Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad». Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo (2 Corintios 12: 8, 9).
Muchos problemas y dificultades cotidianas llegan a agobiarnos de una manera desesperante. ¿Cómo superar esas situaciones adversas que parecen desafiarnos cada mañana? Dios tiene un gran propósito para cada una de nosotras. El ejemplo de la ostra y la perla nos ilustra sabiamente lo que sucede: «Una ostra que no ha sido herida, no puede producir perlas». Las perlas son producto del dolor, resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable en el interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena. En realidad, las perlas son «heridas curadas». En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia llamada nácar, cuando penetra en la ostra un grano de arena, las células de nácar comienzan a trabajar y lo cubren con muchas capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra, como resultado se va formando una hermosa perla. Una ostra que no fue herida de algún modo, no puede producir perlas, porque la perla es una herida cicatrizada. Tal vez en tu vida has sentido desfallecer o lastimada por las palabras hirientes de alguien, o posiblemente has sido acusada injustamente de alguna situación; quizás tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas; o has sido objeto de la indiferencia, te despidieron de tu trabajo o cualquier situación difícil que se te haya presentado. En esos momentos difíciles e indeseables, queridas hermanas, hay que producir una perla. Recordemos que somos de gran precio para Jesús y él permite diferentes situaciones difíciles en nuestra vida para formar su propio esplendor y su propia belleza. Dejemos que el Señor complete la obra en cada una de nosotras y que nos baste su gracia porque su poder se perfecciona en nuestra debilidad.
Muchos problemas y dificultades cotidianas llegan a agobiarnos de una manera desesperante. ¿Cómo superar esas situaciones adversas que parecen desafiarnos cada mañana? Dios tiene un gran propósito para cada una de nosotras. El ejemplo de la ostra y la perla nos ilustra sabiamente lo que sucede: «Una ostra que no ha sido herida, no puede producir perlas». Las perlas son producto del dolor, resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable en el interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena. En realidad, las perlas son «heridas curadas». En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia llamada nácar, cuando penetra en la ostra un grano de arena, las células de nácar comienzan a trabajar y lo cubren con muchas capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra, como resultado se va formando una hermosa perla. Una ostra que no fue herida de algún modo, no puede producir perlas, porque la perla es una herida cicatrizada. Tal vez en tu vida has sentido desfallecer o lastimada por las palabras hirientes de alguien, o posiblemente has sido acusada injustamente de alguna situación; quizás tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas; o has sido objeto de la indiferencia, te despidieron de tu trabajo o cualquier situación difícil que se te haya presentado. En esos momentos difíciles e indeseables, queridas hermanas, hay que producir una perla. Recordemos que somos de gran precio para Jesús y él permite diferentes situaciones difíciles en nuestra vida para formar su propio esplendor y su propia belleza. Dejemos que el Señor complete la obra en cada una de nosotras y que nos baste su gracia porque su poder se perfecciona en nuestra debilidad.
Araceli Martínez Coronado
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.