«Y tendréis por inmundos a los siguientes animales que se mueven sobre la tierra: [...] el camaleón» (Levítico 11:29, 30, RV95).
Hoy exploraremos de nuevo Levítico 11:30. Dios llenó este pasaje con muchos animales. El animal de hoy es otro reptil conocido como camaleón. Este animal es sumamente curioso. Su secreto, y esto no se lo digas a nadie, es que puede cambiar de color. Si se para sobre una piedra marrón, se vuelve marrón. Si se para en una hoja verde, se vuelve verde. Si se para en un tronco gris, se vuelve gris. Dios le dio esta capacidad especial para que pudiera esconderse de otros animales que podrían comérselo.
Que el camaleón haga esto es fantástico, pero no así para nosotros. No estoy hablando de que nuestra piel pueda cambiar de color sino de mostrar diferentes caras ante las demás personas. Tú y yo debemos representar a Jesús en cualquier circunstancia. Aunque alguien se burle porque obedecemos a Dios, debemos estar siempre contentos de testificar para él.
No seas como el camaleón, que se adapta a su entorno a su conveniencia. Sé un hijo de Dios cada día y con quien estés. Un niño o niña que ama a Jesús y no tiene miedo de mostrar su verdadera identidad.
Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush