas oraciones se parecen más a un rezo que a una charla con un amigo. Si nunca lo hiciste, procura abrirle tu "corazón a Dios como a un amigo" en cada oración que hagas de ahora en adelante.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

BUENO EN GRAN MANERA

Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana, el día sexto. Génesis 1:31.

El trabajo en la playa había sido agotador. El calor había estado insoportable, y Eulalia no lograba mantenerse en pie. A los veinte años de edad, le parecían injustas las venas abultadas de sus piernas. Tanta gente bonita, en aquella playa famosa, que mostraba la belleza de sus cuerpos en costosos trajes de baño. Y ella, ahí, vendiendo refrescos para conseguir un poco de dinero, que mal le alcanzaba para sobrevivir.
"¿Qué mundo es este?", se preguntó a sí misma, levantando los ojos al cielo en busca de alguna respuesta. Pero, todos parecían indiferentes a su dolor y a la rebelión de su corazón.
A lo largo de mi vida, he escuchado muchas veces esta pregunta. Un joven guerrillero me dijo, cierto día, que mientras Dios no le explicase las injusticias del mundo, él seguiría matando gente inocente. Ignoraba él que Dios no tenía nada que ver con las injusticias que él mismo cometía. El versículo de hoy asegura que, cuando el mundo salió de las manos del Creador, era "bueno en gran manera". ¿Qué fue lo que sucedió a lo largo del camino?
Cuando Jesús estuvo en esta tierra, narró una parábola que responde esta pregunta. Un hacendado sembró trigo bueno y, en la noche, vino el enemigo y plantó cizaña. Los labradores, entonces, le propusieron: "Señor, ¿quieres que arranquemos la cizaña?" Y el hacendado respondió: "No, dejen que crezcan juntos, hasta el día de la cosecha".
¡Ah, querido!, Dios creó un mundo perfecto: solo había trigo. Pero, el enemigo vino y plantó el dolor, la violencia y las injusticias. No obstante, el día de la cosecha está llegando; finalmente, la cizaña acabará. Mientras ese día no llega, permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos.
"Es muy cómodo ese consuelo, cuando todo va bien", puedes pensar. Pero, no se trata de consuelo ni de comodidad; es la realidad descrita en la Palabra de Dios. No aceptarla te lleva a la rebeldía y a la amargura; y la realidad no cambia.
Sal esta mañana a enfrentar las luchas de la vida, con la seguridad de que "vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón