Lugar: Dakota del Sur, EE,UU.
Palabra de Dios: Génesis 2:3.
En la década de 1920, Gutzon Borglum, un escultor estadounidense, decidió comenzar un enorme proyecto: construiría un monumento a cuatro grandes presidentes de los Estados Unidos: George Washington, Abraham Lincoln, Thomas Jefferson y Teodoro Roosevelt.
Borglum y su equipo se pusieron a trabajar, tallando con cuidado los rostros de los cuatro próceres en las rocas escarpadas del Monte Rushmore, en los Black Hills de Dakota del Sur. Utilizaron taladros y dinamita, para volar pedazos del acantilado de granito. Más de 14 años después, el equipo de trabajo finalmente completó la tarea.
Cada año, miles de personas visitan el Monumento Nacional Mount Rushmore. Es un monumento impresionante. Cada cabeza, labrada en la roca, mide 18 metros desde el mentón hasta la frente y es casi tan alta como un edificio de seis pisos. Ese sería el tamaño de la cabeza de una persona si esta midiera 120 metros de altura. Cuando las personas ven los rostros de los cuatro presidentes tallados en la roca, recuerdan el papel que estos hombres desempeñaron en la historia de los Estados Unidos. Eso es lo que hace un monumento: nos ayuda a recordar.
Una escultura labrada en la piedra es una buena manera de recordar un acontecimiento o una persona especial. Pero Dios decidió crear un tipo distinto de monumento, para recordar la creación del mundo; uno que todos pudieran compartir. Dios hizo el mundo en seis días. Luego, decidió descansar el séptimo día. La Biblia dice: "Dios bendijo el séptimo día, y lo santificó, porque en ese día descansó de toda su obra creadora".
El séptimo día es un tiempo especial que Dios separó. Es un monumento hecho de tiempo, y Dios te invita a pasar ese día especial con él, cada semana.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson