«Y así como el mar desaparece el agua, y los ríos se agotan y se secan» (Job 14:11 NVI)
El versículo de hoy nos dice que el agua desaparece del mar. ¡Cómo puede el agua desaparecer del mar? Pues sí puede, y a este fenómeno se lo conoce como «evaporación». Aunque no podemos verlo, el agua se va a alguna parte. ¿Sabes dónde se va?
Cuando el sol calienta el agua, esta se concierte en pequeñas partículas y sube al cielo. Cuando estas partículas se unen, forman las nubes. Cuando las nubes se llenan de mucha agua, llueve, y el agua regresa al océano. Este es un ciclo en el que el agua sube al cielo para volver a caer en el océano.
La vida cristiana también es así. Cuanto más damos, más recibimos. Dios nos dice que él ama al dador alegre y quiere bendecirnos con todo lo que necesitamos. No debes tener miedo de dar lo que Dios te pida, ya sea tu tiempo, tu dinero o cualquier otra cosa.
Lee Malaquías 3:10 y descubrirás que, cuando das como el océano, Dios te dará más de lo que puedes imaginar. Si das, Dios te dará a ti. Ese es el ciclo del amor.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush