«Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro: "Desarráigate y plántate en el mar". Y os obedecería» (Lucas 17:6. BLA).
El árbol que el versículo describe aquí como sicómoro era un árbol de mora. Hoy vamos a caminar a través de un sembradío de este árbol, y quiero que busques en sus ramas y hojas unos pequeños bultitos felpudos. Es-tos bultitos son en realidad unas crisálidas muy especiales de las cuales están hechas las costosas camisas de seda.
Te explico: Los gusanos de seda ponen sus huevos únicamente en los árboles de mora. Cuando nacen los gusanos de seda, estos comienzan inmediatamente a comerse las hojas. Los gusanos crecen cada vez más hasta que están listos para convertirse en mariposas. Pero antes de hacerlo, deberán crear una crisálida. Esta crisálida está hecha de seda, el material con el que se hacen costosas prendas de vestir como corbatas, camisas y batas.
Es muy bonito poder tener una camisa de seda, pero un «manto de justicia» es mucho mejor. Dios envió a su Hijo para que viviera una vida perfecta, muriera en la cruz y resucitara por nosotros. Ese manto de justicia es muchísimo más valioso que cualquier camisa de seda, y para tenerlo lo único que necesitamos es pedirlo, pues es totalmente gratuito. Pídele a Jesús que te cubra hoy con ese manto especial. Él ya tiene uno hecho para ti.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush