Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración (Romanos 12:12). Las palabras del apóstol Pablo nos invitan a vivir con gozo porque tenemos una esperanza, y así podremos soportar todo lo que nos hace sufrir fortaleciéndonos con la oración. ¡Cuánta bendición tenemos al hablar con Jesús como con un amigo! Eso significa confesarnos ante él como realmente somos y esperar la solución a nuestros problemas y sufrimientos. Al estar cerca de la vejez, puedo recordar muchos milagros que Dios ha hecho en mi familia. A lo largo de mi vida he experimentado oraciones contestadas que llamo milagros, pues son situaciones inexplicables que no siguen la lógica humana:
1. Cuando mi hijito de dos años comenzó a tartamudear y hablar con dificultad, la radiografía mostró fractura de cráneo. Fue hospitalizado y a los tres días otra radiografía mostró una extraña «cicatriz» en el cráneo y el niño ya no tuvo problema para hablar.
2. Cuando mis hijos crecieron y no teníamos dinero para enviarlos a la universidad adventista, dos personas en diferente tiempo me ofrecieron una ayuda muy oportuna: pagaron sus gastos sin que yo se los pidiera. Ahora estos tres hijos son fieles miembros de iglesia que han puesto sus talentos al servicio de Dios.
3. Cuando mi hijo menor tenía 11 años Dios milagrosamente lo salvó de una enfermedad que lo había invadido totalmente.
4. Cuando mi yerno fue secuestrado durante más de veinticuatro horas, mi hija y yo pedimos a Dios que regresara sano y salvo; y Dios contestó esta oración.
Recordar tiempos pasados, palpar el maravilloso amor de Dios, me permite gozar y agradecer a Dios las bendiciones presentes y aumentar mi fe en un futuro precioso al lado de mi Salvador.
2. Cuando mis hijos crecieron y no teníamos dinero para enviarlos a la universidad adventista, dos personas en diferente tiempo me ofrecieron una ayuda muy oportuna: pagaron sus gastos sin que yo se los pidiera. Ahora estos tres hijos son fieles miembros de iglesia que han puesto sus talentos al servicio de Dios.
3. Cuando mi hijo menor tenía 11 años Dios milagrosamente lo salvó de una enfermedad que lo había invadido totalmente.
4. Cuando mi yerno fue secuestrado durante más de veinticuatro horas, mi hija y yo pedimos a Dios que regresara sano y salvo; y Dios contestó esta oración.
Recordar tiempos pasados, palpar el maravilloso amor de Dios, me permite gozar y agradecer a Dios las bendiciones presentes y aumentar mi fe en un futuro precioso al lado de mi Salvador.
Nidia Vidales de Santos
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.