Observa a los que son íntegros y rectos: hay porvenir para quien busca la paz (Salmo 37: 37).
Si has tenido la oportunidad de convivir con algún ser querido que padece diabetes, compartirás conmigo la idea de que esta enfermedad puede convertirse en una carrera muy larga y con muchas complicaciones a lo largo de ella. Mi esposo padeció diabetes durante 27 años, y recuerdo con facilidad las tantas veces que su situación médica se complicó, pero cada vez que eso pasó, a pesar de lo difícil que pudiera resultar, nunca dejé de sentir el cuidado de Jesús sobre él y su familia. La última vez estuvo en el hospital durante algunos días; cuando le dieron de alta lo trajimos a casa y pedimos al pastor que lo ungiera. Ese día después de la unción, en medio de paz y de perdón, cuando me recosté para tratar de descansar, me quedé dormida y soñé que en la oscuridad mi esposo me llamaba por mi nombre para que lo ayudara a cambiar de posición. Cuando me incorporé y me acerqué, en mi sueño miré claramente a dos ángeles parados uno a cada lado de la cama, como si estuvieran cubriendo a mi esposo. Aunque no pude ver sus rostros, la paz y la seguridad que sentí dentro de mi corazón es imposible de explicar. Justo en medio de esa escena, mi esposo me despertó para pedirme que le ayudara a moverse para cambiar de posición. Yo sé que cuando traté de cargarlo, como todas las noches anteriores, los ángeles que miré en mi sueño fueron quienes me ayudaron a moverlo, porque mi marido me pareció muy ligero esa noche. Gracias a Dios porque puedo decir con convicción, como Pablo, que esa noche estuvieron con nosotros los ángeles del Dios de quien soy y a quien sirvo. Sé que a través de su presencia en mi sueño Dios me dijo: «No tengas miedo, ¡ánimo!» Ese sueño cambió mi perspectiva. Pocos días después, el Señor llamó a mi esposo al descanso. Confío en Dios que será como él ha dicho, y cuando él venga en gloria y majestad los muertos en Cristo resucitarán primero, y entre ellos estará mi esposo. Desde hoy permite que la presencia de los ángeles de Dios te haga confiar en su amoroso cuidado y te brinde la paz que necesitas.
Si has tenido la oportunidad de convivir con algún ser querido que padece diabetes, compartirás conmigo la idea de que esta enfermedad puede convertirse en una carrera muy larga y con muchas complicaciones a lo largo de ella. Mi esposo padeció diabetes durante 27 años, y recuerdo con facilidad las tantas veces que su situación médica se complicó, pero cada vez que eso pasó, a pesar de lo difícil que pudiera resultar, nunca dejé de sentir el cuidado de Jesús sobre él y su familia. La última vez estuvo en el hospital durante algunos días; cuando le dieron de alta lo trajimos a casa y pedimos al pastor que lo ungiera. Ese día después de la unción, en medio de paz y de perdón, cuando me recosté para tratar de descansar, me quedé dormida y soñé que en la oscuridad mi esposo me llamaba por mi nombre para que lo ayudara a cambiar de posición. Cuando me incorporé y me acerqué, en mi sueño miré claramente a dos ángeles parados uno a cada lado de la cama, como si estuvieran cubriendo a mi esposo. Aunque no pude ver sus rostros, la paz y la seguridad que sentí dentro de mi corazón es imposible de explicar. Justo en medio de esa escena, mi esposo me despertó para pedirme que le ayudara a moverse para cambiar de posición. Yo sé que cuando traté de cargarlo, como todas las noches anteriores, los ángeles que miré en mi sueño fueron quienes me ayudaron a moverlo, porque mi marido me pareció muy ligero esa noche. Gracias a Dios porque puedo decir con convicción, como Pablo, que esa noche estuvieron con nosotros los ángeles del Dios de quien soy y a quien sirvo. Sé que a través de su presencia en mi sueño Dios me dijo: «No tengas miedo, ¡ánimo!» Ese sueño cambió mi perspectiva. Pocos días después, el Señor llamó a mi esposo al descanso. Confío en Dios que será como él ha dicho, y cuando él venga en gloria y majestad los muertos en Cristo resucitarán primero, y entre ellos estará mi esposo. Desde hoy permite que la presencia de los ángeles de Dios te haga confiar en su amoroso cuidado y te brinde la paz que necesitas.
Etelvina Ayala de Tello
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.