El rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre.» (Daniel 6:16).
No había aparentemente motivos para que Daniel pasara por semejante prueba, pero Dios permitió que la liberación llegase solo en el momento en que ya no había nada que humanamente se pudiera hacer. La fe de este hombre salió vencedora, y el rey exaltó al Dios de Daniel por haber liberado a su siervo fiel.
En ocasiones nos vemos reflejadas en la experiencia de Daniel, pues también luchamos por mantenernos al lado de Jesús, pero no es tarea fácil y a veces nos parece que vamos a desmayar. ¿Has pensado qué hubiera sido de nosotras si no contáramos con el registro de las experiencias de esos grandes héroes de la fe?
Me gusta imaginarme cómo responderían algunos personajes bíblicos a las situaciones que se nos presentan actualmente, porque eso me ayuda a comprender mejor el poder de la fe. A veces es difícil asirse de la mano de Dios mientras dura la prueba porque no podemos ver el fin.
Rut había salido de un mundo de idolatría para adorar y servir al Dios verdadero. Es fácil admirar la fe de esta mujer cuando conocemos el fin de su historia, pero muchas veces tú y yo no podemos comprender los caminos por los que Dios nos hace transitar. Ester, otro valuarte de la fe, entró a la sala real sin conocer su destino. Ana derramó su corazón en el templo sin sentir que su vientre daría vida. Mana ungió los pies de Jesús sin saber que su historia traspasaría las puertas del tiempo por orden del mismo Maestro.
Tú y yo desconocemos el fin del camino por el que transitamos. No podemos ver si Dios nos librará milagrosamente de una enfermedad, o nos proporcionará otro trabajo en lugar del que perdimos por ser fieles a él. Tampoco podemos ver si nuestros hijos serán salvos aunque nuestras rodillas estén marcadas de tanta oración a favor de ellos. Pero aquellas personas no necesitaron ver el final para obrar en su presente.
Dios quiere que desarrollemos una fe viva como la que tuvieron aquellos hombres y mujeres que pasaron pruebas tan duras, porque espera hacer grandes maravillas en ti.
Tomado de meditaciones matutinas para mujeres
De la Mano del Señor
Por Ruth Herrera