domingo, 22 de enero de 2017

EL TERCER DÍA: LAS PLANTAS

La tierra produjo toda clase de plantas. Génesis 1:12.

Necesitarás frutas, lentejas o frijol; granos de maíz, trigo o cualquier otra semilla y una planta en una maceta.
Además de separar la tierra del mar, los lagos y los ríos, Dios hizo algo maravilloso y colorido el tercer día. Colocó en la tierra, las plantas con sus semillas, las flores y las deliciosas frutas y verduras que encontramos en los árboles y las hortalizas.
Es maravilloso saber que Dios nos da todo tipo de alimentos saludables para que los disfrutemos (muestre las frutas, verduras y semillas). Podemos comer deliciosas frutas, verduras y semillas de todos los colores y sabores que nos ayudan a estar fuertes y saludables.
Lamentablemente, hay niños que no comen frutas y verduras. Eso los hace débiles y enfermizos. ¿Cuál es tu fruta favorita? (Mientras continúa, puede dar una fruta a su niño[a] para comer.)
Dios creó en el tercer día las flores, las plantas y los árboles. Él desea que cuidemos la vegetación de nuestro planeta. Podemos plantar nuevos árboles, o cuidar las plantas que ya tenemos.
Esa plantita que ves en la maceta (enseñe la planta) necesita de tus cuidados. Es necesario que la riegues y la expongas al sol y al aire, para que pueda crecer hermosa. ¿Qué te parece si prometes a tus papás cuidar esa plantita todos los días?

HABLA CON JESÚS
Gracias, Jesús, por darnos toda clase de granos, frutas y verduras, que nos alimentan para crecer con salud y fuerza. También te agradezco por las hermosas flores y las plantas que embellecen la tierra.

Tomado de lecturas devocionales para preescolares 2017
¡PEQUEÑAS SONRISAS!
Por: Míriam Rodríguez Carrillo 
#PequeñaSonrisas  #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaPreescolares #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

NO ACEPTES CIERTOS REGALOS

“Un siervo del Señor no debe andar en peleas; al contrario, debe ser bueno con todos“ (2 Tim. 2:24).

En Tokio, la capital del Japón, vivía un samurái que ya era anciano. La palabra “samurai” significa “el que sirve”. Los samurais estaban al servicio del emperador. Pues bien, este anciano samurái estaba demasiado viejo para la batalla, y se dedicaba a enseñar su arte a los más jóvenes. Pero todo el mundo sabía que, a pesar de su edad, él era capaz de derrotar a cualquiera.
Una tarde, un joven retó al anciano; pero lo hizo de una forma grosera, sin educación, y sin que sirviera a ningún propósito noble. Simplemente, quería demostrar a todo el mundo que él era mejor. Quería ser famoso. Aquel joven era lo que solemos llamar un prepotente. Pero con esa actitud, nadie llega lejos en la vida. Para sorpresa de todos, el anciano aceptó el reto. Sus jóvenes alumnos no estaban de acuerdo con aquella decisión, pero cada uno toma sus propias decisiones y no pudieron hacer nada por impedir la pelea.
Todos fueron a la plaza a presenciar el “espectáculo”. El joven comenzó a insultar al anciano; le arrojó piedras; le escupió en la cara; ofendió a sus antepasados… Durante horas hizo todo lo posible para provocarlo, pero el anciano permaneció tranquilo. Por la tarde, sintiéndose cansado y humillado, el joven guerrero se retiró. ¡Se rindió primero! De esa forma un tanto extraña, el anciano ganó la batalla.
Tristes porque su maestro había aceptado tantos insultos y provocaciones, sus alumnos le preguntaron:
-¿Por qué no usó su espada, en vez de mostrarse tan cobarde?
-Si alguien se acerca a ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el regalo? -preguntó el anciano.
-A quien intentó entregarlo -respondieron los jóvenes.
-Lo mismo sucede con los insultos -concluyó el maestro-. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los profirió.
Así que, si alguien te insulta, entiende que no eres tú el que se queda con el insulto, sino la persona maleducada y grosera que lo dijo. Tú sigue avanzando tranquilo con Jesús.

Tomado de lecturas devocionales para Menores 2017
¡SALTA!
Por: Patricia Navarro 
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EL MAYOR DESEO DE DIOS

“Háganme un santuario para que yo habite entre ellos” (Éxodo 25:8).

Llenaron nuestra casa de alboroto. Trajeron toda clase de equipaje posible, incluso cacharros de cocina. Cuando los familiares de Greg vinieron a visitarnos por nueve días, yo me sentí completamente abrumada. ¿Qué íbamos a hacer con ellos durante todo ese tiempo? ¿Cómo íbamos a entretenerlos? ¿De qué hablaríamos? ¿Cómo iba yo a alimentar a tantas personas tres veces al día durante nueve días? Preparamos menús, planeamos excursiones, encontramos varios lugares para visitar todos los días; pero para mi sorpresa, no parecían preocuparse por eso en absoluto. No estaban interesados en el Space Needle, o en visitar el Pacific Science Center con su teatro IMAX o su casa de mariposas tropicales. Lo que querían era estar en casa. “¡Solo queremos estar con ustedes!”, decían. Pensé que me saldrían canas después de dos o tres días, pero no, fueron fieles a su palabra. No les importó lo que comíamos ni cuándo. No les importaba pasar días enteros sin salir de la casa. Simplemente, se sentaban a conversar y disfrutar de nuestra presencia. Al final de la semana, me di cuenta de que realmente habían dicho la verdad. No habían venido a visitar Seattle, sino a estar con nosotros.
Ese precisamente es el mayor deseo de Dios. En Éxodo, hemos visto a un Dios deseando liberar a su pueblo de la esclavitud y enseñándoles cómo adorarlo; y todo esto tenía un objetivo: ¡Habitar en medio de ellos! Él era un Dios santo y ellos eran gente pecadora; pero aun así, quería estar con ellos. Y para lograr que lo santo conviviera con el pecado, les dio las leyes, los reglamentos, los Mandamientos y el Santuario. De hecho, todo el asunto del Santuario se hizo para que Dios tuviera un sitio donde morar físicamente en la tierra y habitar en medio de su pueblo.
Este es el mayor deseo de Dios hoy: habitar en medio de nosotros. Pero él no viene sin ser Invitado. ¿Es tu deseo estar con él? Reflexiona sobre el hecho de que Dios pone todo su esfuerzo solo para estar cerca de ti. Decide hacer en tu vida un espacio para él.

Tomado de lecturas devocionales para Adolescentes 2017
FUSIÓN
Por: Melissa y Greg Howell
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SUÉLTALO Y DÉJASELO A DIOS

“Así que no os angustiéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su propia preocupación. Basta a cada día su propio mal” (Mat. 6:34).

Yo soy una mujer muy independiente. No me gusta pedir ayuda. Estoy siempre dispuesta a ayudar a los demás, ¡pero yo nunca pido ayuda! Sin embargo, recientemente me he sentido bastante incapacitada.
Un día, iba de camino a la isla de Samoa para una reunión de damas, cuando me caí en el aeropuerto. A pesar de que estaba echada en el suelo de la terminal de Auckland, ¡me negaba a recibir ayuda y quería ponerme de pie por mi cuenta! Pero tuve que aceptar la ayuda de las personas queme vieron caer y corrieron hacia mí, porque yo era incapaz de levantarme. El dolor era totalmente insoportable.
Para no alargarme demasiado, te diré que continué mi camino a Samoa, para hacer el trabajo que había ¡do a hacer, ya que los que me habían atendido me dijeron que no creían que se tratara de nada grave. Al fin y al cabo, no estaba gritando de dolor (aunque me dolía terriblemente). No sé tú, pero cuando di a luz a mis dos hijos, ni un solo sonido salió de mí, así que, ¿por qué iba a gritar por una caída en el aeropuerto? Pero cuando llegué a Sídney supe que me había roto el hombro. Por una parte, sentí alivio al conocer el diagnóstico, porque confirmé que no eran alucinaciones mías: realmente había una fractura y por eso me dolía tanto.
Entonces aprendí a permitir que mi esposo me ayudara a ducharme, a secarme y a vestirme. Mi hija me lleva al médico; las directoras de los ministerios, mis compañeras, me traen la comida. Otras amigas me ayudan a limpiar la casa y a hacer otras tareas. Al principio, fue muy difícil -tengo que admitirlo- aceptar toda esa ayuda. Sin embargo, esto me llevó a comprender que nos necesitamos unos a otros, y que realmente aprecio el amor que estoy recibiendo.
Primero me preocupé por cómo iba a hacer las cosas sencillas de la vida, tales como ducharme, pero después aprendí humildad como nunca antes. Ser dependiente para todo no es fácil, pero me ha enseñado que no solo necesito de los demás, sino también necesito de Dios más que nunca. Y, por último, estoy aprendiendo a dejar de ser independiente y a permitir que Dios se encargue de mi vida.   Erna Johnson

Tomado de lecturas devocionales para Damas 2017
VIVIR EN SU AMOR    
Por: Carolyn Rathbun Sutton – Ardis Dick Stenbakken
#VivirEnSuAmor #MeditacionesMatutinas #DevociónMatutinaParaMujeres #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian

LA VERDADERA LIBERTAD

“Inclina tu oído para escucharme y ponme en libertad” (Salmo 77:2, NTV).

