viernes, 7 de junio de 2013

REUNIÓN

Lugar: Portugal
Palabra de Dios: Juan 16:22

Francisco estaba parado en la fila, esperando subir al autobús de turismo en el aeropuerto de Lisboa. Miró a su alrededor los cambios ocurridos desde que había dejado el país para mudarse a la Argentina, cincuenta años atrás. Ahora tenía 81 años, y había decidido visitar Portugal, para un encuentro especial de fin de semana preparado para personas que habían emigrado del país.

—Francisco, ¿eres tú?

El anciano se dio vuelta, para ver quién le hablaba. ¡No podía creer lo que veían sus ojos! Cuando abrió la boca para decir algo, parecía que no le salía ni una palabra. Allí, frente a él, estaba su hermano Mario, con quien había perdido contacto hacía más de cincuenta años. La última vez que se vieron fue el día en que Francisco partió hacia la Argentina, allá por 1951.

Después de eso Mario, ahora de setenta años, se fue a vivir a Australia, y de allí venía. Él también había viajado a Portugal, para asistir a ese encuentro de fin de semana.

—Cuando vi tu cara, vi la cara de papá —explicó Mario, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas—. ¡Sabía que debías ser tú!

Los dos hermanos se abrazaron, asombrados por su encuentro casual, luego de haber perdido contacto durante más de medio siglo. Fue una ocasión muy feliz para ambos. Tenían mucho de qué ponerse al día durante ese fin de semana, ¡cincuenta años! Y prometieron mantenerse en contacto.

Volver a reunirse con alguien que amamos es una ocasión de mucha alegría. Es por eso que Jesús dijo: “Cuando vuelva a verlos se alegrarán, y nadie les va a quitar esa alegría”. Jesús prometió que volverá. Él quiere reunirse con su familia. Yo estoy esperando ese día, ¿Y tú?

Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson

LA LENGUA Y LOS OJOS

La lengua que brinda consuelo es árbol de vida. Proverbios 15:4. El sabio tiene los ojos bien puestos, pero el necio anda a oscuras. Eclesiastés 2:14.

Es frecuente que, en una visita al médico, este nos pida que le mostremos la lengua y que también se dedique a examinar nuestros ojos. Parecería que dichos órganos muestran, en alguna medida, el estado general de nuestra salud. Lo anterior no solamente tendría que ver con la salud física, sino también con la salud emocional y la espiritual. En la Epístola del apóstol Santiago leemos: “La lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida” (Sant. 3:6-7).
Los movimientos de la lengua modulan los sonidos que sirven para formar las palabras. Por otro lado el significado de las mismas demostrara lo que somos internamente. Las mentiras, las palabras groseras, las bromas de doble sentido, darán evidencia de una pobre salud espiritual y emocional. Al contrario, las palabras bondadosas, las expresiones de amor, afecto y tolerancia dirigidas a los demás, serán el fruto de una persona mentalmente sana. En cuanto a los ojos, la Palabra de Dios dice: “El ojo es la lámpara del cuerpo”.
Por tanto, si tu visión es clara, todo tu ser disfrutara de la luz. Pero si tu visión está nublada, todo tu ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad ¡Que densa será esa oscuridad!” (Mat. 6:22-23). Cuantas personas hay que únicamente con su presencia oscurecen el ambiente. Poseen una visión pesimista de la vida, tan solo ven obstáculos donde podrían ver oportunidades. No reconocen ni aprecian los intentos que otros realizan para proveerles luz y felicidad y, sobre todo, no están en capacidad de ver las bendiciones que Dios les da cada día. ¡Viven en las sombras de la amargura!
Esta mañana es un buen momento para que permitas que el Médico divino examine tu lengua y tus ojos. Si el diagnostico resulta negativo, por favor sométete a la intervención que el considere que más te conviene. El Señor dará sabiduría a tu lengua y una nueva luz a tus ojos. Si, por el contrario, el examen muestra que tienes una lengua sana y una visión clara, ¡alaba al Señor y continua siendo una bendición para todos los que te rodean!

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

EL NAPOLEÓN DE LA PRENSA

Mas valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo (Eclesiastés 4:9).

Así le llama George R. Knight a Joshua V. Himes, el hombre que puso el adventismo millerita en el mapa de la sociedad estadounidense del siglo XIX. Himes era un joven pastor conexionista que había aprendido el arte de la publicidad trabajando con William Lloyd Garrison, el apasionado promotor de la liberación de los esclavos. Cuando Himes conoció a Miller en noviembre de 1839, se convenció de la veracidad del mensaje del viejo predicador y se preguntó por qué no era más conocido.

-¿De veras cree usted este mensaje? -pregunto Himes.
-Ciertamente -le dijo Miller -, de otra manera no lo estaría predicando.
-Pero, ¿Qué hace usted para esparcirlo y darlo a conocer a todo el mundo?
-Todo lo que puedo -le dijo Miller.
-Pues todo sigue oculto en un rincón. Muy pocos conocen el tema después de todo lo que usted ha hecho. Si Cristo va a venir dentro de pocos años, como usted cree, no debería perder tiempo en dar la advertencia a la iglesia y al mundo, en estruendosos tonos, para in citarlos a prepararse.
-Lo sé, lo sé, hermano Himes -dijo Miller- ¿Pero que puede hacer un humilde campesi no? He estado buscando ayuda, necesito ayuda.

Fue en ese momento, recuerda Himes, que “puse mi vida, mi familia, mi negocio, mi reputación, todo, sobre el altar de Dios, para ayudarle, hasta el límite de mi capacidad, hasta el fin”. Joshua V. Himes brindo al millerismo una gran dinámica. Himes era un emprendedor lleno de ideas novedosas. Entre 1840 y 1844, Joshua se hizo cargo de la logística del movimiento y convirtió el millerismo en una ideología que llego a los hogares de cientos de miles de personas.

Nathan Hatch, uno de los principales historiadores de la religión en Estados Unidos, ha descrito los esfuerzos de Joshua V. Himes como “un ataque militar intenso y sorpresivo”, y como “una avalancha publicitaria sin precedentes”. Uno de sus detractores lo definió como “el Napoleón de la prensa”. Al cabo de muy poco tiempo después de iniciarse la febril actividad de Himes aparecieron las revistas Midnight Cry [El clamor de media noche] y Signs of the Times [Señales de los tiempos], Esas revistas llevaron el mensaje del advenimiento a todo el mundo. Con la primitiva tecnología, Himes produjo millones de libros y tratados. Himes era un publicista y Miller un hombre de ideas; pero se requirió de ambos, así como de un ejército de otros menos visibles, para conformar un equipo misionero eficiente. Las buenas nuevas son que Dios te necesita.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez

LENTOS PARA APRENDER

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella. Juan 1:4,5.

Cristo era el fundamento del sistema entero de la adoración judía, y en él se presentaba una sombra de la realidad viva: la manifestación de Dios en Cristo. Por medio del sistema de sacrificios, todos podían ver la personalidad de Cristo y anticipar a su divino Salvador. Pero cuando él estuvo ante ellos representando el Dios invisible, —porque en él "habitaba corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9)— ellos no pudieron discernir su carácter divino debido a su propia carencia espiritual. Sus propios profetas lo habían profetizado como un Libertador... Pero aunque su carácter y misión habían sido delineados tan claramente, aunque a lo suyo vino, los suyos no lo recibieron. Ocasionalmente, la divinidad fulguró a través de la humanidad; la gloria se escapaba a través del disfraz de la carne y causaba una expresión de homenaje de parte de sus discípulos. Pero no fue sino hasta que Cristo ascendió a su Padre, hasta el descenso del Espíritu Santo, que los discípulos apreciaron enteramente el carácter y la misión de Cristo. Después del bautismo del Espíritu Santo, comenzaron a advertir que habían estado en la presencia misma del Señor de la vida y la gloria. En tanto que el Espíritu Santo traía a sus recuerdos los dichos de Cristo, su entendimiento fue ampliado para comprender las profecías, para captar los poderosos milagros que él había obrado... A su propia estimación, estos parecieron de mucha menor importancia después de despertar al hecho de que Cristo había estado entre ellos que antes de que advirtieran tal cosa. Nunca se cansaban de repasar cada detalle notado en conexión con sus palabras y obras. A menudo se llenaban de remordimiento por su insensatez y torpeza al recordar las lecciones entendidas a medias cuando él las pronunciara en su presencia, y que ahora les llegaban como una revelación fresca. Las Escrituras se tornaron en un libro nuevo para ellos...
Los discípulos recordaron que Cristo les había dicho: "Santifícalos en tu verdad: tu palabra es verdad' (Juan 17:17). La Palabra habría de ser su guía y director. En tanto que los discípulos buscaban en Moisés y los profetas lo que testificaba de Cristo, fueron traídos a la comunión con la Deidad, y aprendieron nuevamente de su gran Maestro, quien había ascendido al cielo para completar la obra que había comenzado en la tierra.— Review and Herald, 23 de abril de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White