Vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos. (Éxodo 19:5).
En el año 1576 Martin Frobisher tomó en sus manos una de las tantas piedras negras y lisas que tenía debajo de sus pies y, pensando que podría ser de algún valor, la llevó a Inglaterra. La brillante piedra ocasionó un alboroto en el que se vio involucrada la misma reina Isabel I, quien adquirió acciones de una compañía que enviaba a Martin para que trajera un enorme cargamento de aquellas piedras. Dicha compañía envió a Frobisher a una nueva expedición comercial con una flota de quince barcos, los cuales regresaron con un enorme cargamento del que se pensaba era «un trozo de mineral de oro». Pero entonces recibió la decepcionante noticia de que las piedras no tenían ningún valor y que debían desechar toda la carga.
¿Te has lanzado alguna vez al mundo del descubrimiento? Nunca podré olvidar cuando mis hijos descubrieron sus pequeños pies y los dedos de sus manos. Resultaba muy gracioso observarlos mirando fijamente lo que siempre habían tenido, pero que hasta aquel momento no habían podido apreciar. ¿No crees que los adultos a veces descubrimos cosas que siempre hemos disfrutado pero que nunca habíamos valorado?
La sonrisa, por ejemplo, que no cuesta nada y es de tanto valor. Una mirada amable, un acto cortés, una melodía entonada con gratitud, unas manos laboriosas, un desayuno sencillo pero preparado con amor, un «te quiero» expresado por uno de tus hijos o las palabras mágicas «te amo» que tu pareja te susurra al oído.
Las cosas pequeñas de la vida a veces permanecen ocultas por falta de alguien que se atreva a descubrirlas. Si dedicáramos más tiempo a ellas descubriríamos cosas asombrosas, así como lo hizo Abrahán Werner, doscientos años después del suceso de las piedras negras. Este geólogo alemán descubrió que aquellas piedrecitas eran grafito, un preciado mineral que permitía una amplia diversidad de usos.
¿Crees que puedes ser una de esas mujeres que se dedican a encontrar las cosas lindas que Dios espera que descubramos? Sé esa piedrecita que, en manos del Creador, se convierte en un mágico tesoro. Cultiva y recréate en las cosas lindas de la vida. Filas esperan por ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera
En el año 1576 Martin Frobisher tomó en sus manos una de las tantas piedras negras y lisas que tenía debajo de sus pies y, pensando que podría ser de algún valor, la llevó a Inglaterra. La brillante piedra ocasionó un alboroto en el que se vio involucrada la misma reina Isabel I, quien adquirió acciones de una compañía que enviaba a Martin para que trajera un enorme cargamento de aquellas piedras. Dicha compañía envió a Frobisher a una nueva expedición comercial con una flota de quince barcos, los cuales regresaron con un enorme cargamento del que se pensaba era «un trozo de mineral de oro». Pero entonces recibió la decepcionante noticia de que las piedras no tenían ningún valor y que debían desechar toda la carga.
¿Te has lanzado alguna vez al mundo del descubrimiento? Nunca podré olvidar cuando mis hijos descubrieron sus pequeños pies y los dedos de sus manos. Resultaba muy gracioso observarlos mirando fijamente lo que siempre habían tenido, pero que hasta aquel momento no habían podido apreciar. ¿No crees que los adultos a veces descubrimos cosas que siempre hemos disfrutado pero que nunca habíamos valorado?
La sonrisa, por ejemplo, que no cuesta nada y es de tanto valor. Una mirada amable, un acto cortés, una melodía entonada con gratitud, unas manos laboriosas, un desayuno sencillo pero preparado con amor, un «te quiero» expresado por uno de tus hijos o las palabras mágicas «te amo» que tu pareja te susurra al oído.
Las cosas pequeñas de la vida a veces permanecen ocultas por falta de alguien que se atreva a descubrirlas. Si dedicáramos más tiempo a ellas descubriríamos cosas asombrosas, así como lo hizo Abrahán Werner, doscientos años después del suceso de las piedras negras. Este geólogo alemán descubrió que aquellas piedrecitas eran grafito, un preciado mineral que permitía una amplia diversidad de usos.
¿Crees que puedes ser una de esas mujeres que se dedican a encontrar las cosas lindas que Dios espera que descubramos? Sé esa piedrecita que, en manos del Creador, se convierte en un mágico tesoro. Cultiva y recréate en las cosas lindas de la vida. Filas esperan por ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera