Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo (Hechos 27: 23).
Los cristianos solemos olvidarnos de las maravillosas bendiciones que constantemente Dios nos presenta. Una de ellas es habernos asignado un acompañante, es decir, un ángel para que en las cosas más difíciles no nos sintamos solas. Pero muchas veces olvidamos esta maravillosa verdad. Me he preguntado recientemente si he experimentado palpablemente un momento difícil en el cual tuvo que intervenir mi ángel, y al hacer memoria, realmente no me ha pasado nada grave, claro, gracias a Dios. ¿Pero por qué esperar a que nos pase algo lamentable para recordar que tenemos un ángel que nos cuida? Imagínate cuando estás en medio de una tentación y tu ángel trata de ayudarte para que no caigas en el pecado, escuchas una voz muy familiar pero en ese momento no recuerdas de dónde viene, pero toca lo más profundo de tu corazón y dices: «¿Cómo es posible que haya olvidado que tengo un ángel junto a mí y que me guía?» Hechos 27: 23 nos recuerda que los ángeles se personifican cada vez que es necesario: «Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo». Los ángeles de Dios están a nuestro alrededor. Nunca debemos perder la conciencia de esta realidad. Creo que necesitamos comprender mejor la misión de los ángeles y tratar de entender cómo es que obtienen tanto gozo en el servicio al prójimo. Los ángeles son poderosos en fortaleza divina, que cumplen la voluntad de Dios y le obedecen; son mensajeros que trasmiten importantes verdades a los hijos de Dios. Cuando Jesucristo venga en las nubes de los cielos tú conversarás con el ángel que vigiló tus pasos y cubrió tu cabeza en el día del peligro y que no te dejó sola en el valle de la sombra de la muerte. Él será el primero en saludarte en el día de la resurrección. No estás sola, siempre tendrás un ángel junto a ti.
Los cristianos solemos olvidarnos de las maravillosas bendiciones que constantemente Dios nos presenta. Una de ellas es habernos asignado un acompañante, es decir, un ángel para que en las cosas más difíciles no nos sintamos solas. Pero muchas veces olvidamos esta maravillosa verdad. Me he preguntado recientemente si he experimentado palpablemente un momento difícil en el cual tuvo que intervenir mi ángel, y al hacer memoria, realmente no me ha pasado nada grave, claro, gracias a Dios. ¿Pero por qué esperar a que nos pase algo lamentable para recordar que tenemos un ángel que nos cuida? Imagínate cuando estás en medio de una tentación y tu ángel trata de ayudarte para que no caigas en el pecado, escuchas una voz muy familiar pero en ese momento no recuerdas de dónde viene, pero toca lo más profundo de tu corazón y dices: «¿Cómo es posible que haya olvidado que tengo un ángel junto a mí y que me guía?» Hechos 27: 23 nos recuerda que los ángeles se personifican cada vez que es necesario: «Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y a quien sirvo». Los ángeles de Dios están a nuestro alrededor. Nunca debemos perder la conciencia de esta realidad. Creo que necesitamos comprender mejor la misión de los ángeles y tratar de entender cómo es que obtienen tanto gozo en el servicio al prójimo. Los ángeles son poderosos en fortaleza divina, que cumplen la voluntad de Dios y le obedecen; son mensajeros que trasmiten importantes verdades a los hijos de Dios. Cuando Jesucristo venga en las nubes de los cielos tú conversarás con el ángel que vigiló tus pasos y cubrió tu cabeza en el día del peligro y que no te dejó sola en el valle de la sombra de la muerte. Él será el primero en saludarte en el día de la resurrección. No estás sola, siempre tendrás un ángel junto a ti.
Ana Mana Tello García
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor