lunes, 11 de abril de 2016

NACIÓ EL SALVADOR

Materiales: Fotografías del nacimiento del niño.

«Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor». Lucas 2:11

Mira esta foto [muéstrele la fotografía de su nacimiento]. ¿Conoces al bebé que aparece ahí? Sí, eres tú. Papá y mamá estaban muy felices cuando naciste. Toda la familia estaba celebrando tu nacimiento. ¡Qué lindos recuerdos!
Hace muchos años, al igual que tú, nació un bebé muy especial. Él vino para salvar al mundo. Para que ya no haya dolor, ni te enfermes y siempre estés feliz, como mami y papi cuando naciste. Por su nacimiento tenemos la seguridad de que iremos al cielo. ¿Sabes cómo se llama ese bebé? ¡Muy bien! Se llama Jesús.
El día que Jesús nació, Dios estuvo con él, y los ángeles, y también su mamá y su papá, y además varios animales. Aunque Jesús no tuvo ropas lindas como estas que tú tienes. Tampoco tuvo una cuna y todos esos regalos. Pero no debemos estar tristes, él no estaba triste. Debes estar gozoso y feliz, como los ángeles, porque Jesús es el Salvador y es tu Rey.
¿Sabes qué dijeron los ángeles cuando nació Jesús? Dijeron lo que dice Lucas 2: I 1. Mami lo volverá a leer.

Oración: Querido Dios, gracias por enviarnos al Salvador.

Pasito a pasito, Crezco y aprendo
¡Vive y crece sanamente!
Por: Kathy Hernández de Polanco

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¿POR QUÉ FLOTAN LAS BALLENAS?

Tu Oración: Querido Dios, te doy gracias por tu amor al crear a las grandes ballenas.

Versículo para hoy: “A nada teme; nada hay en el mundo que se le parezca”. Job 41:33.

Las ballenas son los peces más grandes que Dios creó. ¡Realmente enormes, más que los elefantes!
¿Te has preguntado cómo hacen las ballenas para flotar, si son tan grandes? Con el experimento de hoy lo entenderás.

Un poquito de ciencia
Vas a necesitar una piedra, un balde con agua y un trozo de cordón elástico de 45 centímetros.
Amarra la piedra con el cordón (pide ayuda si la necesitas) y sumérgela en el balde con agua.
Luego tira del cordón para sacar la piedra poco a poco. ¿Qué sucede?
Esto es muy sencillo de explicar. El agua empuja a la piedra cuando está sumergida. Si te das cuenta, el cordón ya no se estira ni afloja cuando la piedra está dentro del agua, debido a la fuerza que esta tiene sobre la piedra.
A todos los animales y plantas acuáticos, el agua los empuja hacia la superficie. Por eso las ballenas pueden flotar siendo tan pesadas, y usan su cuerpo para nadar bajo el agua.

Tomado de Devoción matutina para niños pequeños 2016
Pequeños científicos de Dios
Por: Cesia Alvarado Zemleduch
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EL ASNA CON VISIÓN 20/20

El justo cuida de la vida de su bestia; mas el corazón de los impíos es cruel. Proverbios 12:10.

Cuando los mensajeros del rey Balac regresaron de la Mesopotamia con la noticia de que Balaam había rehusado ir y maldecir a Israel, Balac lo malinterpretó. Pensó que era porque Balaam quería más dinero. Juntó a otros mensajeros con posiciones más importantes, los instruyó para que le ofrecieran a Balaam mayor honor y más dinero, y los envió por el norte, a la casa de Balaam.
Cuando los majestuosos mensajeros llegaron, Balaam pretendió ser muy religioso: “Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande”, dijo con una sinceridad fingida (Números 22:18).
Durante la noche, Dios le dijo a Balaam que fuera a Moab si los mensajeros todavía lo querían, pero que iba a hablar solamente las palabras que Dios le diera. Los mensajeros estaban irritados por la demora de Balaam y se escabulleron temprano en la mañana sin avisarle.
Cuando Balaam se dio cuenta de lo que había pasado, ensilló su asna y se fue rápidamente, para alcanzarlos. De pronto, el asna dejó el camino y se fue por el campo a la carrera, casi tirando a su jinete en la corrida. Balaam se enojó y, cruelmente, la golpeó hasta que regresó al camino. ¡No tenía idea de que se había desviado porque había visto a un ángel con una espada desenvainada!
Cuando llegaron a una senda angosta a través de un viñedo con una pared a cada lado, el ángel apareció otra vez. Esta vez el asna intentó dar la vuelta y se acercó tanto a un lado que machacó el pie de Balaam. Ahora Balaam estaba muy enojado y golpeó sin misericordia al pequeño animal.
Un poco más lejos, el ángel hizo otra aparición donde el sendero era tan angosto que no había lugar para dar la vuelta. Esta vez, el asna estaba bastante tensa y se cayó bajo su jinete. Balaam dio un salto y comenzó a golpear al animal con toda su fuerza.
De pronto. Dios abrió la boca del asna, y esta comenzó a quejarse por la crueldad.
Balaam estaba tan enloquecido con el enojo que le respondió, sin tomar tiempo para darse cuenta de que su asna estaba, efectivamente, ¡hablando con él!
Pasan cosas locas cuando nos olvidamos de Dios e insistimos en hacer lo que queremos hacer.

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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UN MUCHACHO LLAMADO URÍAS

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Pedro 3:9).

Durante los últimos meses, Urías, de doce años, había estado observando cuidadosamente el calendario. Cada noche había tomado su lápiz y marcando una X en la fecha de cada día hasta que cada recuadro; excepto el de este día, estaba marcado. La fecha especial había llegado: 22 de octubre de 1844. ¡Pronto su familia y todos los que esperaban con impaciencia el regreso del Señor estarían a salvo con Jesús! Muy pronto dejarían de ser objeto de burlas y ya no serían ridiculizados como lo habían sido durante el pasado año.
-¿Recuerdas cuando esos hombres rompieron todas las linternas en la tienda de la campaña de evangelización? -le recordó a su hermana mientras esperaban juntos.
-Sí, no me olvido de eso -asintió Annie moviendo la cabeza-. Empujaron a un cerdo debajo de la tienda de campaña con nosotros adentro. Y como si eso fuera poco, también nos arrojaron manzanas mientras estábamos atrapados debajo de la lona.
Urías ya no podía esperar. En breve, los fieles ¡rían a un lugar donde no habría odio, ni llanto, ni enfermedad, ni muerte. Verían a Jesús y a los ángeles todos los días, para siempre. Cuánto había deseado Urías que llegase ese día.
Esa noche el joven Urías y su familia observaron los cielos hasta que las estrellas finalmente se desvanecieron y un nuevo día amaneció; pero Jesús no había venido. La largamente anticipada segunda venida de Cristo que Urías y muchos otros esperaban para el 22 de octubre de 1844 no había sucedido.

¿Y AHORA?
¿Cómo sabes que Jesús volverá? ¿Qué cosas puedes hacer para estar listo para encontrarte con él?

SPLASH:
William Miller, un granjero de Vermont, predicó que Jesús regresaría a la Tierra el 22 de octubre de 1844. ¡No todos lo aceptaron, y algunos ni querían oírlo! Incluso le lanzaron huevos y verduras. Pero más de 50 mil creyeron, y cerca de un millón más miraban expectantes.

Tomado de Matinal para Adolescentes 2016
“Intensamente, Ejercita tu Cerebro”
Compilado por Penny Estes Wheeler
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CUIDA TU RESERVA DE ACEITE

No hay campo de acción más importante que el señalado a los fundadores y protectores del hogar. Elena de White

Por aquellos días en que los faros funcionaban con lámparas de aceite, había un farero que lograba mantener su llama ardiendo gracias a los suministros que recibía una vez al mes. Una noche, aquel farero recibió la visita de una mujer que necesitaba aceite para calentar a su familia, y él se lo proveyó. Otra noche un vecino le pidió aceite para lubricar una rueda, y él se lo cedió. A la noche siguiente, otro vecino necesitó aceite para sus propias lámparas, y se lo regaló. Petición tras petición, al farero le parecían todas legítimas, así que no se atrevía a decir que no. Antes de finalizar el mes, el faro se apagó, pues se había terminado la reserva de aceite. Lamentablemente, unos cuantos barcos se estrellaron contra la costa.*
¡Quién pudiera suplir todas las necesidades del mundo! ¡Quién pudiera complacer a todas las personas que se acercan a nosotras, y no tener que decir nunca que no! Pero así no es como funcionan las cosas. Lo cierto es que hemos de estar bien centradas en nuestra propia misión y bien pendientes de nuestra propia reserva espiritual. Así como la misión del farero no es suministrar aceite a particulares sino impedir que los barcos choquen contra la costa, tú y yo debemos tener claro cuál es nuestro primer campo misionero en la vida, ese al que no podemos fallarle, y ceñimos a lo que Dios requiera de nosotras para llevarlo a cabo con éxito.
¿Soy esposa? Entonces he de edificar mi relación matrimonial, recordando que “el hogar es el primer campo misionero al que he sido llamada a trabajar” (El hogar cristiano, cap. 32, p. 189). ¿Soy madre? Entonces he de criar a mis hijos con paciencia y visión de futuro, teniendo siempre bien presente que “esas preciosas plantas de mi jardín exigen mi primer cuidado” (ibíd.).
Querida amiga, consideremos cuidadosamente nuestro camino, la obra que Dios pone delante de nosotras, y centrémonos en ella. Bajo ningún concepto pongamos en peligro el cumplimiento fiel de nuestra primera responsabilidad en la vida desperdiciando nuestra reserva de aceite en afanes que nos impedirán alumbrar nuestra propia casa. Esa pequeña llama del hogar cristiano será en sí misma un faro que conduzca a quienes lo ven a la verdadera fuente inagotable de aceite.

“Vayan a los que venden aceite, y compren para ustedes mismas” (Mat. 25:9, NVI).
*Max Lucado, Como Jesús (Miami: Editorial Caribe, 1999), p. 86.

Tomado de Lecturas Devocionales para Damas 2016
ANTE TODO, CRISTIANA
Por: Mónica Díaz
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UN DIOS QUE ME ENTIENDE

“En Cristo, gracias a la sangre que derramó, tenemos la liberación y el perdón de los pecados” (Efesios 1:7).

En su libro La gran comisión: Estrategias para cumplirla, Mark Finley cuenta la historia de un niño que vendía periódicos en una zona rural de los Estadas Unidos. Mientras pedaleaba su bicicleta, el niño se topó con este letrero: “Se venden perritos”. Como siempre había soñado con tener un perro como mascota, entró al lugar y le preguntó al encargado:
-Señor, ¿puedo ver los perritos?
-Claro que sí -le contestó el señor.
En seguida el señor le mostró cuatro cachorritos. Mientras el chico los veía, un quinto perrito llegó cojeando.
-¿Cuánto cuestan, señor?
-25 dólares cada uno.
-¿Qué le pasó a ese perrito que camina cojeando?
-Es un defecto de nacimiento. No puede correr, no puede jugar, no creo que te sea muy útil.
-Señor, ese es el que yo quiero. Le pagaré cincuenta centavos cada semana, hasta que le pague todo el dinero.
-¿Y por qué quieres ese cachorro? -le preguntó.
“El niño se levantó el pantalón de una de las piernas para mostrar un soporte de metal y una correa, señales de una pierna deforme. ‘Señor, ese perrito necesita a alguien que lo comprenda, ¡y yo sí puedo!’ ” (pp. 22, 23).
Es una verdad universal que todos acarreamos un defecto de nacimiento: nuestra naturaleza está inclinada hacia lo malo. Nos gusta seguir nuestros malos deseos y cumplir los caprichos de nuestra naturaleza pecadora. Al que crea lo contrario, lo animo a tirar la primera piedra. ¿Cómo tratas a tu amigo que ha cedido a su cojera y ha caído en el pecado? ¿Lo condenas? ¿Lo rechazas? ¿Olvidas que tú también estás cojo? El “cojo” no necesita una mano acusadora, ¡sino un corazón solidario! Eso fue lo que hizo Jesús.
“Nuestro Sumo sacerdote [Jesús] puede compadecerse de nuestra debilidad, porque él también estuvo sometido a las mismas pruebas que nosotros” (Hebreos 4:15). En lugar de burlarse o criticarte por tus debilidades, mi Señor tendrá compasión de ti; él conoce por experiencia propia las luchas a las que tú te enfrentas día tras día, pues él también las enfrentó. Si hoy te sientes solo o crees que nadie te comprende, te sugiero mirar a Cristo, mira las marcas de los clavos en sus manos y recuerda que él sí te entiende.

Tomado de Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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¿QUÉ HARÍA JESÚS?

“Jesús fue a Nazaret, el pueblo donde se había criado. El sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre, y se puso de pie para leer las Escrituras”. Lucas 4:16, DHH

El libro In His Steps [Siguiendo sus pisadas], de Charles Sheldon, es una obra modélica de muy amplia difusión que tiene más de un siglo de antigüedad. Es la historia de un pastor llamado Henry Maxwell y de su congregación, la Primera Iglesia de Raymond. Una soleada mañana, cuando el pastor terminaba su sermón, un vagabundo avanzó dando tumbos por el pasillo de la Iglesia, elevó la mirada hacia el pastor en su pulpito y preguntó si podía dirigirse a la congregación. El sorprendido pastor mostró deferencia al desconocido haciendo un gesto afirmativo con la cabeza. El hombre se giró, mirando a los fíeles y, con voz vacilante, contó que había perdido su empleo en otra ciudad diez meses antes. Llevaba tres días errando por las aceras de Raymond en busca de empleo. Pero no había recibido ni siquiera una palabra de compasión de algunos de los rostros que había en la iglesia esa mañana. “He estado sentado en la gradería de ustedes mientras su pastor hablaba de seguir a Jesús. Pero, ¿qué quieren decir ustedes con “qué haría Jesús”? ¿Es eso lo que significa seguir sus pisadas?”
El mendigo se tambaleó y después se desplomó junto al estrado de la iglesia. Unos días más tarde, murió. Charles Sheldon urde entonces la inspiradora historia de una congregación que se esforzó por hallar y conocer la respuesta a la pregunta del mendigo: “¿Qué haría Jesús?”
En nuestros días hay gente que lleva puestas pulseras QHJ con ese interrogante. No obstante, qué haría o qué hacía Jesús sigue siendo una pregunta válida en lo que respecta al sábado, ¿no? ¿Cuál es el ejemplo de Jesús?
En el texto de hoy Lucas observa que Jesús adoraba en sábado “conforme a su costumbre”. Todo el mundo tiene costumbres o hábitos personales. Generalmente empezamos con el mismo pie cuando nos ponemos los calcetines, nos sentamos en el mismo banco cuando adoramos en la iglesia, nos damos la mano cuando nos presentan a un desconocido: simples costumbres que adoptamos que se convierten en un modo de vida habitual. El Creador encarnado no era diferente. Y, ¿se sorprende alguien de que fuera tan natural para él esta costumbre de guardar el sábado y adorar en él semana tras semana? ¿No guardaría él el don mismo que dio? Lo guardó en vida y lo guardó en su muerte. “Por tanto, el Hijo del hombre es Señor aun del sábado” (Mar. 2:28).
Conociendo lo que Jesús hacía con el sábado, la pregunta más pertinente es ¿Qué deberíamos hacer nosotros? “Venid a mí […] y yo os haré descansar” (Mat. 11:28). ¡Qué mejor costumbre pueden abrazar los elegidos que acudir a Jesús para disfrutar de su reposo cada sábado!

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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