viernes, 20 de mayo de 2011

CORONA DE LA CREACIÓN

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. (Génesis 1:27).

Aunque el hombre y la mujer fueron creados el mismo día que los animales, su venida al mundo no fue igual. Hasta entonces Dios había creado todo por medio de su palabra; ahora se disponía a moldear con sus manos. La Biblia presenta los materiales que Dios utiliza para crear a Adán. Dios quería mostrar al hombre que era algo especial, y que sería su hijo amado, cuidado, protegido y respetado. Mi mente se extasía al pensar en el día en que Adán y Eva despertaron y descubrieron toda aquella belleza. Me imagino a Dios sentado junto a ellos conversando y explicándoles todo lo que había sucedido. Cada detalle debe de haber pasado ante sus miradas asombradas. Tanto para Adán como para Eva aquel jardín, regalo de su Creador, constituía el paraíso que satisfacía todas sus necesidades. «Vio Dios todo cuanto había hecho, y era bueno en gran manera. Y fue la larde y la mañana el sexto día» (Gen. 1:31). Así culmina cl primer capítulo de la historia.
Y aquí es donde comienza tu historia. ¿Por qué? Porque así como Adán y Eva aparecieron en el escenario de la vida, tú también eres parte de la plataforma de seres que componen este planeta. Al igual que ellos, debes sentarte al lado de Jesús para conocer las maravillosas obras de sus manos. Debes reconocer que eres obra suya, que tomo tiempo para buscar los elementos necesarios para tu formación y que se encargó de lodos los pormenores de tu existencia. Sin el soplo de vida que recibió de su Creador, Adán no era más que una formidable escultura.
Sin el soplo divino tú también serías una escultura, carente de calor humano, de ternura, de bondad, de amor. Por eso debes dedicar tiempo a recibir ese soplo que emana de la presencia de tu Dios. Si puedes ganarle la batalla al tiempo y dedicar unos mementos diarios a estar con tu Creador, encontraras nuevos ímpetus que renovaran tus agotadas fuerzas y te darán una vida abundante y feliz.
El mejor lugar del mundo, se encuentra a los pies del Salvador.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

NAVEGANDO EN LA RED

Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron. Apocalipsis 21:1.

Mientras estudiaba mi segundo año de ingeniería, use una computadora por primera vez. Quede genuinamente asombrado. Me resulto fascinante que hubiera algo aparte de los libros para almacenar datos, y que además procesara información, calculara y ejecutara funciones y programas. Años más tarde llego Internet, esa red gigantesca que te permite conectarte al instante con gente de todo el mundo.
Una de los grandes beneficios de Internet es su potencial para la comunicación. Hasta hace algo más de una década era asunto de la ciencia ficción poder conversar en pantalla con alguien a cientos o miles de kilómetros de distancia. Hoy, si sales de vacaciones, puedes conversar con tus amigos que están lejos como si estuvieran uno frente al otro.
Esta tecnología también ha favorecido las relaciones sociales. Muchos que eran introvertidos o tímidos, ahora aprovechan la posibilidad de relacionarse con personas de todo el mundo unidos por algún tema común. Al principio esto parecía una fantasía, ya que se especulaba que muchos ocultarían su apariencia real, pero el hecho de poder conversar y ver a la persona mientras lo haces, logro que mucha gente haya adoptado este medio para socializar.
Y por supuesto, no puedo ignorar la función que ejerce Internet como fuente de información. Si deseas informarte sobre política, economía, deportes o chismes de gente famosa, ya no necesitas recurrir a la televisión o a un periódico, porque existen diarios que brindan información 24 horas al día y esta se va actualizando minuto a minuto. La red electrónica contiene fotos, foros de discusión, temas específicos, comentarios y opiniones.
Si ahora, en un mundo de pecado, tenemos tanta información, ¿te imaginas lo que será disfrutar la vida eterna? Alii tendremos acceso a información de todo tipo, escondida hasta ese momento por causa del pecado, que podremos estudiar por los siglos sin fin. Y si gusta conocer a mucha gente ¡que tiempos serán esos! Elena de White escribió sobre los redimidos de este mundo: "Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos" (El conflicto de los siglos, p. 736). ¡Tendremos toda una eternidad para conversar con gente de otros planetas!
Jesús quiere que participes de ese cielo nuevo y de esa tierra nueva, así que comienza hoy a tomarte de su mano y caminar con él.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

NO TE DEJARÉ

Y Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejare. Vinieron, pues, a Jericó. 2 Reyes 2:4.

Hay momentos tristes en la vida. Y este era uno de esos. Había llegado la hora de la partida. Partir siempre es morir un poco. Pero, mientras vivas en este mundo, muchas veces tendrás que partir. No existen sueños realizados sin partir; no hay nuevos desafíos sin partir. Sin partir, te quedas. Siempre hay nuevas fronteras que conquistar: el cielo es azul e infinito, para los que creen en Jesús.
Para Elías, había llegado la hora de partir. Y dijo a su discípulo Eliseo: "Qué date aquí". ¿Quedarse? ¡Jamás! Quedarse no es morir un poco, es morir definitivamente. La respuesta del alumno fue inmediata: "No te dejare". De cierta manera, encontramos aquí, a Elías, como un símbolo de Jesús. En cierta ocasión, el Señor también conmino a sus discípulos: "¿Queréis iros vosotros también?" La respuesta de Pedro, como la de Eliseo, no se dejó esperar: "¿A quién iremos? Solo tú tienes palabras de vida eterna".
Seguir al Maestro no es siempre fácil. Muchas veces, es más cómodo dejarlo partir; quedarse, acomodarse a la mediocridad, a la rutina y a la monotonía de las cosas tradicionales. Pero, para vivir una vida que valga la pena ser recordada, es necesario partir. No como un enajenado, sin saber adónde ir; no como un rebelde, para desperdiciar la vida sin un rumbo; no como una hoja de papel, que el viento lleva sin dirección. Sino en pos del Maestro, andando por donde el anduvo, viviendo su vida, siguiendo sus pasos, haciendo sus obras.
La vida está constituida de decisiones. Todos los días, cada hora, siempre, tenemos que decidir qué haremos. ¿Te quedaras o partirás? De esas decisiones, dependerá tu futuro porque, un día, cuando llegues al final de la Jornada en esta tierra, habrá llegado el momento de partir o quedarte. Quedarte significara morir eternamente; desaparecer en el polvo de las decisiones equivocadas. Pero, partir significara ir con Jesús, a quien no lo dejaste en esta tierra, por quien viviste, a quien dedicaste la vida.
Parte hoy, pero sigue al Maestro. Con él, la derrota se transforma en victoria, y hasta los fracases son solo oportunidades de aprendizaje. Y recuerda: "Elías le volvió a decir: Eliseo, quédate aquí ahora, porque Jehová me ha enviado a Jericó. Y él dijo: Vive Jehová, y vive tu alma, que no te dejare. Vinieron, pues, a Jericó".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón