Lugar: Maryland, EE.UU.
Palabra de Dios: Filipenses 1:3-6
Mi amigo Christian vive a muchos kilómetros de distancia. No nos hemos visto en un par de años, pero nos mantenemos en contacto.
Hace algunas semanas, mientras estaba conectada a Internet, Chris y yo comenzamos a chatear usando MSN Messenger.
Nuestra conversación comenzó con el típico: “¿Cómo estás?” y “¿Qué estás haciendo?” Compartimos nuestras experiencias, y nos dimos consejos.
“Tengo una idea”, escribió Chris. “¿Quieres hacer algo diferente?”
Yo escribí mi respuesta. “Seguro. ¿Qué tienes en mente?”
“Oremos juntos por chat”.
Esa era una idea nueva para mí. ¿Cómo podíamos orar juntos “on line”? Chris empezó. Leí lo que él decía, línea por línea. “Querido Padre que estás en el cielo (enter), gracias por Helen (enter)…”
Cuando terminó, le pregunté si yo podía hacer también una breve oración. Esta era una experiencia nueva para mí, pero me alegré porque hubiéramos orado el uno por el otro. Aunque vivíamos en lugares diferentes, podíamos usar Internet para orar.
Ya sea que vivan cerca o lejos, es una buena idea orar por tus amigos.
Cuando el apóstol Pablo escribió a los filipenses, mencionó que estaba orando por ellos. “Doy gradas a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones por todos ustedes, siempre oro con alegría, porque han participado en el evangelio desde el primer día hasta ahora. Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús”.
Recuerda, tus amigos necesitan de la oración.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson