Lugar: Tennessee, EE.UU.
Palabra de Dios: 1 Juan 3:18
— ¿Qué piensas acerca de arrojar los desperdicios en cualquier parte? —preguntaba yo—. ¿Lo harías?
La respuesta que recibía era siempre la misma: «No, por supuesto que no. Nunca tiraría la basura en cualquier lado. Me parece que esta mar. La mayoría de la gente hasta me dijo que levantaría la basura y la tiraría en un tacho.
Sus respuestas me dejaron perpleja. Después de hacer la misma pregunta a unas cien personas y de obtener la misma respuesta, comencé a preguntarme por qué entonces encontramos tanta basura tirada por ahí. Decidí hacer una pequeña observación, y ver a las personas en acción.
Después de hacer un bollo con un papel de color brillante, lo arroje al suelo, cerca de la entrada a un edificio. Había un tacho de basura al lado del papel, así que cualquiera podría levantar el papel y tirarlo en el tacho.
Luego, me senté durante casi una hora, mientras la gente entraba y salía del edificio. Pasaban al lado del pedazo de papel, pero nadie se detuvo a recogerlo. En cierto momento, puse una moneda de un centavo al lado del papel. Alguien se agachó a recoger la moneda, pero dejó el papel en el mismo lugar. Justo cuando estaba ya por irme, alguien finalmente se detuvo y tiró el papel al tacho: solo una persona, entre toda esa gente.
¿Has escuchado decir que las acciones hablan más fuerte que las palabras? Por eso se nos recomienda que hagamos lo que predicamos y que prediquemos lo que hacemos. La Biblia dice: «Queridos hijos, no amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad». No es suficiente hablar de hacer lo correcto; en lugar de ello, la forma en que vivimos reflejará lo que creemos.
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson