«En esto se desató una tormenta, con un viento tan fuerte que las olas caían sobre la barca, de modo que se llenaba de agua» (Marcos 4:37).
Te voy a contar una historia verídica sobre tres jóvenes que asistían a la escuela en un lugar fuera de lo común. ¿Por qué? Bueno, porque su escuela estaba en un bote. Ellos aprendían matemáticas, ciencias, lectura y navegación en medio del océano. Pero un día se encontraron frente a frente con una turbonada. Una turbonada es una tormenta repentina que se forma en el mar con fuertes, vientos y bajas temperaturas. Lamentablemente, el bote se volcó y todos los que estaban a bordo murieron.
En el versículo de hoy los discípulos pensaban que se iban a ahogar cuando se encontraron repentinamente con una turbonada. Los vientos arreciaron y bajó la temperatura. Los discípulos sentían mucho miedo y comenzaron a gritarle a Jesús, quien estaba durmiendo en la parte de atrás del bote. Le pedían desesperadamente que los ayudara. Jesús simplemente se levantó, le ordenó al viento que dejara de soplar; ¡y el viento obedeció! ¡Asombroso!
Yo a veces me preocupo por las cosas que me pasan en la vida, y seguramente tú también. Cuando te sientas así, recuerda esto: Si Jesús puede parar una tormenta, también puede resolver tus problemas. Así que pídele a Jesús que te ayude, y él detendrá cualquier «tormenta» que llegue a tu vida.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush