Lugar: Portugal
Palabra de Dios: Juan 16:22
Francisco estaba parado en la fila, esperando subir al autobús de turismo en el aeropuerto de Lisboa. Miró a su alrededor los cambios ocurridos desde que había dejado el país para mudarse a la Argentina, cincuenta años atrás. Ahora tenía 81 años, y había decidido visitar Portugal, para un encuentro especial de fin de semana preparado para personas que habían emigrado del país.
—Francisco, ¿eres tú?
El anciano se dio vuelta, para ver quién le hablaba. ¡No podía creer lo que veían sus ojos! Cuando abrió la boca para decir algo, parecía que no le salía ni una palabra. Allí, frente a él, estaba su hermano Mario, con quien había perdido contacto hacía más de cincuenta años. La última vez que se vieron fue el día en que Francisco partió hacia la Argentina, allá por 1951.
Después de eso Mario, ahora de setenta años, se fue a vivir a Australia, y de allí venía. Él también había viajado a Portugal, para asistir a ese encuentro de fin de semana.
—Cuando vi tu cara, vi la cara de papá —explicó Mario, mientras las lágrimas corrían por sus mejillas—. ¡Sabía que debías ser tú!
Los dos hermanos se abrazaron, asombrados por su encuentro casual, luego de haber perdido contacto durante más de medio siglo. Fue una ocasión muy feliz para ambos. Tenían mucho de qué ponerse al día durante ese fin de semana, ¡cincuenta años! Y prometieron mantenerse en contacto.
Volver a reunirse con alguien que amamos es una ocasión de mucha alegría. Es por eso que Jesús dijo: “Cuando vuelva a verlos se alegrarán, y nadie les va a quitar esa alegría”. Jesús prometió que volverá. Él quiere reunirse con su familia. Yo estoy esperando ese día, ¿Y tú?
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson