domingo, 28 de agosto de 2011

EL VALOR DE LA NATURALEZA

Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los fajos de hijos de Dios. (Romanos 8:19)

Mientras la creación gime y aguarda un cambio para bien, tal vez te preguntes qué lugar ocupamos tú y yo, mujeres atareadísimas, en este escenario. ¿Hasta qué punto tiene que ver con nosotros el ecologismo?
Siempre he admirado a esas personas que dedican sus vidas a defender la naturaleza. Ese fue uno de los encargos que Dios nos dio al principio, pero no hemos sido fieles en cuanto al cuidado del medio ambiente. Cada vez la tierra produce menos, y más animales se encuentran en peligro de extinción, pero la especie humana continúa segando vidas sin compasión. ¿Qué podemos hacer en cuanto a este tema?
Tal vez pienses que no te interesa dedicar tiempo a leer sobre esto, pues llevas una rutina demasiado apretada: te levantas temprano, atiendes a los niños, les proporcionas los alimentos físicos y espirituales antes de que vayan a la escuela, al final del día vuelves a casa y te dejas absorber por un mar interminable de tareas, prácticamente no te queda tiempo ni para ti misma, ¿cómo, pues, vas a pararte a pensar en la naturaleza?
Si eres madre, quiero compartir contigo una idea que te anidará a situarte en el mismo centro de este escenario. En el libro La Conducción del niño leemos: «El desarrollo gradual de la planta a partir de la semilla es una lección objetiva para la educación del niño. Primero hierba, luego espiga, luego grano lleno en la espiga (Mar. 4: 28). El que dio esta parábola, creó la semilla, le dio sus propiedades vitales, y dictó las leyes que rigen su crecimiento» (p. 28).
¿Has captado la idea? Quizás no puedas cuidar de la naturaleza de manera activa por las limitaciones de tiempo que te impone tu rutina diana, pero sí puedes ser la madre de hijos que sepan cuidar y amar al Dios de la naturaleza. No te aísles del mundo en que vives y comparte esta misión especial que Dios te ha dado. Amar la naturaleza es también amar al Dios que la creó.

Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera

TIEMPO VALIOSO

Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido La buena parte, la cual no le será quitada. Lucas 10:42.

Si bien a lo largo de este mes hemos dedicado varios días a meditar sobre el buen uso del dinero, el tiempo es otro de los grandes dones que el Señor otorga a sus hijos, y que también requiere la sabiduría celestial para administrarlo correctamente.
Como con el dinero, el enemigo intentará corromper este don y procurará que toda persona malgaste su tiempo en cosas superficiales, que no le beneficien en ningún aspecto permanente de su vida. A veces, incluso nos coloca grandes tareas y realizaciones por delante, para que estas ocupen el tiempo que le corresponde solo a Dios.
El caso de María y Marta ilustra correctamente el segundo aspecto. Ese día se levantaron temprano y procuraron dejar toda la casa limpia y en orden porque esperaban visitas. Que el gran Maestro fuera a visitarlas y a comer en su hogar realmente era un honor, así que todo tenía que estar a punto para cuando él llegara.
Luego de un cordial saludo, Jesús se sentó en una silla porque venía cansado de un largo camino. Marta, como no había terminado sus tareas domésticas, continuó a toda prisa, procurando dejar la casa ordenada hasta el último detalle. María, claramente fascinada, se sentó a los pies de Jesús y escuchó cada palabra que decía. El Maestro de Galilea volcó sobre María grandes bendiciones espirituales, mientras Marta continuaba con sus quehaceres. En determinado momento, viendo la actitud cómoda que había asumido su hermana, Marta le reprochó al Invitado: "Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude". Jesús miró con cariño a la hermana trabajadora y le respondió: "Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada" (Lucas 10:40-42).
La tarea que Marta estaba haciendo era importante, pero mucho más importante era pasar tiempo a solas con Jesús. María tenía la escala de valores correcta: Jesús en primer lugar.
El enemigo pondrá en tu camino mucho estudio, trabajos prácticos, largas investigaciones y monografías, trabajo para ganar dinero y un sinfín de tareas y ocupaciones para que le restes tiempo a Jesús. Pero el gran ejemplo de María debe motivarte a darle el primer lugar a tu Salvador. Si así lo haces, tendrás la aprobación del mismo Maestro, que dirá: "Has escogido la buena parte, la cual no te será quitada".

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

PRIMERO LO DE ADENTRO

¡Fariseo ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de fuera sea limpio. Mateo 23:26.

Lo primero que el escritor necesita, al redactar cualquier artículo, es asir el pensamiento central: este es el fundamento, la espina dorsal que sostendrá las palabras; todo lo demás es complemento. Por más bellas que sean las expresiones, si no existe nada por dentro, es solo una colección de palabras vacías.
La vida cristiana es muy parecida. Pero, el ser humano siempre tuvo dificultad para entender esto. Su preocupación es la apariencia, lo que se puede ver; tal vez, por su incapacidad de discernir lo que existe en el corazón de las personas.
El pueblo de Dios, en los tiempos de Cristo, vivía este drama. Una exagerada preocupación con "parecer" bueno; énfasis en la apariencia. Creía que, cuanto más extensa fuese la cantidad de prohibiciones, más santa sería la vida religiosa. Tal vez, sus intenciones fuesen buenas; quién sabe, fuese sincero. Es lamentable que la sinceridad nunca fue un sinónimo de estar en el camino correcto. El tiempo se encargó de demostrar cómo esa manera de ver las cosas solo conducía a la desesperación, al desencanto y a la frustración espiritual, por no alcanzar lo que se había propuesto.
El Señor Jesucristo lo confrontó con la realidad del Espíritu: "Limpia primero lo de dentro". ¡Qué mensaje! Lo de afuera es consecuencia, resultado, fruto o como lo quieras llamar; lo esencial, lo básico, lo indispensable, lo que realmente vale es lo que hay dentro. Jesús había venido al mundo exactamente con el objetivo de realizar esa obra que ningún ser humano puede lograr: transformar la naturaleza interior; limpiar la fuente de las intenciones y de los sentimientos; curar de verdad, y no solamente colocar un adhesivo para disfrazar la herida.
¡Autenticidad! Esa es la palabra correcta. Una vida auténtica es una vida fundamentada en Cristo; cualquier experiencia que vivas separado de él es cascara, fachada, apariencia. No esperes caer, agonizante, en el camino de la vida para entender un mensaje tan simple.
Haz de este un día de comunión con Jesús. Vive con él todos los días. No te separes del Maestro en ningún momento, y verás que los frutos maravillosos de la vida cristiana aparecerán en tu vida, como un resultado natural de vivir al lado de Jesús.

Tomado de meditaciones matinales para adultos
Plenitud en Cristo
Por Alejandro Bullón