lunes, 9 de enero de 2012

¡TENGO HAMBRE!

«Por aquel entonces hubo una gran escasez de alimentos en toda aquella región, y Abram se fue a vivir a Egipto durante algún tiempo, pues no había nada de comer en el lugar donde vivía» (Génesis 12:10).

En este texto de Génesis 12:10 encontramos a Abraham camino de Egipto. Él se dirigía a ese lugar porque había gran hambruna en su país. Una hambruna ocurre cuando no hay suficiente comida para alimentar a todas las personas que viven en un lugar A veces se debe a que no llueve y los cultivos no crecen. Esta hambruna era tan fuerte que Abraham tuvo que irse a vivir a otro país durante un tiempo.
¿Alguna vez has sentido tanta hambre que has tenido que irte a otro país para encontrar comida? La mayoría de nosotros no hemos experimentado eso. Los que experimentan una hambruna se desesperan por no tener nada para comer ¡Harían cualquier cosa por conseguir alimentos!
Sacar a Dios de nuestras vidas también puede producir una hambruna. No una hambruna de comida, pero sí una hambruna de la dirección divina. Él es quien nos ayuda a tomar decisiones correctas cada día. Solo él sabe el fin desde el principio y puede ayudarnos a recorrer el camino que lleva a la vida eterna. No tengas una «hambruna espiritual». Él está aquí en este lugar Habla con él y deja que te llene de sabiduría.

Tomado de Devocionales para menores
Explorando con Jesús
Por Jim Feldbush

UNA MUJER COMPLETA

«Engañosa es la gracia y vana la hermosura, pero la mujer que teme a Jehová, esa será alabada» (Proverbios 31; 30).

El culto a la belleza que impera en nuestros días hace que muchas mujeres se preocupen excesivamente por mantenerse tan jóvenes y bellas como sea posible recurriendo a cirugías y tratamientos que en muchos casos son innecesarios. Sin embargo, generalmente se descuida la belleza interior. Helen Andelin afirma en su libro El arte de ser una mujer encantadora:
«Cuando un hombre mira a una mujer, lo primero en lo que se fija es en sus atributos físicos. Es un rasgo natural de su sexo. Mirará su rostro y su cuerpo, pero no necesariamente en este orden. Luego, si ella posee esas maravillosas cualidades internas que proceden de Dios, él verá el brillante reflejo de Dios. El aspecto físico y las virtudes interiores se combinarán y surgirá ante sus ojos una mujer completa».
Según nos dice el sabio Salomón en Proverbios 31, la mujer tiene un lugar y una función distintivos y únicos. Algunos de los aspectos que contribuyen a que se la considere una mujer hermosa son:
Teme a Dios. «El principio de la sabiduría es el temor de Jehová» (Prov. 1:7). El temor de Jehová penetra en cada aspecto de la vida y la personalidad humana. Sus encantos verdaderos son el resultado de una experiencia práctica y constante con la única fuente de amor y dedicación.
Es sabia. Es espiritual y es inteligente. Define y establece bien su orden de prioridades, concediéndole siempre el primer lugar a Dios. Es consciente de sus privilegios y deberes espirituales, así como de su papel en la sociedad en la que se desenvuelve y en la época que le toca vivir.
Es servicial. Es diligente en el trabajo y siente verdadero placer en ser eficiente. Es hábil para crear y desarrollar actividades y provechosas. Se esfuerza por proveer lo mejor para los suyos y los motiva a ser proactivos. Aunque no espera recompensa, su mayor gozo consiste en servir con esmero.
Amigas, dediquemos tiempo y esfuerzo a conocemos a nosotras mismas, a cultivar nuestras virtudes y a corregir nuestros defectos con la ayuda de Dios. Así llegaremos un día a ser mujeres completas para la gloria y el honor de Dios.

Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Coraduma Escobar de Villarreal es maestra.

LOS CUATRO FANTÁSTICOS – 2. LAS OPORTUNIDADES

Pidan, y Dios les dará; busquen, y encontrarán; llamen a la puerta, y se les abrirá. Mateo 7:7.

En su libro The Song of the Bird (El canto del ave), Anthony de Mello cuenta que un pececito soñaba con conocer el océano. Cierto día, mientras nadaba alegremente, se encontró con un viejo pez. «Esta es mi oportunidad —pensó el pececito— para preguntar por el gran océano».
—Perdón, señor pez, usted que tiene mucha experiencia, ¿podría por favor decirme dónde está el océano?
—El océano, amiguito —respondió el gran pez— es exactamente el lugar donde estás nadando ahora.
—¡Pero esto es pura agua! —respondió con cierto desprecio el pececito—. Lo que yo estoy buscando es el océano.
Decepcionado, el pececito siguió nadando y nadando en busca del «gran océano».
Esta simpática fábula ilustra muy bien la actitud de muchos jóvenes de hoy: están buscando o esperando la gran oportunidad de sus vidas. «Algún día seré famoso», piensa uno. «Algún día cumpliré mis sueños», dice otro. «Si tuviera suficiente dinero, podría alcanzar el éxito», opina un tercero. A cada uno de estos soñadores me permito preguntarle: ¿Qué estás haciendo ahora mismo para lograr tus sueños?
Apreciado joven, estimada señorita, abre bien los ojos. Las oportunidades están a tu alrededor. No tienes que haber nacido en Europa o en los Estados Unidos para superarte en la vida. Tampoco tienes que haber nacido en un hogar de ricos. Ni necesitas un cociente intelectual extraordinario. ¿Qué mensaje te da nuestro texto para el día de hoy? Tienes que pedir, y Dios te dará; tienes que buscar, y encontrarás.
En otras palabras, une tu fuerza de voluntad y lo mejor de tus talentos al poder de Dios, y nada podrá detener tu desarrollo en la vida. Así nos lo recuerda la siguiente cita del libro Mensajes para los jóvenes, de Elena G. de White: «Apliquen los jóvenes toda facultad de su ser a la tarea del día, aprovechen toda preciosa oportunidad, aprecien las ayudas que Dios les da y avancen paso a paso por la escalera del progreso» (p. 33).
Hoy mismo, muy cerca de ti, hay oportunidades. Muy cerca de ti hay un buen libro que puedes leer, un proyecto que puedes emprender, una nueva amistad que puedes cultivar. Incluso muy cerca de ti podría estar la persona idónea para formar tu futuro hogar. Abre bien ¡ Ya estás en el gran océano!
Con tu poder, Señor, me propongo aprovechar hoy las oportunidades que están a mi alrededor.

Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala

UNA EXPERIENCIA COTIDIANA

«Deje el impío su camino y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, al Dios nuestro, el cuál será amplio en perdonar» (Isaías 55:7)

Cierta vez me invitaron para que hablara en una de las prisiones estatales de Florida. Cada semana la administración penitenciaria permite que nuestra iglesia lleve a cabo reuniones con los presos que opten por asistir.
Después de un corto sermón, uno de los presos habló conmigo con relación a su vida espiritual. Sonriente, me dijo: «He sido salvado veintitrés veces».
Me pregunto, si una persona que se ha arrepentido de verdad de sus pecados recae una y otra vez en los pecados de los que se ha arrepentido. Si mantiene su espíritu de arrepentimiento día tras día, la respuesta es: «No». No recae. Pero sí nos arrepentimos unos días sí y otros no, la respuesta es: «Sí».
Es posible que quien se ha arrepentido de sus pecados, en ocasiones pueda verse sorprendido por la tentación y, vencido por ella, vuelva a caer en los mismos pecados de los que se había arrepentido. Aun así, se levantará y se arrepentirá de lo que ha hecho.
El arrepentimiento verdadero hará que amemos lo que solíamos odiar y odiemos lo que solíamos amar. Hay quienes han dejado de cometer ciertos pecados porque tienen miedo de sus consecuencias. Pero esto no es arrepentimiento genuino. Es como el caso del niño al que su madre le ordena que se siente y el niño, que no quiere obedecer, le dice que sí, que se sentará, pero, de pensamiento, permanece de pie.
El arrepentimiento genuino, además de impedirnos hacer las cosas que no debemos, nos empujará a encaminar nuestros pasos hacia el objetivo de una vida cristiana victoriosa. Me gustan las palabras del Señor en Isaías 1:16: «Lavaos y limpiaos, quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos, dejad de hacer lo malo». El verdadero arrepentimiento va de adentro hacia afuera. Cuando el corazón cambia la vida también cambia.
Santiago 1:17 dice: «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto». Este texto me dice que el don del arrepentimiento perfecto y procede de nuestro Padre celestial. No se demore y pídalo. (Basado en Mateo 4:19)

Tomado de Meditaciones Matutinas
Tras sus huellas, El evangelio según Jesucristo
Por Richard O´Ffill