En nombre de Cristo les rogamos que se reconcilien con Dios (2 Corintios 5:20).
Alguna vez has visto a Dios como tu enemigo? ¿Lo has culpado de los sinsabores y dolores que experimentas en esta vida? ¿Has .pensado en él como un Dios castigador? La palabra tregua se define como la «suspensión de armas, cesación de hostilidades por determinado tiempo, entre los enemigos que tienen rota o pendiente una guerra». Es un periodo de intermisión o descanso hasta que vuelva a comenzar la batalla. Hay personas que piensan que un Dios tirano les ha trazado un destino fatalista del cual no pueden escapar y les conceden una «tregua», para luego seguirlas atormentando. Esta idea la he escuchado en algunas mujeres que pasan constantemente por momentos difíciles. En sus corazones se alberga una sensación de molestia, enfado y, por supuesto, alejamiento de Dios. Sin embargo, el Señor nos muestra en su Palabra que él desea nuestro bien (3 Juan 2). Es verdad que tam¬bién la Biblia habla de enemistad entre Dios y el hombre, pero es por causa del pecado (Rom. 3: 23). Sin embargo, las Sagradas Escrituras revelan cómo el Dios de amor es muy superior a cualquier otro tipo de expresión celestial (Juan 3: 16). ¡Qué hermosa bendición tenemos! El Dios del universo está buscando al ser humano para salvarlo del mal de este mundo. El ministerio de Jesús consistió fundamentalmente en reconciliar a la tierra con el cielo. El Padre y el Hijo ofrecieron una «tregua» por el hombre caído, por ti y por mí. ¿Cómo podemos pensar, entonces, en un Dios que es nuestro enemigo? Esta mañana te invito a buscar al Señor y reconciliarte con él, de manera que tu corazón se llene de su amor, y experimentes la alegría de conocerle y aceptarle como el Dios amoroso que extiende sus brazos y te dice: «Hija, yo te amo.
Alguna vez has visto a Dios como tu enemigo? ¿Lo has culpado de los sinsabores y dolores que experimentas en esta vida? ¿Has .pensado en él como un Dios castigador? La palabra tregua se define como la «suspensión de armas, cesación de hostilidades por determinado tiempo, entre los enemigos que tienen rota o pendiente una guerra». Es un periodo de intermisión o descanso hasta que vuelva a comenzar la batalla. Hay personas que piensan que un Dios tirano les ha trazado un destino fatalista del cual no pueden escapar y les conceden una «tregua», para luego seguirlas atormentando. Esta idea la he escuchado en algunas mujeres que pasan constantemente por momentos difíciles. En sus corazones se alberga una sensación de molestia, enfado y, por supuesto, alejamiento de Dios. Sin embargo, el Señor nos muestra en su Palabra que él desea nuestro bien (3 Juan 2). Es verdad que tam¬bién la Biblia habla de enemistad entre Dios y el hombre, pero es por causa del pecado (Rom. 3: 23). Sin embargo, las Sagradas Escrituras revelan cómo el Dios de amor es muy superior a cualquier otro tipo de expresión celestial (Juan 3: 16). ¡Qué hermosa bendición tenemos! El Dios del universo está buscando al ser humano para salvarlo del mal de este mundo. El ministerio de Jesús consistió fundamentalmente en reconciliar a la tierra con el cielo. El Padre y el Hijo ofrecieron una «tregua» por el hombre caído, por ti y por mí. ¿Cómo podemos pensar, entonces, en un Dios que es nuestro enemigo? Esta mañana te invito a buscar al Señor y reconciliarte con él, de manera que tu corazón se llene de su amor, y experimentes la alegría de conocerle y aceptarle como el Dios amoroso que extiende sus brazos y te dice: «Hija, yo te amo.
Leticia Aguirre de De los Santos
Tomado de Manifestaciones de su amor
Tomado de Manifestaciones de su amor