Parecía una edición más del Super Bowl (la final del campeonato de la National Football League, principal campeonato profesional de fútbol americano en los Estados Unidos). Pero esa noche del 22 de enero de 1984, uno de los comerciales llamó la atención. Era la publicidad del lanzamiento de la Apple Macintosh, la primera computadora en popularizar el mouse y la Interfaz gráfica. Muy pocos sabían, para ese entonces, que esa computadora personal haría historia de la mano del fundador de Apple, Steve Jobs.
Actualmente, las computadoras y los equipos electrónicos Inteligentes de Apple (¡Pad, ¡Phone, ¡Pod, ¡Watch) son sinónimo de vanguardia, diseño elegante y tecnología de punta. Ante el lanzamiento del nuevo modelo de ¡Phone, miles montan guardia en la entrada de las tiendas para ser los primeros en comprarlo. Steve Jobs, ya fallecido, se ha convertido en un personaje de culto.
En ese primer comercial, titulado “1984”, Apple hacía referencia a la novela de George Orwell, 7984. Muchos piensan que, en esa novela, el autor vaticina una sociedad donde se manipula la Información; y se practica la vigilancia masiva, y la represión política y social. De acuerdo con el comercial de Apple, la nueva computadora personal Macintosh venía a romper la manipulación de la información y la vigilancia masiva, ofreciendo una nueva libertad personal.
Más de treinta años después, estamos en condiciones de evaluar si las computadoras, y Apple en particular, han logrado brindar mayor libertad de información y de acción al individuo. Si bien es cierto que hoy las computadoras ofrecen mayor disponibilidad de información (una avalancha de ella, precisamente), no se percibe una mayor independencia y libertad de pensamiento. Al contrario, la información continúa siendo manipulada, y muchos piensan que las personas se han vuelto esclavas de sus “teléfonos inteligentes” (smartphones), tabletas y otros dispositivos electrónicos. Puedes abordar un bus o un subterráneo en cualquiera de las grandes ciudades del mundo, y ver al 90% de las personas enfrascadas en las pantallas de sus dispositivos, como zombis, muertos vivientes esclavos de la tecnología.
Y es que más acceso a la información no significa, automáticamente, mayor libertad; a decir verdad, la información en sí misma no es la clave de la verdadera libertad. La libertad se encuentra en Cristo, que es el camino, la verdad y la vida. Por eso el apóstol Juan afirmó que solo la verdad personificada en Cristo puede traer libertad absoluta. Por eso, hoy, en lugar de buscar agua en las cisternas vacías de las computadoras y los dispositivos inteligentes, busca la verdadera libertad que hay en Cristo Jesús. Solo esa verdad te hará libre.

Tomado de lecturas devocionales para Jóvenes 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Por: Pablo Ale – Marcos Blanco
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CONOCER LA VERDAD

«Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres». Juan 8: 32

Las escrituras no deben leerse a la luz opaca de la tradición o la especulación humana. Usar la especulación o la imaginación humana para explicar las Escrituras es como tratar de alumbrar el sol con una antorcha. La santa Palabra de Dios no necesita de la débil luz de la antorcha terrenal para que su gloria sea visible. Tiene luz propia: la gloria de Dios revelada; y fuera de ella toda otra luz es opaca y débil.
Para comprender la Palabra hemos de realizar un estudio exhaustivo y diligente. Las percepciones claras de la verdad no serán nunca el resultado de la negligencia. Ninguna bendición terrenal puede obtenerse sin esfuerzo ferviente, paciente y perseverante. Quienes quieran tener éxito en los negocios, deben tener la voluntad de obrar, y la fe para esperar los resultados. Y no podemos esperar obtener un conocimiento espiritual sin un estudio diligente. Aquellos que desean encontrar los tesoros de la verdad deben cavar en busca de ellos como el minero cava para hallar el tesoro escondido en la tierra. Ningún estudio frío e indiferente será provechoso. Tanto jóvenes como adultos han de estudiar, y no solo leer superficialmente, la Palabra de Dios con fervor y consagración, orando e investigando para hallar la verdad como tesoro escondido. Quienes hagan esto serán recompensados, pues Cristo aumentará su inteligencia.
Nuestra salvación depende de nuestro conocimiento de la verdad contenida en las Escrituras. Es la voluntad de Dios que nosotros poseamos dicho conocimiento. Investiguen, sí, investiguen la preciosa Biblia con corazones hambrientos. Exploren la Palabra de Dios como el minero explora la tierra para encontrar las vetas de oro. Nunca abandonen el estudio hasta que les haya dado seguridad de su relación con Dios y de su voluntad con respecto a ustedes. Cristo declara: «Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré» (Juan 14:13-14).
Algunos, muy talentosos y piadosos, alcanzan vislumbres de las realidades eternas, pero a menudo no las comprenden porque lo visible eclipsa la gloria de lo invisible. Quien quiera hallar el tesoro escondido debe buscarlo más arriba de este mundo. Sus emociones y todas sus aptitudes deben dedicarse a la investigación. […]
No hemos de adaptar la Biblia para satisfacer nuestros gustos o justificar nuestros prejuicios. Solo aquellos que buscan humildemente un conocimiento de la verdad para obedecerla podrán comprender la Palabra de Dios.— Palabras de vida del gran Maestro, cap. 8, pp. 82, 83.

Tomado de lecturas devocionales para Adultos 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Por: Elena G. de White
#DeVueltaAlHogar #MeditacionesMatutinas #DevocionMatutinaParaAdultos #vigorespiritual #plenitudespiritual #FliaHernándezQuitian