viernes, 28 de octubre de 2011

PUERTA DEL CIELO

Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. (Génesis 28:16).

Cuando Jacob despertó de aquel sueño, lo primero que hizo fue reconocer la gracia divina que se había manifestado por amor a él en aquel sencillo lugar. Así es Dios, No importa el lugar, el momento ni las circunstancias, él se manifiesta en tu vida porque te ama.
La sociedad que ha ido formando el ser humano establece diferencias entre las personas; a unas las sitúa en la cima, mientras que otras no pueden ni siquiera atreverse a mirar a la cúspide. A unos se les da un trato exquisito, mientras para otros el pan de cada día es un «sálvese quien pueda». Pero Dios no es así. Él solo tiene hijos. Todos somos iguales a sus ojos. Esta es la primera enseñanza que presenta el versículo de hoy.
Jacob no era ningún santo, de hecho estaba huyendo porque había engañado a su padre y a su hermano. Llevaba una pesada carga de culpabilidad, se sentía sucio, rechazado por Dios, por su familia, y separado de su madre a quien amaba entrañablemente. Pero Dios no vio la suciedad de este hombre, no miró su pasado, sino su presente y su futuro, y esto fue lo que lo llevó a presentarse a Jacob y a prometerle su presencia.
¡Qué hermoso mensaje! Si estás llevando una pesada carga de culpabilidad, si piensas que todos, incluso Dios, te han abandonado, él vuelve a decirte que su presencia estará contigo aun cuando tú no lo sepas.
Sí, Dios está siempre ahí, pero ¿somos capaces de verlo? Es vital para nosotras que vivamos convencidas de la presencia de Jesús en nuestra vida. Cuando constantemente tenemos que tomar decisiones de trascendental importancia nos alienta saber que podemos contar con alguien que no comete errores y que nos guiará por el mejor sendero.
Hoy al mirar al pasado y ver de cuántas cosas me ha librado Dios y cuántas me ha enseñado, no puedo menos que expresar con gratitud: «El Señor ha estado conmigo, aunque yo no haya sido siempre consciente de ello». Nunca pierdas de vista que del cielo bajan y suben ángeles asegurándote la presencia de. Jesús en tu vida.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

UN LIBRO CON PRINCIPIOS

Y Jehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios. 1 Crónicas 22:12.

Las Escrituras contienen un sinfín de temas relacionados con la conducta humana, pero no abarcan explícitamente cada uno de ellos. En su Palabra, Dios dio principios generales para que sean aplicados según la ocasión que se presente.
Alguna vez, un alumno me preguntó: "¿Dónde dice la Biblia que no se puede salir a bailar?" Y es verdad, las Escrituras no prohíben el baile, ni la música rock, ni el consumo de cigarrillos y drogas, ni copiarse en un examen, ni mirar pornografía en la Internet, ni el aborto. No hay ningún mandamiento que diga: "No consumas ningún producto del tabaco, ni por ingestión ni por inhalación". Tampoco existe otro que diga: "No mirarás pornografía". La Biblia no dice nada así, sencillamente porque en los 1.500 años que duró su escritura, no existía la música rock ni las drogas ni ninguno de los elementos antes mencionados.
¿Entonces cómo sabemos que todo eso está mal, y que Dios lo ve como transgresión de su ley y consecuentemente como pecado? Porque la Biblia sienta los principios para que evitemos caer en el pecado. Los versículos que nos mandan cuidar nuestro cuerpo están poniendo un freno a cualquier tipo de consumo perjudicial para nuestra salud; el versículo que dice: "cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" (Mat. 5:28) declara que mirar cualquier tipo de pornografía es pecado. En fin, quien estudia la Biblia con sinceridad para conocer la voluntad divina, encontrará que para cada situación existe un consejo específico.
Cuando David era muy anciano, llamó a todo el pueblo y coronó a su hijo Salomón en su lugar. El sabía que su hijo era joven y que en el gobierno de Israel se presentarían muchas situaciones que tentarían al rey a apartarse de Dios; por eso le dijo: "YJehová te dé entendimiento y prudencia, para que cuando gobiernes a Israel, guardes la ley de Jehová tu Dios".
Querido joven o señorita, tú también necesitas de ese entendimiento y prudencia para guardar la ley divina. David quiso aconsejar a su hijo de la mejor manera, y nuestro Padre nos dejó su Palabra para que también vivamos conforme a sus requerimientos. Dedica cada día un momento para meditar en ella, y sus palabras te ayuden en cada paso de tu vida.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

MI YUGO

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Mateo 11:29.

Este versículo habla de "descanso para vuestras almas". Pero, no da a entender que ese descanso sea un regalo divino, que se recibe gratuitamente. Al contrario: dice "tomad mi yugo y aprended".
De acuerdo con este texto, si queremos la paz deseada y anhelamos el descanso para el alma, es necesario dar tres pasos: en primer lugar, ir a Jesús, llevando nuestras cargas y pesares, nuestra falta de paz, el tormento del corazón cansado, en fin. Jesús nunca rechaza a quienes se acercan a él con fe.
En segundo lugar, hay que llevar el yugo de Cristo. ¿En qué consiste este yugo? En muchos lugares de la Biblia, el yugo tiene connotaciones negativas, asociadas con la esclavitud y la opresión, en manos de los enemigos. Sin embargo, el yugo tiene, también, otro significado, que conviene revisar con atención, si se desea tener una vida de descanso, de paz.
El versículo de hoy indica que Jesús llevaba un yugo; su yugo. "Llevad mi yugo", dice. El Señor se compara con un animal de carga, que es enyugado por su amo, a fin de prestar un servicio. El yugo es puesto sobre el cuello del animal, y este no tiene posibilidad de moverse solo; no puede realizar acciones con libertad, sino que es conducido por otro.
El Señor se compara con un animal que no tiene libertad para hacer lo que quiere, sino que hace la voluntad de otro. Su condición de siervo, humilde y obediente, queda registrada en sus palabras. Él dijo: "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre".
Ahora bien, estas palabras del Señor nos comprometen, porque si él no podía moverse independientemente, ¿cuánto menos tú y yo? Pero, el ser humano es, por naturaleza, independiente: no le gusta oír consejos, no acepta indicaciones. El resultado de esa actitud es sufrimiento, dolor, cansancio y estrés.
Haz de este día un día de sumisión a la voluntad divina. Aprende a disfrutar del descanso que Jesús ofrece, llevando su yugo, porque él dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas".

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón